El Instituto de Investigación Biológica de Israel afirmó que los ensayos clínicos comenzarán en noviembre. Para cuando terminen, cientos de voluntarios habrán participado de ellos. En la primera fase participarán tres personas que en un acto de valentía arriesgan su buena salud por el bien común. Ellos son: Boaz Kolodner, Fried Saprov y Zeev Yitzhakzon-Hayosh
Mientras el mundo se apresura por encontrar una vacuna contra el coronavirus, en Israel algunas personas hacen su decidido aporte en el camino de la investigación científica.
Esto incluye ser voluntario para probar la nueva vacuna que está desarrollando el Instituto Israelí de Investigación Biológica en Ness Ziona.
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El centro de investigación expresó que comenzará la fase de ensayos clínicos de su vacuna contra el COVID-19 en noviembre. Se espera que cerca de cien israelíes de entre 18 y 55 años participen de las diferentes etapas. La primera fase incluirá a tres valientes voluntarios y tendrá lugar en el Centro Médico Sheba en Tel HaShomer y en el Centro Médico Hadassah en Jerusalem.
Al igual que con cualquier otro ensayo clínico, los participantes se dividirán en dos grupos: aquellos que reciben la vacuna real y los que reciben un placebo.
“No creo que sea necesario restringir la libertad de las personas para vencer al virus, esta no es la manera correcta. El cambio solo vendrá desde la ciencia y el triunfo del sistema de salud. Mi esposa también es médica y está feliz de que yo participe en el ensayo, no tuvimos dudas”, cuenta Yitzhakzon-Hayosh.
El director de la Unidad de Investigación Clínica e investigador principal del ensayo en el Centro Médico Sheba, Aharon Ben-Ami, contó que el ensayo clínico se llevará a cabo de la manera más segura y eficiente: «El ensayo consiste en suministrar una dosis de la vacuna y luego un año de controles y seguimiento. Para pasar de la primera fase a la segunda, todo tiene que funcionar correctamente”.