Débora Labban, una argentina que reside en el kibutz Nirim (Israel), a tres kilómetros y medio de la Franja de Gaza, dialogó con Vis á Vis por Radio El Mundo – AM 1070 sobre la escalada de violencia por parte del grupo terrorista Hamás, explicó cómo se vive en esa zona y abogó por una solución pacífica al conflicto.
“La zona está en conflicto desde hace unos 15 años cuando Israel dejó la Franja de Gaza. En realidad viene desde antes, pero se fue intensificando a partir de ese episodio. Con recreos de silencio o más tranquilos tuvimos episodios repetidos, más largos y más cortos. Desde bombardeos hasta todo tipo de ataques. Ellos tienen más imaginación de la que nosotros creemos. El otro día nos atacaron durante un día y medio con más de 400 misiles. Tiraron en todos los alrededores, hasta en Ashkelon, que es la ciudad que está al norte de la Franja de Gaza”, explicó Labban.
Sobre lo que sucedió en los últimos días, explicó: «Tanto los ciudadanos de la Franja de Gaza como los ciudadanos de Israel vivimos la misma realidad. Llámalo ‘Israel cuida a tus ciudadanos’ o ‘Hamas ataca a Israel’ o como lo quieras definir. Los ciudadanos de ambos pueblos sufrimos una realidad que no es la realidad que nos gustaría vivir. Desgraciadamente el mundo político está más allá de lo que los ciudadanos podemos querer o soñar y las soluciones están más allá de los que nosotros anhelamos. ¿A qué me refiero con que tienen imaginación? Con que, por ejemplo, cavan túneles o soldados buzos que aparecen en la playa al norte de la Franja de Gaza. Tiran globos y barriletes incendiarios en la Frontera».
«Todos queremos vivir en paz tanto los ciudadanos de la Franja de Gaza como nosotros. Hay que sentarse, charlar y solucionar los problemas», reflexionó.
¿Qué es lo que sienten ustedes cada vez que se declara un “Alto el Fuego»?
“Es una mezcla de cosas. El alivio está en que podes salir afuera, respirar y seguir con las cuestiones diarias y con tu rutina. Es una rutina que no es muy real porque si a la semana o a las dos semanas o al mes vuelve a pasar lo mismo, es una rutina que no es una rutina. Los ciudadanos que viven al norte en Tel Aviv, por ejemplo, se levantan a la mañana, van a trabajar, vuelven y se van a dormir sin pensar que de noche pueden haber una alarma. Tampoco durante el día les pasa que los hijos van a la escuela y tienen miedo de qué puede pasar de camino a casa”.
¿Existen canales de protesta cuando no están de acuerdo con las decisiones que se toman?
«Si hay algo que tiene de bueno Israel, que es un país chico pero hermosísimo, es la posibilidad de decir lo que uno piensa y salir a protestar a la calle como pasó ayer de noche que se formó un grupo espontáneo y protestó por la decisión del ‘cese al fuego’. La protesta no fue porque dejaron de atacar sino que tampoco es que hay una solución final porque se dejó de atacar. Ahora se decidió esto, pero seguimos sin una solución para que dentro de una semana no vuelva a pasar lo mismo”.
Con respecto a su día a día, Labban contó: «Yo no trabajo en el kibutz sino fuera de él, ya que dirijo una empresa que se encarga de exportar productos agrícolas que tienen que ver con las normas de calidad. Esto quiere decir que si ustedes van al supermercado y compran naranjas o pomelos, yo soy la encargada de verificar que se trabaje con las normas internacionales que nos exigen. Si van a los supermercados pueden encontrar los productos con los trabajo. No trabajo en Nirim. Con lo que pasó en los últimos dos días, yo no volví a casa a dormir porque sino no iba a poder ir a trabajar. Así nos manejamos en estas situaciones. Los chicos no fueron a estudiar ni los padres tampoco pudieron ir a trabajar porque tenían que quedarse con sus hijos. Todo cambia durante uno o dos días. Después al otro día de repente todo vuelve a la normalidad, aunque en realidad nada vuelve a la normalidad porque la gente todavía no tiene la seguridad de que no vuelva a pasar».
Sobre la renuncia de Avigdor Lieberman, Ministro de Defensa israelí, dijo que “no creo que haya un ciudadano en Israel o en la Franja de Gaza que quiera seguir con una situación bélica. La idea es llegar a una solución. No creo que un ciudadano que quiera ir a protestar a la calle como pasó ayer quiera mandar a su hijo a pelear en la Franja de Gaza. Ni siquiera creo que una madre en la Franja de Gaza quiera que su hijo siga tirando piedras, globos o lo que sea. Lo que nosotros queremos es una solución. Para tomar una solución necesitamos que haya dirigentes lo suficientemente fuertes para tomarlas y que tengan como objetivos las paz y tranquilidad. Decisiones que pueden llegar a cambios políticos también. No quiero meterme en cuestiones políticas. No queremos tomar soluciones bélicas, el ciudadano no quiere seguir peleando, el ciudadano no quiere la guerra. Nosotros queremos soluciones. La solución puede ser también sentarse, discutir y ver que quizás hay que tomar decisiones difíciles».
¿Se puede negociar con Hamás?
“Considero que uno para poder conseguir soluciones debe sentarse a charlar con sus enemigos. Hay dirigentes que lo dijeron. Lo dijo (Shimon) Peres. En el caso de (Yitzhak) Rabin lo tuvo que pagar con su vida. Para llegar a soluciones con el enemigo hay que sentarse y hablar. Hay que sentarse a dialogar y así enseñamos los padres a nuestros hijos».
Con respecto al rol de los políticos, aseguró: «Yo no digo que están lejos de los ciudadanos sino que los políticos tienen que encontrar la manera de poder llegar a una solución. Yo pienso que llegar a una solución es sentarse a dialogar con aquel que no me quiere. Como hay diferentes maneras de pensar entre los ciudadanos hay también entre los políticos. Por eso Lieberman renunció. Yo creo que pensaba diferente al Primer Ministro de Israel (Biniamin Netanyahu) y renunció porque no pudo conseguir lo que quería. Todos queremos llegar a soluciones. La manera de llegar al objetivo marcan las diferencias.»
“Uno está cerca de los refugios porque quiere cuidarse, quiere seguir viviendo. Es lo que uno hace cuando se siente en peligro. Nosotros cuando estamos en peligro queremos cuidarnos y cuidar de nuestra familia. Cuando termina el peligro seguimos adelante”, finalizó.