Un adolescente israelí-estadounidense sobrevivió a un ataque a su casa por parte de terroristas de Hamas durante la masacre del sábado, en la que sus padres lo protegieron de los disparos pero murieron ellos mismos.
La familia vivía en un kibutz en el sur de Israel, cerca de la frontera con Gaza. Tuvieron menos de un minuto para buscar seguridad después de ser alertados del impactante ataque de Hamás, que comenzó con una andanada de 5.000 cohetes disparados contra pueblos y ciudades de todo Israel mientras más de 1.500 atacantes en tierra traspasaron la valla fronteriza con Gaza y se dirigieron hacia el sur, deambulando asesinamente por comunidades y caminos.
Durante la invasión, mataron a unas 1.300 personas, la gran mayoría de ellas civiles. Además, unas 150 personas, hombres, mujeres y niños, fueron secuestradas por terroristas y llevadas cautivas a Gaza.
Cuando los terroristas invadieron la casa de Mathias, la familia se metió en una pequeña habitación destinada a protegerlos de los ataques con cohetes. A Shlomi Mathias le volaron el brazo tratando de mantener a los combatientes fuera de la habitación, dijeron sus familiares. Mientras los atacantes acribillaban la habitación con disparos, Debbie Mathias, una ciudadana estadounidense, le gritó a su hijo, Rotem, que se agachara. Luego la mataron a tiros; la bala la atravesó y le dio en el estómago.
Rotem Mathias, de 16 años, permaneció debajo de su madre y se hizo el muerto durante unos 30 minutos antes de correr a refugiarse debajo de una cama y finalmente esconderse debajo de una manta en una habitación adyacetente. En dos ocasiones, Rotem Mathias logró eludir a los asesinos (algunos de ellos riéndose) antes de ser rescatado por soldados israelíes.
“Lo último que dijo mi papá es que perdió el brazo. Luego mi mamá murió encima de mí”, dijo Rotem Mathias a ABC News en una entrevista desde el hospital donde estaba siendo tratado por heridas de bala y metralla. Fue puesto en libertad el martes.
“Simplemente dejé de respirar. Lo bajé tanto como pude. No me moví y estaba aterrorizado”, expresó. “No hice ningún ruido. Recé por cualquier dios. Realmente no me importaba qué dios. Sólo recé por un dios para que no me encontraran”.
La terrible experiencia de la familia se desarrolló en un chat grupal el sábado por la mañana temprano, comenzando con la pareja enviando mensajes que habían escuchado voces hablando en árabe, cristales rotos y disparos. Luego guardaron silencio durante 20 minutos antes de que Rotem Mathias escribiera: “Mamá y papá están muertos, lo siento. Llame a ayuda”.
Durante las siguientes 10 horas, familiares, incluido el cuñado de Deborah Mathias, eran Shani, su esposa y sus hijas, apoyaron a Rotem por teléfono. En un momento lograron que un médico se sumara a la llamada para preguntarle sobre su nivel de sangrado y valorar la situación.
Shani dijo que su esposa, psicoterapeuta, intentó calmar a Rotem durante “muchas horas antes de que llegaran los soldados. Estaba sangrando. Se desesperó un par de veces. No sabía si iba a sobrevivir o no”.
Mientras tanto, las otras dos hijas de los Mathias, Shir, de 21 años, y Shakked, de 19, se escondían por separado cerca en sus propias habitaciones seguras en el kibutz. Recibieron un mensaje de su madre de que había atacantes en el kibutz y que no debían abrir la puerta.
“Todo lo que podíamos oír eran disparos, gente gritando, bombas estallando y coches explotando”, dijo Shir Mathias, recordando cómo se escondió durante más de 12 horas antes de que las dos hermanas fueran rescatadas por soldados israelíes.
“Es como si cerraras los ojos y pensaras que estás en una sala de cine. Entonces abres los ojos y te das cuenta: estoy en mi habitación. Estoy en mi casa. Esto es real”, comentó, y agregó: “Podíamos oír los misiles caer. Podíamos oírlos silbar y explotar. Fue una locura. Nunca había oído nada parecido. Fue aterrador”.
Cuando oscureció, Shakked Mathias fue en busca de su hermana.
“Hice las maletas lo más silenciosamente que pude, corrí al apartamento de mi hermana y llamé a su puerta. Ella pensó que yo era un terrorista. Grité su nombre y ella se abrió”, indicó Shakked Mathias. “A partir de ese momento estuvimos juntos. Y lo primero que le pregunté fue: ‘¿Crees que… mamá y papá están muertos? ¿Crees que nuestro hermano está bien?’”.
Casi fueron atrapados por los atacantes de Hamas que llamaron a su puerta y alumbraron el interior con una linterna. Después de que los atacantes se marcharon, Shir Mathias comenzó a llamar frenéticamente a cualquiera que pudiera localizar antes de conectarse con un soldado que llegó a su casa.
El ataque se produjo horas después de que la familia se reuniera para una velada festiva que incluía música, ya que ambos padres eran músicos. Shlomi Mathias era profesora de música; Debbie Mathias fue cantante y compositora. Sus padres estaban nostálgicos y hablaban de cómo se conocieron.
Luego, la familia regresó al kibutz y Shir Mathias recuerda que su madre le dijo que la pasara bien el sábado, ya que planeaban asistir a un concierto de Bruno Mars en Tel Aviv. Su papá ayudó a revisar el aceite del auto.
“Antes de irme a mi casa, mamá dijo: ‘Adiós. Diviértete mañana’”, dijo Shir Mathias. “Yo le dije ‘Gracias, te amo'». Le di un abrazo y le di un abrazo a mi papá. Horas más tarde ya no estaban.
Fuente: The Times of Israel.
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