La ONU no renovará el contrato de una de sus funcionarias por determinar que las acciones de Israel en Gaza no pueden definirse como “genocidio”.
“¿Puede alguien íntegro sobrevivir en la ONU?”, pregunta el editorial del Wall Street Journal (WSJ), argumentando que el organismo se niega a continuar trabajando con la Asesora Especial para la Prevención del Genocidio, Alice Wairimu Nderitu, por su opinión la conducta de Israel en Gaza en el marco de la guerra con Hamás.
La publicación del WSJ citó su documento de 2022 sobre “cuándo referirse a una situación como ‘genocidio’”, que afirma la importancia de que “los funcionarios de las Naciones Unidas se adhieran al uso correcto del término”.
Su artículo afirma que esto era necesario debido al “frecuente mal uso del término para referirse a crímenes graves y a gran escala cometidos contra poblaciones particulares; la naturaleza emotiva del término y la sensibilidad política que rodea su uso; y las posibles implicaciones legales asociadas con la determinación de genocidio”.
Según Nderitu, el término “ genocidio ” engloba el Holocausto, el genocidio que perpetraron los hutus contra los tutsis en Ruanda, los ataques serbios contra los musulmanes bosnios y las matanzas que se llevan a cabo en Sudán.
En relación con Israel, el editorial del WSJ señaló: “Como cuestión legal, establecer un patrón de violencia como genocidio requiere demostrar intención. La campaña de legítima defensa de Israel no cumple los requisitos”.
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Además, la publicación agregó que el informe del 14 de noviembre de la ONU que publicó su Comité Especial para Investigar las Prácticas Israelíes manifiesta lo contrario: que existía “la posibilidad de genocidio en Gaza y de un sistema de apartheid en Cisjordania”.
Según el artículo del WSJ, el comité estuvo fuertemente influenciado por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los DD.HH., Volker Türk, quien, según la publicación, “pasó el último año atacando a Israel”.
Si bien la ONU dijo que el contrato de Nderitu está a punto de expirar, la organización a menudo opta por renovar dichos convenios.
Como tal, “la remoción de la Sra. Nderitu es una elección política”, agregó el WSJ.
“Más allá del destino de la Sra. Nderitu, el daño aquí incluye la definición de genocidio. La palabra se convirtió en un arma de propaganda política que erosionará su autoridad moral cuando sea necesaria para describir horrores genuinos”, concluyó la publicación.
vía JPost