Desde que nací, la palabra nazi me genera rechazo, asco y tristeza. A medida que fueron pasando los años y fui entendiendo la magnitud de lo que se hizo en la Shoá, me propuse, desde el lugar que estuviera, ayudar para que esto se conozca, se difunda y que no vuelva a suceder.
Sabemos que somos la generación que le tiene que contar a nuestros hijos y nietos lo que nos contaron. Los que la vivieron y sobrevivieron, por razones naturales, pronto no estarán más entre nosotros.
Hasta ahora, cualquier acción que implicaba mencionar comparando a la Shoá, los nazis, la Gestapo, etc, era banalizar. Y hasta es un delito. Los nazis fueron, son y serán mis enemigos por siempre.
El 7 de octubre, la organización terrorista Hamás vulneró no sólo las fronteras que lo separan de Israel, sino que también lo hizo con todo lo visto desde la Shoá para acá. La matanza a bebés, niños, hombres, mujeres y ancianos de la forma más sanguinaria es similar a lo ocurrido de 1938 a 1945 con los judíos de Europa.
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Tal vez, la diferencia implique en que lo que sucedió en ese momento lo tuvimos que escuchar de boca de los que sobrevivieron o en lo que se encontró mucho tiempo después.
Y que, esa masacre, Hamás la llevó a cabo en un día. La mayor matanza desde el Holocausto, precisamente.
Hoy lo vimos y vivimos en vivo y en directo filmado por los propios asesinos o por audios y videos de los celulares de las víctimas.
En aquella época fueron víctimas indefensas, hoy está el Estado de Israel y un pueblo judío diseminado por todo el mundo dispuesto a defenderse.
La organización terrorista Hamás es lo más parecido a los nazis que se conoció. Se asemeja al ISIS en su forma de asesinar.
No se entiende que haya gente que los apoye. Hamás no es el pueblo palestino.
Tienen 200 rehenes y esa es su llave para impedir que Israel los aniquile como lo desea todo su pueblo y la mayoría del mundo civilizado. En el corto o mediano plazo, Israel va terminar con Hamás. No tengo dudas.
Uno va transitando la vida y obviamente no coincide en formas de pensar o de actuar con todo el mundo; diferencias culturales, ideológicas o políticas me pueden separar de mucha gente, pero yo sé quiénes son mis enemigos: los nazis y las organizaciones terroristas como Hezbollah y Hamás. Con ellos, no debato ni discuto: los combato. Hasta el último día de mis días. Y a sus seguidores también.
Gustavo Szpigiel
Director de Vis á Vis