Claudio Epelman, director del Congreso Judío Latinoamericano, dialogó en exclusiva con VIS A VIS luego del encuentro que mantuvo la delegación judía argentina con el Papa Francisco en el Vaticano. «Se generó una profunda emoción y un gran cambio de sensaciones y emociones», reconoció.
– ¿Cuál fue la sensación de poder reunirse la comunidad judía argentina en su conjunto con el Papa?
Desde la perspectiva institucional este es un nuevo paso del Papa Francisco en su acercamiento y relación con los judíos, el haber recibido en su casa a una delegación de representantes de la comunidad judía argentina, y no solamente eso, sino que proporcionó una reunión distendida y luego un almuerzo, en el que tuvo el profundízimo gesto que sea almuerzo kosher para compartir con nosotros, sus huéspedes judíos. Este es un concepto que viene marcando el Papa de su confraternidad.
– ¿Cuáles fueron los principales tópicos que se trataron?
El abordaje de los temas fue básicamente la relación de judíos y católicos, y cómo podemos trabajar y aunar más esfuerzos, y cosechar todo lo que se está sembrando en este trabajo conjunto. Por supuesto, el tener una reunión de dos horas y media nos permitió charlar sobre diversos temas, como la perspectiva de él y los diferentes conceptos de conflictos que hay en el mundo, y también abordamos algunos temas sobre la coyuntura argentina, la realidad de la comunidad, cómo se continúa trabajando a partir de su nombramiento con la Iglesia Católica en las distintas ciudades, no solo en la Ciudad de Buenos Aires, sino también en el Interior del país, ya que hubo referentes presentes y pudieron intercambiar algunas ideas y experiencias de lo que se viene haciendo en conjunto.
– ¿Qué significa esta reunión para la dirigencia comunitaria y la colectividad judía argentina en su conjunto?
Un encuentro de esta naturaleza, donde el Papa dispone del tiempo que lo hizo, ofreciéndonos un almuerzo kosher, es un altísimo privilegio para cualquier ciudadano de la comunidad judía argentina, una verdadera muestra de confraternidad que expresó a lo largo de las dos horas y media con cada uno de los que integramos la delegación. Creo que es el mensaje que él pretende transmitir a través de sus dichos y sus acciones. Esto nos conmovió profundamente a cada uno de nosotros, nos permitió revivir experiencias que habíamos compartido con él en su tiempo de Arzobispo de Buenos Aires.
– A nivel personal, ¿cuál fue tu sensación de haber formado parte de este encuentro?
Fue algo muy emotivo, acceder caminando unos 300 metros hasta el primer portón con la guardia suiza vestidos con sus ropas tradicionales, e ingresar al corazón del Vaticano, a la residencia del Papa, y poder compartir con él, generó una profunda emoción y un gran cambio de sensaciones y emociones, y reencontrar esa fraternidad y amistad que compartimos en muchísimas oportunidades.