27 de Enero- Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto – Alejandro Finocchiaro, subsecretario de Políticas Educativas y Carrera Docente del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, dialogó con VIS A VIS en el marco del septuagésimo aniversario de la liberación de Auschwitz y destacó la importancia de recordar para que hechos de esta magnitud no vuelvan a suceder y trabajar con los más jóvenes en la diversidad.
– ¿Cuál es la primera reflexión que te viene a la cabeza a los 70 años de la liberación de Auschwitz?
La Shoá no fue y no es un problema judío o de la colectividad judía en el mundo, es una cuestión universal, de toda la humanidad. Es la herida más vergonzosa del Siglo XX. El recuerdo y la memoria sistemática, mucho más ahora que tenemos medios audiovisuales, sino además los valiosos testimonios de los supervivientes que han sido grabado en todo el mundo, para poder hacer que las nuevas generaciones entiendan el valor que tiene el recuerdo para que no vuelva a suceder. Cuando vos lo tenes escrito en los libros, el paso del tiempo banaliza las frases, 6 millones, 1 millón, es algo inabarcable para la mente humana. Cuando vos ves el material fílmico del horror, cuando escuchas a un superviviente contar lo que le pasó, se te estremece el corazón, y justamente es ese impacto emocional el que nos tiene que servir para que esto no vuelva a suceder, porque muchas veces a lo largo de la historia la humanidad dijo «esto que pasó no debe suceder nunca más» y volvió a pasar, y la verdad es que esto no puede suceder nunca más.
– ¿Crees que es más que necesario poder aprovechar este momento ya que los sobrevivientes cada vez son menos y hay situaciones en el mundo, en menor escala, pero con muertes a causa de ideologías extremistas?
Yo soy un convencido que en cualquier momento, cuando el mundo baje la guardia esto puede suceder en cualquier lado y con cualquiera. La Shoá es algo único en la historia de la humanidad, porque fue la primera vez que un Estado trazó un plan sistemático, calculado perfectamente, tanto que se calculó el costo y el beneficio, qué forma utilizar para matar más barato, un plan sistemático ideado para eliminar concientemente a un colectivo. Antes podías tener masacres en una guerra, un Ejército que entraba a una ciudad después del fragor de una batalla y cometía atrocidades, lo cual obviamente está mal, pero la Shoá marcó una hipótesis del mal. Falta solamente ver las actas de la conferencia donde los jerarcas nazis discutieron cómo acelerar el exterminio y cómo hacerlo más eficiente para que realmente uno comprenda el horror al cual nos enfrentamos. Si vos sacás la cuestión de la que estaban hablando, podrían haber estado hablando de cómo mejorar la producción de automotores de un país, a nadie en esa conferencia se le ocurrió decir «estamos hablando de gente, de matar gente». Se hablaba de matar seres humanos con la misma racionalidad y frialdad con la que uno podría tratar el aumento de la producción de tornillos. Eso es terrible, lo hace único, y siempre hay que recordarlo, y hay que hacerlo en su individualidad, porque nosotros tuvimos la dictadura con su plan sistemático, este año se cumple un siglo del genocidio armenio, y cada una de esas cosas hay que recordarlas en su individualidad, ya que ninguna ha sido igual a la otra y ninguna es comparable con la otra.
– ¿Cómo trabajan desde el área educativa con los más chicos para que comprendan lo que sucedió y generar de esa forma una sociedad más tolerante y con menos discriminación?
Acá se trabaja desde lo general y también desde lo particular, y cada vez hay que ir trabajando más con las personas y las instituciones que conocen cómo hacerlo pedagógicamente. No es lo mismo explicarlo a un chico de 7 años que a un adolescente. Siempre voy a instituciones educativas para explicar estos temas y el año pasado me tocó ir a la escuela donde están mis hijos, al séptimo grado, y me costó muchísimo y estuve preparándolo mucho y eso que yo estudio constantemente la cuestión y la doy en la universidad, pero me costó bajar el tema para ver qué es lo que se podía comprender y no caer en golpes bajos o en cuestiones que no pueden ser interpretadas por un chico de 12 o 13 años. Hay que trabajarlo en lo particular y lo general porque el racismo, la xenofobia, la discriminación, el no respeto al otro, son las madres de todas estas aberraciones que ha habido en la historia de la humanidad. ¿Qué es un judío? Un tipo igual que yo, que en todo caso pertenece a otra colectividad y eventualmente, si es religioso, profesa una religión diferente a la mía o de otros, no es más que eso. Es un ser humano igual que yo, igual que otros. Hay que educar a los chicos en la diversidad, en la concepción de lo bueno y enriquecedor que es la diversidad desde el punto de vista social, cultural, económico, humano. Las sociedades que han crecido lo hacen respetando la diversidad, pero alentándola también.