Los gestos popularizados por el controvertido comediante francés Dieudonné, que imitaron los deportistas como Nikolas Anelka y Tony Parker, aunque luego se disculparon públicamente, nos invitan a reflexionar sobre si a esta altura alguien puede ignorar las prácticas antisemitas.
En los estadios de fútbol de la Argentina es habitual entonar cánticos discriminatorios para agraviar a la parcialidad rival.
Desde la década del 50 en adelante, esta práctica estuvo fogoneada por antisemitas insertados en las distintas hinchadas del fútbol argentino. Dentro del mismo, hay una institución identificada con la comunidad judía: es el Club Atlético Atlanta. Su estadio y sede social están en Villa Crespo, cuna de inmigrantes judíos de prinicpio de siglo pasado y también fue presidido por un dirigente de la colectividad judía como Leon Kolbowski ( así se denomina su estadio) en la década del 60. Precisamente su clásico rival es el Club Atlético Chacarita Juniors que también nació en Villa Crespo, aunque en 1945 se mudó a San Martín donde actualmente tiene su estadio y una populosa hinchada.
Las parcialidades de Chacarita junto a la de All Boys, Defensores de Belgrano y Argentinos Juniors son las que muchas veces han utilizado cantos antisemitas para agraviar a sus similares “Bohemios” como se los conoce a los de Atlanta. Hubo hasta hechos que cruzaron el límite como arrojar jabón en el estadio de Defensores de Belgrano ante la salida al campo de juego del equipo de Villa Crespo.
Chacarita nació en Villa Crespo, tiene tantos hinchas judíos como Atlanta, muchos han sido, y son, hasta directivos de la institución. Cuando hay un cántico, son muchos los que lo reprueban, lo mismo sucede con las otras instituciones.
Uno se imagina que muchos de los que cantan y agravian, tal vez no tengan idea que a otros hinchas como ellos, que aman la misma camiseta , sienten la misma pasión, gozan cuando ganan y sufren cuando pierden, tal vez les mataron en la cámara de gas a sus padres, abuelos o bisabuelos; y tienen que escuchar esos cantos lacerantes entonados por la hinchada de su club.
Es tan doloroso escuchar esto como lo que cantan la hinchada de Atlanta o de River tratando a los hinchas de sus clásicos rivales (Chacarita y Boca) como villeros o bolivianos, como si eso fuera un claro signo discriminatorio. ( realmente son cánticos xenófobos)
De una manera o de otra, y a pedido del INADI (Instituto Nacional contra la discriminación) cada vez que hay una expresión discriminatoria en masa se suspende el partido hasta que finalicen las mismas.
No alcanza con los repudios de ocasión.
El Comité Judío Americano se dedica desde hace muchos años a elaborar estrategias para responder ante las agresiones fanáticas, ya sean contra judíos, cristianos, musulmanes, homosexuales, africanos y otros, y hay varias cosas claras.
— Primero, que las actitudes de tolerancia e intolerancia, respeto y falta de respeto, se construyen sobre todo en casa y en la infancia.
— Segundo, que el liderazgo político es importante. O los gobiernos actúan simbólica y sustancialmente contra la intolerancia, o demasiadas veces acaban consintiéndola o racionalizándola. La neutralidad es inadmisible.
— Tercero, la educación, si se utiliza como es debido, puede contribuir a enseñar el respeto y el aprecio a las diferencias. Si no se hace, será una oportunidad desperdiciada.
Para que los Anelkas y los Parker no tengan que pedir disculpas, para que las hinchadas “sepan” qué es lo que cantan. Y para que el antisemitismo no sea una semilla esparcida que germine dentro de los ignorantes.
Gustavo Szpigiel
Director Técnico Nacional de Fútbol