Esta mañana en la sede de Judaica Belgrano se llevó a cabo el tradicional amasado de jala agulá, dirigido por la querida Flavia Ini y con todas las mesas vestidas prolijamente con vajilla de Volf, este evento fue mucho más que un simple acto culinario de preparar pan. Fue un encuentro lleno de amor, generosidad y esperanza, donde cada participante puso su corazón en la masa, y con él, sus más profundas plegarias.
Familias enteras, tres generaciones unidas, amasaron juntas, en cada gesto, en cada vuelta de la masa, se entretejieron los deseos más puros, los anhelos más urgentes. Este acto de creación se convirtió en una plegaria compartida, una cadena de amor y fortaleza que resonaba en el aire, pidiendo por el regreso de todos los secuestrados y la salud e integridad de nuestros valientes jaialim.
Cada jalá que amasamos fue una manifestación de esa energía colectiva. Mientras los más pequeños trabajaban junto a sus madres o abuelas, aprendiendo el valor de la tradición, los adultos infundían en cada movimiento una oración, una súplica por aquellos que hoy más nos necesitan. Nos unimos como comunidad, tejiendo una red invisible de solidaridad, donde cada sonrisa y cada mano extendida representaba el deseo de un mundo mejor, un futuro más brillante.
No solo preparamos pan para nuestras mesas de Rosh Hashaná, sino que también donamos con amor jalot para aquellos que enfrentan realidades difíciles. En este caso, más de 300 jalot serán entregadas en el Gran Templo de Paso, para las cenas de Rosh Hashana que se celebran para quienes más lo necesitan. En momentos como estos, el verdadero tikún olam comienza con pequeños gestos llenos de compasión y amor
Que esta jornada de amor compartido sea un faro que nos guíe, que todas nuestras plegarias sean escuchadas. Y que el próximo Rosh Hashaná nos encuentre con corazones más ligeros, habiendo dejado atrás la tristeza, abrazando la esperanza y la unidad.
Esta mañana vivimos una jornada llena de emoción y significado durante el amasado de jalá agulá. Bajo la guía de @Flavia Ini, con las mesas bellamente vestidas con la vajilla de @Volf y los delantales inspirados por nuestro querido proyecto La Cocina de Sofi, este encuentro fue mucho más que una actividad culinaria: fue un acto de gratitud, amor y generosidad.
Familias enteras, tres generaciones unidas, amasaron con el corazón, entretejiendo plegarias profundas por el regreso de los secuestrados y la salud e integridad de nuestros jaialim. En cada vuelta de la masa, en cada gesto compartido, sentimos la fuerza de la comunidad, creando una red invisible de solidaridad, donde cada sonrisa fue un símbolo de esperanza.
Gracias a este hermoso acto de unión, más de 300 jalot serán donadas al Gran Templo de Paso para la cena de Rosh Hashaná, llevando consigo el amor y la generosidad de quienes participaron. Que nuestras plegarias sean escuchadas y que el próximo año nos encuentre unidos, con corazones llenos de esperanza.
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