Alejandro Haber finalizó su tarea como Shelíaj (emisario) de la Agencia Judía y de la Tnuá Hejalutz Lamerjav, y luego de cuatro años, regresará a Israel.
En esta etapa, en la que también tuvieron que adaptarse a la pandemia, reconoce que se pudo seguir trabajando virtualmente pero que «el acompañamiento de la Aliá tiene un factor personal importante, que por ahí hoy eso se perdió». También afirma que «gracias al trabajo de la oficina local aumentó la Aliá desde Argentina en los últimos tiempos», asegura que «la comunidad judía argentina es muy activa y muy diversa y tiene una fuerte cercanía con el Estado de Israel». En relación a la juventud, la considera «muy sionista, tiene a Israel muy presente». Toma como asignatura pendiente no haber podido llegar a un público más ortodoxo.
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¿Cuál fue tu tarea como sheliaj de la Agencia Judía y de la Tnuá Hejalutz Lamerjav?
Nosotros como shlijim venimos a fortalecer a Israel como centro de la vida judía. Básicamente ese es nuestro trabajo. Particularmente en la Tnuá, además de la parte ideológica y sionista, acompañé la autogestión de los madrijim en todo el país. En la Agencia Judía puntualmente me ocupé de acompañamiento de olim y de actividades con universitarios en el marco de un programa de la Agencia Judía que se llama Amitei Israel. Eso hice los cuatro años que estuve en Argentina (octubre 2018 – agosto 2022), siempre poniendo a Israel en el centro de la vida judía.
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¿Cuándo hiciste Aliá?
En enero de 2010. Estuve ocho años y medio en Israel antes de venir de shlijut. Llegué a Buenos aires en octubre de 2018 y el próximo octubre estaré volviendo a Israel.
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¿Qué sentís que aportaste desde tu rol?
Crecí en la Tnuá, en Hejalutz. Personalmente también volver como israelí a una Tnuá en la que estuve como argentino es cerrar un círculo. Creo que le pude dar esa impronta israelí y logré traer un Israel actual, moderno, sobre todo enfocado en la juventud. Traje un Israel menos ideal y más real y lo acerqué a la comunidad judía argentina. O al menos eso es lo que intenté.
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Utilizás la palabra «acercar» y yo te agrego «informar». Sos una persona que utiliza las redes sociales para acercar e informar sobre Israel. ¿Sentís que sos un puente?
Las redes sociales son un marco más, a veces más importante que lo presencial. No es que tengo un proyecto basado en redes sociales, sino que son mis redes personales que simplemente reflejan lo que soy. Me pareció una buena forma de acercarme a la gente. Juegos por YouTube, charlas informativas de Aliá, playlist de música israelí en Spotify, información por Twitter, todo sirvió.
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¿Cómo ves a la juventud judía argentina?
En Argentina la palabra judía y sionista para mi son sinónimos. Es una comunidad muy sionista, por suerte. En el mundo hay comunidades que son sionistas, pero no es que tienen a Israel siempre presente en el 100% de las cosas. En Argentina la juventud judía es muy sionista, tiene a Israel muy presente, y hacer un plan en Israel saben que siempre es una posibilidad. Por suerte hay una diversidad muy grande y el desafío es llegar a los jóvenes que no están en ningún marco comunitario. En ese sentido soy optimista y veo con buenos ojos a la juventud judía argentina.
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¿Cómo se trabaja con el interior para posibilitar la Aliá?
Las nuevas tecnologías acercan mucho. Soy del interior, de Comodoro Rivadavia, y soy de una Tnuá que es del interior. Trabajamos en 15 ciudades de forma fija y en total llegamos a chicos de 40 ciudades de Argentina. Entonces hay una visión de que no es un trabajo “con el interior”, es un trabajo en la Argentina, en su totalidad. En cuanto a la Aliá, las redes sociales acercan mucho, sobre todo donde no hay oficina local. Acercan información, podemos hacer entrevistas por Zoom, por ejemplo.
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Aumentó la Aliá desde la Argentina. ¿Por qué creés que sucede?
Me preguntan si es una Aliá parecida a la del 2001 y mi respuesta es que no. Yo entrevistaba gente de hasta 35 años y no me ha tocado ver gente pasando hambre. La mayoría de los casos son jóvenes profesionales, que en muchos casos trabajan de lo que estudiaron y la Aliá, más allá del sionismo, responde a una cuestión de ‘ya estudié lo que me gusta, trabajo de lo que me gusta y así todo no veo futuro. Creo que en Israel voy a estar mejor’. Es una combinación de una desesperanza grande en la Argentina con una imagen muy buena que tiene Israel en cuanto a absorción y futuro. La realidad de la Argentina puede ser el motivo del por qué uno se va del país, pero ¿por qué a Israel? La mayoría de las personas que hacen Aliá conocen Israel, tienen amigos allá, familiares. Las redes sociales hacen que la transición sea más liviana.
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¿Qué le dirías a los que están evaluando hacer Aliá?
Por ahí algunos se sorprendan porque se piensan que nuestra tarea como shlijim es convencer a la gente. Pero lo primero que les diría es que lo piensen, si realmente es lo que buscan y si es el camino que ellos quieren. Si la respuesta es sí, Israel es un país lleno de oportunidades y facilidades para la Aliá, en especial de América Latina y de Argentina. Que se animen, es un camino difícil, pero que a mediano y largo plazo da buenos frutos. Israel siempre tiene las puertas abiertas.
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¿Cuál es la situación de la Tnuá Hejalutz Lamerjav?
Ideológicamente Hejautz Lamerjav es una Tnuá muy abierta. Tanto en lo político/religioso israelí como argentino hay diversidad de opiniones. Es algo que me pone orgulloso. Es una Tnuá abierta a todos.
