En los salones del Hotel Alvear de Buenos Aires, organizado por el Keren Hayesod Argentina (CUJA) y la Embajada de Israel en Argentina, se presentaron ante un auditorio colmado, Clara Marman y Luis Har, dos argentinos que sobrevivieron al secuestro de Hamás y fueron liberados tras un duro período de cautiverio.
Fueron entrevistados con muchísima sobriedad por parte de Marcelo Bancic, representante del Keren Hayesod en Argentina, en un clima de muchísima emoción.
El embajador de Israel en Argentina, Eyal Sela, y el presidente de CUJA, Roberto Niebeski, fueron los oradores al comienzo del evento.
Luego del video institucional, Bancic también dirigió unas palabras antes de la presentación de los dos invitados.
El 7 de octubre de 2023, Hamás lanzó uno de los ataques más devastadores en la historia de Israel, con miles de cohetes y una invasión masiva que dejó un rastro de terror y destrucción.
Clara Marman y Luis Har fueron capturados durante este ataque experimentando en primera persona el horror y la incertidumbre.
Clara fue liberada en noviembre mediante un acuerdo, mientras que Luis fue rescatado por las Fuerzas de Defensa de Israel en febrero, después de cuatro meses de cautiverio.
«Tenemos en el alma y el corazón tres abrazos: uno fue el 7 de octubre cuando entraron los terroristas y nosotros nos agachamos los cinco que estábamos adentro de la habitación refugio y nos juntamos agarrándonos fuertemente, otro en un momento muy difícil cuando estábamos en cautiverio y pensamos que venían a matarnos. El tercero fue cuando pudimos reencontrarnos todos nuevamente ya con Luis y Fernando rescatados por las FDI», contó.
Luis y Clara, dos argentinos que hicieron Aliá en 1971 y 1981, respectivamente, son pareja desde hace 23 años.
Luis fue secuestrado en el kibutz Nir Itzjak donde vivía Clara, los hermanos de ella -Fernando y Gabriela- y su sobrina Mía, de solo 17 años, quien llevaba consigo a su perrita.
Clara y Gabriela Marman fueron liberadas junto a Mía, en una tregua de alto al fuego entre Israel y Hamás, el 28 de noviembre donde se liberaron mujeres y niños a cambio de prisioneros palestinos. Luis y su cuñado quedaron detenidos 129 días, hasta que fueron liberados por por las Fuerzas de Defensa Israelí (FDI).
«Es muy importante que el mundo escuche, que sepan lo que fue el 7 de octubre, el infierno que pasamos. Hay 101 rehenes que siguen pasando eso. Tuvimos suerte, por eso estamos acá. Es increíble contarlo como suerte», manifestó.
El día del ataque estaba toda la familia en su casa porque festejaban un cumpleaños y a las 6 de la mañana comenzaron a escuchar las sirenas. Estaban a 3 kilómetros de la frontera con la Franja de Gaza. En ese momento pensaron que sería una alarma de pocos minutos, pero se percibía que había algo raro.
«Empezamos a sentir que era algo distinto, empezamos a recibir por redes que había penetración de la frontera y que se iban acercando a nosotros. El refugio está preparado para misiles, pero no al ingreso de terroristas«, narró.
«Los terroristas entraron rompiendo las ventanas y a los tiros, ingresaron y se los llevaron para afuera, a los gritos. Los atacantes dieron vuelta los cajones buscando llaves para llevarse los autos. Estaban drogados, los ojos dilatados. Es algo que no nos vamos a olvidar en mucho tiempo«, aseguró Luis.
«Nos hicieron subir a la camioneta, que estaba llena de armas, bombas, balas. Y nosotros sentados sobre eso. Cinco terroristas luego subieron encima de nosotros como si no estuviéramos. Para ellos no éramos personas», recordó.
Los cinco miembro de la familia terminaron detenidos en una casa que estaba escondida detrás de la fachada de una obra en construcción.
