La directora de la Orquesta Polo Bandoneón, Carla Algeri dialogó en exclusiva con la CADENA JUDÍA DE INFORMACIÓN VIS A VIS acerca del trabajo que realiza con los chicos de las comunidades más carenciadas para transmitirle la cultura, en este caso, a través del bandoneón y del tango, y como los jóvenes se interesan por tocarlo.
– ¿Qué sentís vos el enseñarle a chicos de bajos recursos una identidad tan Argentina como es el tango?
– Tuve un gran maestro de la música que fue Aníbal Troilo, y él decía que cuando uno quería contar cosas que sentía muy profundamente en el corazón, a veces las palabras no eran posibles, y que la mejor embajadora para eso, era la música. Por eso cuando me preguntas que siento, te diría que extraño mi bandoneón; lo pondría en mi regazo, lo abrazaría y lo tocaría, entonces de esa forma te contaría con la música lo que significa para mí este momento. Lo que vimos hoy nosotros se lo damos a los chicos, como mis maestros y mis padres me lo transmitieron a mí. Está música es mi lengua madre. En mi infancia, cada año nuevo escuchaba tangos, en el patio de mi casa, trayendo el buen augurio del año que estaba por venir. Eso mismo, hago con mis hijos,hoy, a pesar de que ya tienen 20 años. Eso mismo es lo que le queremos compartir a las personas de la comunidad que se acerquen aquí.
– Son muy jóvenes los chicos que participan de la orquesta y teniendo en cuenta que la música que escuchan usualmente no es el tanto ¿Es difícil inculcarles los valores que transmite este género?
– Aníbal Troilo decía: «No te preocupes, el tango sabe esperar» . Como te contaba antes, yo tengo dos hijos y cuando eran chicos estaban jugando a los juegos electrónicos, pero se escuchaba de fondo el tango «Che Bandoneón». Entonces me llama uno de ellos y me dice: «Ves esto que se escucha, a mí está música no me gusta así, me gusta más cuando la tocas vos en la orquesta». Nunca senté a mis hijos a transmitirle el tango como un estudio, era la música que estaba en el ambiente y que ellos recibieron. Es lo que hacemos acá. Nos juntamos a festejar los cumpleaños, nos contamos lo que nos pasa, dibujamos, y también hacemos música. Cuando aparece el bandoneón en escena, es un instrumento que los chicos no están muy acostumbrados. El bandoneón lo presentó de a poco; buscamos quienes viven en el, las voces de la madre y del padre. No hay niño que no haya quedado cautivado por escuchar un bandoneón y que te diga «yo también quiero tocarlo». Él es el que centraliza, con su sonoridad, la música del tango. Entonces cuando la compartimos se instalaen el corazón de la comunidad.