100 días de locura universal. Por Martha Wolff

100 días de locura universal. Por Martha Wolff
100 días de locura universal. Por Martha Wolff

100 días hace de la barbarie del terrorismo de Hamás contra Israel.

Son 100 dias, una cifra enorme de muerte y esperanza de vida de los secuestrados, de lucha y avance demostrando al mundo que Gaza fue y es todavía un arsenal y un submundo de armas y túneles.  De una maraña humana de un ejército de asesinos y colaboradores civiles más un laberinto infernal y laboratorios  de destrucción planificado y emplazado bajo tierra para matar judíos.

En la Haya se escucharon tantas mentiras que se expresaron como verdades basadas en los antisionismos y antisemitismos que da ganas de gritar a los cuatro vientos el peligro al que el mundo está expuesto.

No alcanzó el espanto del primer momento y luego el retroceso a cambiar de carátula: de israelíes atacados a palestinos atacados. No basta saber que el Vaticano calla la persecución y muerte cristianas por Isis y otros grupos islamistas extremos. No basta que a cada paso se demuestre que Gaza era un volcán en erupción cuya lava contaminó a la población  con miedo y pobreza.

No basta que hace 100 días haya rehenes y que recién ahora  se permitirá darles remedios que necesitan a través de la vergonzosa  Cruz Roja de antecedentes turbios durante el nazismo. No basta que hayan usado como burdel el ataque del 7 de octubre para denigrar entre sangre y sadismo sus objetivos. No basta que millones y millones de personas ataquen a Israel tratando de encontrar culpable a los judíos como chivo expiatorio de los males universales  comenzando con el de los palestinos  y sus enemigos hoy y mañana de todas las religiones impías para ellos. No basta para la ONU y al mundo las muertes por asesinato, la invitación de los imanes y jeques a comprar cuchillos por unas monedas para cortar cabezas judías enseñando a deslizar el filo por la yugular. No basta darse cuenta los líderes del mundo del retroceso al que hemos llegado en el que un cuchillo es un arma en la era de las bombas nucleares. No basta ver Europa plagada de imposiciones a dominar la cultura que no sea la musulmana como religión.

No basta caminar sobre cadáveres y olor a sangre.

Como cuenta la Hagadá en Peisaj sobre las Diez Plagas los egipcios fueron castigados en la medida equivalente a los sufrimientos que ellos habían provocado a los judíos,  la última fue la muerte de los primogénitos cuyas casas debían ser marcadas con la sangre de un cordero sacrificado por el ángel de la muerte.

Quizá ahora aparezca el ángel que señale al mundo las casas de los soldados que mueren por defender a Israel y llorar junto a sus seres queridos tanta pérdida de juventud y tantos hogares enlutados en una país tan pequeño en las que los soldados son todos nuestros hijos y nuestros nietos. Israel no tiene un monumento al soldado desconocido.

100 día  imperdonables de rehenes  en túneles y de rehenes mentales de odio universal.

Por Martha Wolff

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