Tras la concesión, el director general de la agencia de la ONU, Yukiya Amano, dijo desde Viena que «hay progresos significativos» y aseguró que «la integridad de las muestras y su autenticidad no están en duda».
Teherán entregó este lunes a la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) muestras tomadas por sus propios expertos de la instalación militar de Parchín, que se encuentra bajo sospecha de albergar actividades nucleares, como parte de sus compromisos tras el acuerdo con las grandes potencias.
Las muestras, de las cuales no trascendió ningún detalle, «fueron tomadas bajo los protocolos establecidos», afirmó Amano, quien admitió que «queda mucho por hacer».
«La semana pasada, expertos iraníes tomaron muestras en varios lugares precisos de Parchín, sin la presencia de los inspectores de la AIEA, respetando las reglas y las normas correspondientes», declaró Behrouz Kamalvandi, vocero de la Organización Iraní de la Energía Atómica (OIEA).
Las «muestras fueron entregadas» a los expertos de la AIEA, agregó el responsable de prensa de OIEA.
Yukia Amano estuvo en Parchín el domingo, donde «visitó determinados talleres sobre los cuales había falsas informaciones», afirmó Kamalvandi.
En las instalaciones de Parchín, ubicadas al este de Teherán, se sospecha que se realizaron ensayos de explosiones convencionales aplicables a armas nucleares, aunque Irán siempre desmintió esto.
Oposición en Estados Unidos
Recientemente, la prensa estadounidense había afirmado que en Parchín había obras sospechosas. Sin embargo, el vocero de la OIEA había respondido que se trataba de la «reparación de una carretera dañada por una inundación».
Hasta hace muy poco, el régimen teocrático se negaba a que la AIEA accediera a Parchín, aduciendo que se trataba de una base militar y que en 2005 la agencia de la ONU ya había realizado inspecciones sin encontrar nada.
Por este motivo Amano efectuó el domingo una visita de un día a Teherán para obtener «esclarecimientos» sobre algunos aspectos del programa nuclear llevado a cabo por la administración de Hasan Rohani.
A principios de septiembre, la AIEA le pidió a Irán que disipara «ambigüedades» acerca de sus pasadas actividades nucleares, en el marco de un proceso de verificación previo a la anulación de las sanciones internacionales que pesan sobre el país desde 2006, prevista en el acuerdo histórico sellado el pasado 14 de julio entre Teherán y las grandes potencias.
Antes de la entrada en vigor del acuerdo, la AIEA debe entregar el 15 de diciembre un informe destinado a aclarar todas las sombras que todavía persisten sobre la «posible dimensión militar» del programa nuclear iraní, por lo menos hasta 2003.
Las «muestras ambientales y de algunas partes específicas de las instalaciones de Parchín» fueron realizadas la semana pasada, indicaron las autoridades iraníes.
Chequeo en tiempo real
La AIEA y las autoridades iraníes habían destacado que este tipo de procedimientos pueden ser verificados en tiempo real mediante la utilización de satélites y tecnologías de geolocalización.
Los reportes de que los inspectores internacionales no iban a estar presentes en el momento de la extracción generó resistencias entre los críticos al acuerdo, entre ellos la oposición republicana en Estados Unidos, que afirma que Irán podría mentir en el proceso de verificación.
Este proceso de verificación es crucial para que el acuerdo siga adelante y las sanciones contra Irán sean levantadas.
Los legisladores iraníes están en las últimas fases de revisión del texto del acuerdo nuclear, pero todavía no está claro si habrá una votación parlamentaria.
Durante septiembre la Cámara de Representantes en EEUU rechazó el acuerdo, pero éste fue un gesto puramente simbólico ya que un día antes el Senado había dado su visto bueno al texto.