Recordemos que en la presentación oficial de los corredores en Jaffa, al sur de Tel Aviv, recibieron el título de “embajadores” del Centro Simón Peres por la Paz.
Todo cambió con los últimos movimientos políticos por parte de Estados Unidos. Donald Trump decidió reconocer a Jerusalén como única capital israelí y la noticia ha causado un gran revuelo internacional como por ejemplo a Orken. El ciclista musulmán comenzó a recibir presiones por parte de su entorno, tantas que él mismo pidió al equipo romper su relación contractual para no correr con ellos. “Mi familia en Konya, y especialmente mi madre y mi hermano, se han encontrado en una situación desesperada“, apuntó el ciclista.
El director del ACI, Ran Margaliot, intentó retener al corredor a toda costa. Sus llamadas telefónicas a Turquía se sucedieron. Viajó hasta Konya —un feudo islamista— para intentar convencerle de que siguiera en el equipo, de que se tomara un tiempo de reflexión.
Por su parte, el equipo declaró su “tristeza” por su marcha y le “dejó las puertas abiertas” para cuando quisiese regresar.
Israel y Turquía habían normalizado sus relaciones dos años antes, tras la ruptura que supuso en 2010 el asalto al buque Mavi Marmara por fuerzas israelíes, en el que murieron 10 activistas turcos que se dirigían a Gaza. A Orken se le permitiría correr con el maillot rojo de campeón de su país y su bandera en la ACI, que aspira a participar en el Giro de 2018.
El Giro de Italia arrancara en Jerusalén con una contrarreloj en mayo, coincidiendo con el 70º aniversario de la fundación del Estado judío, y se disputan las dos siguientes etapas en su territorio.
La Academia se ha reforzado con veteranos como el español Rubén Plaza para intentar garantizarse una plaza entre los equipos seleccionados.
Información As, el Pais, Diariojudio y agencias