Una historia que merece ser conocida: Havka Folman Raban 1924-2014

Havka Folman Raban era una joven cuando la ocupación nazi llegó a su estado natal, Polonia. Cuando el mundo a su alrededor se volvió un infierno, Havka, la de los rizos dorados y la mirada  leonina, eligió no rendirse y comenzar a activar en la resistencia. “Tenía 17 años y estaba tan sola, allí, y afuera tenía tanto miedo. Tenía la impresión que me observaban, pero lo hice porque sentí que debía hacerlo”, contaba Havka.

Al principio, lo hizo de forma educativa, en el movimiento Dror de la resistencia y, con el aumento de los casos de horror, pasó a la operación activa. Se convirtió en contacto de la organización judía combatiente Allí, se trasladaba entre los guetos, con identidad falsa, intentando advertir a sus hermanos judíos sobre la tragedia a punto de comenzar “Queríamos llegar a otros guetos, pasarles información”, agregaba. “Los judíos estaban encerrados, no sabían lo que estaba sucediendo. Era tan leal a mis compañeros, al movimiento y a la rebelión, que aún sin haber estallado, todo era rebelión”.

La lucha de Havka a través de la resistencia, llegó a su punto máximo al tomar parte en la acción en la que murieron 9 alemanes. Entonces, fue detenida, interrogada durante largos meses y el devenir de la Shoa lo atravesó en campos de exterminio. Si bien se salvó, la mayoría de sus compañeros no lograron sobrevivir hasta el fin de la guerra. Junto a los pocos que sobrevivieron, eligió emigrar a Palestina con el propósito de recrear un establecimiento judío, en esta oportunidad en el kibutz Yagur. “Después de la guerra, de la resistencia polaca,  quedamos muy pocos. Era importante llegar a Israel, mantener viva la memoria de los que trataron de llegar –sin levantar ningún monumento ni escultura- sino en un nuevo establecimiento”, decía Havka.

En el país no dejó Havka su accionar. En Yagur se unió  a un nuevo núcleo, siendo una de las fundadoras del Kibutz Lojamei Haguetahot, donde logró formar una nueva familia. Sus muchos años en Israel los dedicó a la memoria de la Shoa, en un incalculable número de conferencias, viajes juveniles a Polonia y orientación en el Museo de los Combatientes de la Shoá, tan cercano a su corazón.

Ayer, la larga expedición de Havka llegó a su término. Contaba con 89 años al momento de su desaparición, pero el mensaje que intentó transmitir a la joven generación permanecerá por muchos años más. “Nos propusimos perpetuar la memoria de nuestros compañeros que cayeron, fueron asesinados  y sucumbieron”.

Por Galei Tzahal (CCIU)

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