En el reciente 19ª Festival de Cine Judío en la Argentina, como siempre, las temáticas fueron variaciones sobre el ser judío en sus alegrías, penas, logros, aceptaciones y rechazos, logros, fracasos e infinitas circunstancias y lugares, sobre cómo vivieron y sobrevivieron en los países en los que se afincaron . También en las películas que se proyectaron estuvo presente la historia del judaísmo, los diferentes enfoques de la práctica religiosa, el eterno antisemitismo, las guerras, las revoluciones y sus comportamientos con y hacia los judíos, las costumbres, el sionismo, trabajos, profesiones y el arte. Así los festivales van aportando año a año un gran conocimiento sobre los judíos perseguidos dispersos buscando donde afincarse. En esa búsqueda han demostrado su lucha, ética, su fe y su cultura adoptando diversas nacionalidades donde fueron aceptados.
Tan amplio fue y son los argumentos que al finalizar estos festivales el balance es enriquecedor.
Este año hubo un documental sobre los intérpretes judíos de música clásica que llegaron a la Argentina perseguidos por el nazismo. Se trató de más de un centenar de excelentes músicos
que al escapar trajeron su bagaje musical aprendido en Europa con destacados profesores. Y esos músicos al huir cargaron sus pocas valijas y sus instrumentos y conocimiento musical. Y fueron bien recibidos como refugiados o inmigrantes.
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Este documental tuvo como guionista y dirección al cineasta Iván Cherjovsky, también antropólogo, quien se basó en el libro de Silvia Glocer doctorada en Historia del Arte
De su tesis “Melodías del Destierro”, publicado por la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA sobre los músicos judíos que arribaron en nuestro país entre 1933 1945.
Los músicos que bajaron de los barcos se fueron integrando a nuestra idiosincrasia con sus talentos tocando en conciertos, en salas, en aulas hasta también en el Teatro Colón. Lo hicieron individualmente y grupalmente y en orquestas de cámara. Casi la mayoría alcanzó gran popularidad como Víctor Schlitcher, Lerjo Spsiller, Graetzer, fundador del Collegiun Musisun, Dajos Bela, el violinista Zubrisky, el coreógrafo Otto Weberg, Kurt Phalen escritor y compositor, Lili Heinemann cantante, el director de orquesta Roberto Kinsky, etc.
Silvia Glocer contó con material de archivo y testimonial de descendientes de esos músicos y la exhaustiva investigación en archivos con su experiencia en esta temática.
Iván Cherjovsky tiene antecedentes de haber sido director de otros films sobre la historia de los judíos de la Argentina. Su cámara se mueve con acierto con drones y con su buen ojo profesional entre las alfombra del Teatro Colón hasta las tomas aéreas que dan una dimensión de importancia de los lugares en los que los músicos se destacaron en conciertos. Su trabajo cinematográfico completó con fotos, filmaciones de época, entrevistas a familiares y especialistas para ilustrar y ampliar la información.
Silvia Glocer es musicóloga, especialista en este tema de los músicos exiliados cuando habló al final del estreno de este film explicó el porqué de algunas ausencias de personalidades ya que fue imposible abarcar a todos. Iván Cherjovsky a la vez contó sobre los dos años que llevó editar el material, detalles del rodaje y la dedicación de los agregados para complementar el relato.
Tuvo una muy buena acogida por público al tratarse de un tema muy original y meritorio recordando a los músicos de los cuales se conocían sus nombres pero no sus historias de vida y exilio. De otros músicos se ignoró sus trayectorias y nombres que también enriquecieron el arte musical de nuestro país.
Haciendo historia…cuando bajaron esos músicos de los barcos, en el puerto de Buenos Aires se encontraron con una ciudad maravillosa en la que su primer lenguaje para comunicarse fueron sus instrumentos, luego el aprendizaje del castellano y tercero sumar al tango en sus partituras.
Este documental es una gran oportunidad para conocer la Argentina que abrió sus puertas a los músicos judíos exiliados que también hicieron este país.
Martha Wolff
Periodista – Escritora
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