Marcelo Lapajufker, ex combatiente de Malvinas, quien volverá a las Islas el próximo domingo 14 de junio, dialogó en exclusiva con la CADENA JUDÍA DE INFORMACIÓN VIS A VIS sobre sus sensaciones de retornar a ese lugar en el que tuvo que luchar con tan sólo 18 años de edad.
– ¿Qué significa para vos poder volver a Malvinas?
Para mí volver a Malvinas significa cumplir la promesa hecha el 21 de junio de 1982 cuando regrese al continente. Ese día, hambreado y enfermo, juré volver a verlas pero en una fecha particular: debía estar allí un 14 de junio día de la rendición y para los falklanders día de la liberación.
– ¿Cuál es la importancia de poder retornar a ese lugar?
El próximo domingo 14 de junio visitaré el cementerio argentino en Darwin y luego el británico en San Carlos rindiendo homenaje a todos los caídos en esa guerra absurda y cruel. En Darwin dejare un rosario en cada una de las 237 cruces donde descansan mis hermanos de la guerra. Estos rosarios me fueron entregados por amigos y conocidos conmovidos por la idea de que cada héroe debe tener el suyo y yo los colocaré con el mayor de los respetos. Se que muchos volvimos porque ellos dieron su vida para que así sea. Nos siguen cuidando desde ese lugar maravilloso, tan icónico para todos los argentinos.
– ¿Tuviste la posibilidad de hablar con ex combatientes que ya pudieron volver a esa tierra? ¿cuáles fueron sus sensaciones y qué pensás que te va a pasar a vos?
Entiendo que la vuelta es compleja desde todos los puntos de vista que quieras analizar. Tengo compañeros de trinchera que hicieron este mismo viaje y las reacciones son tan distintas como distintos somos el uno del otro. Pero como veteranos hemos sufrido la guerra todos a la par y eso nos une y nos contiene.
– ¿Vas a tener la posibilidad de poder despedir a muchos compañeros que quedaron allá en las Islas?
Es una obligación volver a verlos y sentir ese viento helado y ese frío que te quema para reconectarme con la causa y sus consecuencias.
– En la presentación de tu libro «Hay dos cartas sin abrir» dijiste que “Una tumba y una trinchera es lo mismo y es muy difícil vivir en una tumba a 15 grados bajo cero y a la intemperie”. ¿Crees que los recuerdos de esos difíciles momentos se van a poner a flor de piel cuando pises Malvinas?
No dejo de pensar ni un solo día lo que me tocó vivir con sólo 18 años, pero aprendí a vivir de golpe, quemando etapas muy rápidamente.
– ¿Este viaje para vos significa cerrar una etapa o mantenerla más viva que nunca?
Este viaje tan particular y tan anhelado no cierra ningún círculo. Al contrario, lo agiganta para permitir que los demás se dejen atrapar por esta parte tan olvidada y banalizada de nuestra reciente historia como país. Soy un privilegiado y agradezco poder transmitir todo lo vivido, así como también dejar el mensaje a futuras generaciones.
conozco a Marcelo Lapajufker,ex alumno de mi madre y ex veterano en Malvinas,excelente persona y amigo.-
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