El primer largometraje de Ricardo Adler, «La Llave Perdida (The Lost Key)», del que además de director es uno de sus principales personajes nos plantea una muy extraña sensación, el enfrentarnos a un documental, por momentos autobiográfico, que se refiere a cómo debería ser la vida sexual de las personas de acuerdo a las enseñanzas ancestrales del judaísmo.
Debemos reconocer que la temática, a partir de la denominada “revolución sexual”, producida en occidente luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial, no es novedosa en la filmografía mundial, pero que sí los es el hecho de que sea un rabino, Manis Friedman, quien aborde el tema, convirtiéndose – de acuerdo a nuestra opinión – en la figura central de “La Llave Perdida”.
Ricardo Adler explicó a los medios de prensa comunitarios, que los 88 minutos de duración de esta película son el resultado de siete años de labor y el resumen 90 horas de filmación, además de aclarar que la misma no está dirigida a los sectores más observantes, comúnmente llamados ultra ortodoxos, del pueblo judío, sino a los judíos tanto no observantes como a quienes están en el proceso de retorno a la observancia de las tradiciones judías y al público general, que busca un camino hacia la espiritualidad.
Teniendo en cuenta que excepto la experiencia efectuada en los Estados Unidos, donde se proyecto durante dos semanas en salas comerciales, «La Llave Perdida (The Lost Key)» ha sido presentada hasta el momento en Festivales de Cine Judío y en instituciones comunitarias judías, mayoritariamente quienes la han visto y posiblemente la verán son judíos no observantes, por lo que consideramos necesario aclarar que posiblemente para muchos de ellos el planteo presentado no concuerda con su enfoque de lo que es la vida judía en general y la práctica sexual en particular.
Efectuamos esta aclaración debido a que en forma permanente se mencionan citas del Talmud y el Zohar, como fundamento de las explicaciones, e interpretaciones de la realidad circundante, que brinda el rabino Friedman, una personalidad plenamente identificada con la Jasidut, un sistema de filosofía religiosa que busca la aproximación integral a la totalidad, del ser humano y su conexión con el cosmos, siguiendo los lineamientos de la Kabalá, la interpretación mística judía de la creación del mundo y la misión de los seres humanos.
Afirmamos que este documental es por momentos autobiográfico no sólo por el hecho de que Adler, en escenas muy bien logradas, explica como a partir del divorcio de su primer mujer comienza una búsqueda que le permita encontrar respuestas a las inquietudes que esa frustración le generó, sino por la participación en el film de su actual esposa, con la que ya tiene cuatro hijos, y la escena del Brit Mila, circuncisión, de uno de ellos, por ejemplo, pero a la vez cumple perfectamente con lo que debe ser un documental mostrando opiniones de otras personas, varias de las cuales no son coincidentes con el mensaje que busca trasmitir Adler, por ejemplo la joven que responde a la pregunta de qué hará si la atracción sexual con su pareja culmina, y sin ningún tipo de problemas responde “me divorcio”; como también de especialistas en sexología, médicos, psicologos y otro dos rabinos: Eitan Weismann y David Perets.
Otro aspecto importante es la agilidad que del montaje que se observa a lo largo de los 88 minutos de duración de «La Llave Perdida (The Lost Key)», una película trilingüe (español, inglés y hebreo, con subtítulos en castellano) que obligan al espectador a prestar permanentemente atención al desarrollo de la misma, pero que a la vez le permiten reflexionar sobre lo que observa en la pantalla.
Si bien es meritorio y destacable que esta película fuera premiada con el Gold Remi Award como Mejor Documental en la 48° entrega del Annual WorldFest International Film Festival realizado en Houston, Texas, en abril pasado, consideramos sumamente importante que haya sido avalada por el gran rabino sefaradí de Israel, Rishón Letzión Yitzjak Yosef; como también que los rabinos Daniel Oppenheimer, de la comunidad Ajdut Israel (Moldes); Tzvi Grünblatt, director general de Jabad Lubavitch Argentina; Ezra Chueque, del movimiento Shorashim; E Isaac Chocron, de la Asociación Israelita Or Mizrah; de nuestra comunidad hayan aceptado participar en los debates posteriores a la proyecciones en el Cinemark Palermo, junto con Flora Groshaus, sexóloga ortodoxa.
Otras de las explicaciones que brindó a los medios de prensa comunitarios Ricardo Adler, es que uno de los objetivos de «La Llave Perdida (The Lost Key)» es educativo, pues trata un tema, el de las relaciones íntimas de un matrimonio según las disposiciones halájicas, legales del judaísmo. Consideramos que este aspecto del film también debe ser tenido muy en cuenta, en especial su mensaje a la necesidad de intimidad y de cómo la misma favorece la relación de la pareja, pues al respecto sabemos que existe cierto desconocimiento especialmente en aquellos judíos no observantes, y por lógica en la sociedad en general ya que no es un tema del que se hable abiertamente y por lo tanto pueden existir conceptos erróneos, no por mala intención sino por desconocimiento.
Filmada en Venezuela y los Estados Unidos, con el guión cinematográfico escrito por Ricardo Adler, Sonia Chocrón y Fernanda Rossi; y la participación de Belén Orsini, Ricardo Korda, Sonia Chocrón, Carolina Aular, Cacho Briceño y José Ernesto Martínez; además de los rabinos ya mencionados y de Vivan Cohen de Adler; consideramos un acierto de Luis Gutman haber incluido «La Llave Perdida (The Lost Key)» en la programación del 13° Festival Internacional de Cine Judío de la Argentina.
Por último felicitamos a su creador y director, Ricardo Adler, por haber encarado esta producción y aconsejamos que se concurra a las proyecciones que todavía no se llevaron a cabo de «La Llave Perdida (The Lost Key)» en Cinemark Caballito o a las que en el futuro se exhiban, tanto para ponderarla como criticarla, pues es un documento sobre un aspecto de la vida judía que no se debe obviar
Lic. Eduardo Alberto Chernizki