Nos encontramos en los sagrados días de Iamim Noraim, un tiempo que nos invita a repasar, desde una mirada introspectiva y reflexiva, las acciones que llevamos adelante en el año que estamos dejando atrás.
Rosh Hashaná marca el inicio de un nuevo ciclo, una oportunidad para proponernos ser mejores, y para desarrollar todo nuestro potencial espiritual, acercándonos cada vez más a D’s, y honrando con nuestra conducta los valores milenarios que nos hermanan.
Todos sabemos que desde el 7 de octubre del año pasado, nada volvió a ser igual.
Desde entonces, no hay día en que no pensemos en las familias que perdieron a sus seres queridos en la atroz masacre perpetrada por Hamás. Desde entonces, no hay día en que no recemos por el regreso a sus hogares de las personas que siguen estando en manos terroristas.
En estos tiempos tan complejos no debemos olvidar que la historia de nuestro pueblo nos enseña, de manera permanente, que tenemos la fortaleza y la resiliencia para superar adversidades y para recomponernos del horror. Aún del más cruel que nos tocó vivir.
Como comunidad, no perdamos las esperanzas. Sigamos unidos en la solidaridad y en la fe que nos han sostenido a lo largo de los siglos.
En estos días de introspección, elevemos nuestras plegarias no solo por aquellos que ya no están con nosotros, sino también por un mundo en el que prevalezca la paz, el respeto y la justicia.
Shaná Tová Umetuká.
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