Tom Perkins, un importante inversor de los Estados Unidos pidió disculpas por haber comparado los autobuses que utilizan los empleados de Silicon Valley con la persecución de los judíos en la Alemania nazi.
La polémica se había generado porque las empresas más influyentes de la región californiana habían propuesto que se utilicen autobuses para transportar a los 17.000 empleados desde sus casas hasta los lugares de trabajo. Por este motivo, muchos ciudadanos de la región se opusieron a esta medida, y Perkins, presidente de la empresa Kleiner Perkins Caufield & Byers escribió en una carta abierta publicada en el Wall Street Journal contra «la creciente ola de odio».