«Estar en cautiverio es un infierno. Perder la noción del tiempo, pensar en qué pensar porque no se hace nada. Cada minuto es eterno. Uno trata de concentrarse en sí mismo, pensar cosas que le hacen bien, alejarse de esa realidad tan cruel que va viviendo. Para tener que algo podíamos controlar mi sobrina Mía y yo desde el primer día íbamos contando los días. Jugábamos al tuti fruti sin papel ni lapicera. Yo trataba de hacer actividades, tratar de mover el cuerpo, caminar. Iban pasando los días y el cuerpo dolía. Mi sobrina es una joven de 17, estábamos además muy alertas para protegerla a ella, no dejarla sola con los terroristas. Había cinco de ellos, con nosotros todo el tiempo», detalló.
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Contaban con apenas una botella de agua para los cinco por día, o que cada dos semanas traían un balde para que se laven entre ellos. «En eso nos apoyábamos, eso nos daba fuerza», recordó.
Luis recordó la guerra psicológica que les hacían durante el cautiverio. «Nos contaban todo lo malo que hacía el gobierno israelí. Lo único que recibíamos era la información árabe. Lo tomábamos en cuenta, mucho no creíamos, mucho era verdad. Cuando decían orgullosos que mataron 1400 civiles israelíes. Cuando volvimos vimos que era una triste realidad», compartió.
«Con Fernando, cuando nos quedamos solos, comenzamos a ‘viajar’ por todo el mundo: hoy estamos en Bariloche, mañana nos vamos a Usuahia y de ahí directo a París. Así iban pasando los días. Me decían ‘vos sos argentino, ¿qué hacés acá?’ Esto es Palestina ¿Para qué quieren volver (a los kibutz) si en 3 años los volvemos a explotar?’«, agregó.
El rescate y el reencuentro con los seres queridos
Clara recordó cómo fue su rescate tras el acuerdo entre Israel y Hamas. «Pude encontrar a mis hijas, sentía la alegría de estar con mis seres queridos pero desde el primer momento sentí que físicamente salí… pero mi corazón seguía allá. El cautiverio es un infierno pero la incertidumbre de no saber qué pasa con los seres queridos no permite seguir viviendo», dice.
Luis y Fernando siguieron en cautiverio casi otros 50 días y pensaban juntos estrategias para mantenerse activos. «Primero nos contamos la vida el uno al otro. (A Fernando) no lo conocía de toda la vida ahora lo conozco mas que a nadie. Fue una forma de pasar el tiempo. Hacíamos viajes mentales a Bariloche, Ushuaia, Mendoza. Así iban pasando los días. Otros días estábamos tristes porque nos decían que se cayeron los convenios. Nos repetíamos que cada día que pasa es uno menos de prisión. Sabíamos que íbamos a salir«, narró.
Una noche escucharon una explosión y sintieron una voz que les hablaba. «‘Luis, Tzahal, Tzahal (ejercito de Israel). Vamos a llevarlos a casa’, nos dijeron. Me sentí seguro, de una forma espectacular«. Dos de ellos estaban encima mío y otros dos encima de Fernando. Quiere decir que si pasaba algo, ellos ponían su cuerpo por nosotros. No hay vida que me alcance para agradecerles.
«No volvimos a ser los mismos. El 7 de octubre nos cambió la vida completamente a todos. Nosotros lo que hacemos hoy en día es apoyar a las familias, darles esperanza y luz cuando podemos. Es como si tuviésemos una misión y por eso estamos hoy aquí», finalizó.
Al finalizar, Marcelo Bancic hizo subir al escenario a un Jaial presente ante la emoción de Clara, Luis y todos los asistentes que, abrazados, entonaron junto a ellos el Hatikva ( himno nacional de Israel)
Fotos: Leonardo Kremenchuzky
In a deeply emotional account, Clara Marman and Luis Har share their harrowing experiences surviving the Hamas kidnapping.