«¡Allahu Akbar!» gritó Chérif Chekatt, de 29 años, autor de la muerte de al menos tres personas y otras 13 han resultado heridas, ocho de ellas de gravedad, en un tiroteo registrado cerca de un popular mercadillo navideño de la ciudad de Estrasburgo, en Francia.
La policía sigue buscando este miércoles al autor de la matanza, y ha cerrado un barrio del sur de la ciudad. El terrorista, tiene una ficha S policial, que identifica a las personas radicalizadas que suponen un riesgo para la seguridad del Estado. Más de 600 agentes se han desplegado para tratar de interceptar al agresor.
El fiscal de la República de París, Rémy Heitz, ha confirmado este mediodía que se trata de un atentado terrorista: «El terrorismo ha golpeado nuevamente nuestro territorio. La amenaza era real».
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha utilizado el atentado de Estrasburgo para reclamar a los demócratas que le den el apoyo que necesita en el Congreso para mejorar la seguridad fronteriza.
«Otro muy mal ataque terrorista en Francia», ha publicado Trump, en un mensaje de Twitter en el que se ha comprometido a «reforzar las fronteras (de Estados Unidos) todavía más».
El Gobierno alemán ha considerado que no es necesario reforzar la seguridad en Alemania en los ya de por sí muy vigilados mercadillos navideños. «Los organismos de seguridad tienen de por sí puesto el foco de manera especial en los mercadillos navideños. En cualquier caso, en estos momentos no hay motivo para reforzar estas medidas o, por decirlo de otra manera, para renunciar a la visita de un mercadillo navideño en Alemania», ha dicho rueda de prensa la portavoz del Interior, Eleonore Petermann.
Estrasburgo, la ciudad de la unidad europea y de los derechos humanos vive hoy como la última víctima de un mortal ataque inexplicable. De luto por las víctimas, rodeada de fuerzas policiales que siguen buscando frenéticamente al agresor. Y resignada porque, coincidían muchos vecinos, un ataque como el sufrido en las cercanías del mercadillo de Navidad, en pleno corazón de la urbe, no era más que una cuestión de tiempo.