El escritor y amigo íntimo del exfiscal Alberto Nisman, Gustavo Perednik, quien estará en el homenaje que se le hará a Nisman en la Knesét y allí presentará su nuevo libro «Morir por la Argentina» de la Editorial La Torre de Babel que se traducirá al castellano para España e Israel, habló con la Cadena Judía de Información Vis á Vis.
Perednik hace una reflexión a dos años de la dudosa muerte del fiscal, y califica al juez federal, Daniel Rafecas como un «cómplice» de la causa, aunque él asegura que su apartamiento «confirma nuestra esperanza en que se hará Justicia».
– ¿Qué reflexión hace a dos años de la muerte de su amigo, Alberto Nisman? ¿Estamos más cerca de encontrar justicia o simplemente es una situación puntual que no se repetirá?
– Cerca, no estamos. Pero el 29 de diciembre pasado se abrió el portón de la esperanza. El tribunal de casación presidido por la jueza Ana María Figueroa dictaminó que debe abrirse la denuncia de Alberto contra el octeto delincuente. Digo “abrir” y no “reabrir” como suele repetirse, porque la investigación de Nisman fue enterrada velozmente por Rafecas, quien impidió que se abriera. El hecho de que finalmente este cómplice haya sido apartado de la causa por “arbitrario”, confirma nuestra esperanza en que se hará justicia.
– ¿A quién se refiere con “octeto delincuente”?
– A los acusados por Alberto de haber vendido la justicia argentina a los ayatolás: Cristina, Timerman, D’Elía, Esteche, Larroque, Khalil, Yrimia y Bogado. Lo que perpetraron es una de las más enormes traiciones a la patria que registre la historia.
– ¿Por qué decidió escribir el libro «Morir por la Argentina? ¿De qué trata?
– Es el necesario complemento de “Matar sin que se note”, que tuvo mucha repercusión e incluso fue publicado en inglés. Éste termina en 2007, cuando invité a Alberto a Israel en su primera visita. Era el momento cúspide de su carrera, y en varias ciudades israelíes dio conferencias y fue recibido con extrema calidez. “Morir por la Argentina” trata de las circunstancias que llevaron al asesinato y de cómo se produjo. En ambos libros, los personajes y eventos son reales, aunque sazonados por reflexiones literarias, filosóficas y psicológicas. En vista de la difusión del primero, sentí que el segundo era una necesidad. Es una satisfacción que acaba de salir, por ahora en una edición para España e Israel.
– ¿Qué significado tiene que la Knesét le haga un homenaje a la figura del fiscal Nisman?
– Para mí es particularmente emocionante porque voy a hablar en el mismo recinto en el que el 19 de diciembre de 2007 acompañé a Alberto para que él expusiera, entre otros, ante Yuli Edelstein, quien nos acompañó ya que había sido compañero mío de estudios y presentó en Brasil mi libro “La judeofobia”.
Fuera de la Argentina, el parlamento israelí es el único que rinde tributo al adalid de la justicia que fue Alberto. Y ello me parece natural, especialmente porque su investigación ilustra sobre los atentados contra la embajada israelí y la AMIA.
– ¿Cómo viven los ciudadanos israelíes el caso de la muerte del fiscal Nisman?
– Me parece que Israel es el segundo país del mundo más consciente de la grandeza de Alberto. Por supuesto que no llega a ser un tema nacional y cotidiano como es en Argentina, pero el caso Nisman es bastante conocido. Los principales medios de Israel lo entrevistaron y elogiaron. Recuerdo que apenas unas horas después del asesinato recibí en el aeropuerto de Madrid la llamada de uno de los más visibles periodistas israelíes, Razi Barkaí, quien de ese modo inició una larga serie de entrevistas en Israel relacionadas con Alberto. El director de The Times of Israel, David Horovitz, me convocó inmediatamente a un reportaje y publicó la primera nota gráfica sobre el magnicidio. Y si es cierto que Nisman dejó una impronta en Israel, diría que la viceversa fue notable. A partir de su viaje aquí la visión global de Alberto se solidificó. Ya no podría pararlo nadie, salvo, claro, una banda de asesinos.
Perednik es un mercenario. Miente en sus libros y aprovecha la muerte de Nisman para ganar dinero. Es lo unico que le importa, NO LA VERDAD DE LO SUCEDIDO.
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