En cuestiones puntuales de expansión hace unos años que estamos trabajando con una visión de poder llegar a cualquier joven judío de Argentina y, en ese sentido, si en cualquier lugar existe una comunidad judía (con o sin juventud) a nosotros nos interesa ser parte. En los años que estuve yo, además de fortalecer los centros donde ya estábamos (como por ejemplo Rosario, Córdoba o Mendoza), pudimos llegar a lugares nuevos como Tandil, San Martín de Los Andes y en Buenos Aires comenzamos un trabajo con la Comunidad Beit Israel. También empezamos con el proyecto virtual Kesher, con el objetivo de llegar a todo joven judío que no tenga comunidad judía en su ciudad. Ya estamos trabajando con chicos de 35 ciudades de Argentina sin comunidad judía. Por supuesto trabajamos semana a semana de forma virtual, pero a los encuentros presenciales vienen. Por ejemplo, un chico que nunca había salido de su provincia y nunca había visto más judíos que a su familia pudo festejar Iom Haatzmaut con 300 jóvenes más.
En Beit Israel encontramos una comunidad con las puertas abiertas para la Tnuá, que venía sin trabajar en Buenos Aires hace unos años. Hoy en día Hejalutz se basa en un modelo comunitario. En todos los lugares donde trabajamos lo hacemos con una institución, sea una comunidad, un club o una escuela, y pensamos que Buenos Aires no podía ser la excepción. Ahí encontramos una casa para poder hacer funcionar y hacer crecer a la Tnuá y la comunidad encontró un movimiento interesado en que su juventud crezca y se conecte con madrijim de todo el país. Creo que es una buena sociedad.
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¿Cómo fue tu trabajo en pandemia?
Fue raro. Antes era todo presencial y con la pandemia fue imposible. Estuvimos un par de meses paralizados y adaptamos todo a la virtualidad. En Aliá hasta hoy se siguen haciendo entrevistas por Zoom y todo lo que se puede hacer de forma virtual se hace así. Creo que nos adaptamos bien. El acompañamiento de la Aliá tiene un factor personal importante, que por ahí hoy eso se perdió. Hay olim que se fueron a vivir a Israel y no lo conociste en persona. En el 2020 Argentina fue el único país del mundo donde la Aliá creció con respecto al año anterior. Eso en parte es por el trabajo de la oficina local.
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¿Te quedaron asignaturas pendientes?
Sí. En cuanto al trabajo con juventud me hubiese gustado llegar a un público más ortodoxo, y siento que no lo logré por mi trasfondo. Soy judío laico y me crié en comunidades laicas. Por cuestiones de cercanía no lo logré.
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¿Intentaste?
Por ahí yo no tenía las herramientas o no sabía qué ofrecer a ese público. Entiendo que las necesidades son otras. A veces hablo de Aliá desde un lado muy material y tal vez buscan algo más espiritual.
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¿Por qué finaliza tu labor?
Nosotros venimos con un contrato temporal. En principio eran dos años y lo extendimos dos años más, hasta cuatro, que me parece un número más que suficiente. En octubre voy a volver a Israel. Nos contratan por un periodo de tiempo, ni trabajaba antes en la Agencia Judía ni tampoco voy a seguir cuando vuelva. Nosotros como israelíes que pertenecemos a la sociedad general decidimos salir a diferentes lugares del mundo a llevar a Israel. Se terminó ese tiempo y volvemos al país. Quiero volver a trabajar en el sector privado.
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¿Cómo ves a la comunidad judía argentina?
La veo muy activa. La cantidad de actividad, ideología y sionismo no es algo común en el mundo. Por ahí se puede comparar con Estados Unidos. Es una comunidad muy activa. Es muy diversa, encontrás de todo dentro del arco político, religioso, económico. Y también muy sionista, por suerte. Hay una Aliá muy grande. Espero que esa cercanía con Israel se mantenga.
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¿Cómo ves al Estado de Israel?
Lo veo como el sueño cumplido del movimiento sionista. Es una potencia económica, social también. Muchas personas del mundo lo toman como ejemplo. Para que el sueño esté completo falta lograr la paz, pero confío que más temprano que tarde va a llegar.
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Tu hermano (Pablo Haber) es el encargado de operaciones de la Agencia Judía y la Organización Sionista Mundial. Evidentemente hay una impronta familiar en ustedes. ¿Vienen de una familia sionista?
Venimos de una familia judía. De parte de nuestra madre, nuestros abuelos fueron sobrevivientes del Holocausto, e Israel siempre se mantuvo en el ideal. Para mi abuelo, en Israel «no había ladrones ni prostitutas porque era el país ideal». Si llamamos familia sionista es tener como centro de vida judía a Israel, tal vez sí, pero hasta que yo hice Aliá, ninguno de mis dos padres conocía Israel. Yo esa influencia se la otorgo más a la Tnuá. Con esa visión de llegar a todos lados, Hejalutz llegó a nosotros en Comodoro Rivadavia. Pudimos los dos estar en planes en Israel durante un año. Nuestra formación sionista se la asigno a Hejalutz sin ninguna duda.
Sr Haber, soy un jubilado argentino, nacido en Hungría, con historia de refugiado, bisnieto del Rab Deutsch, farmacéutico activo, con la única deuda pendiente de conocer Israel y y saber si aceptan contingentes de jubilados de Amia en mis mismas condiciones, sé que la economía argentina no permite obtener suficientes dólares, ni para ahorrar y menos para viajar.
Por otra parte, tengo 12 nietos ortodoxos, que de a poco deseo que hagan alia. Y ahí seríamos 15 para una posible alia. Esto lo quise hablar con sojnut, pero no pude acceder a ellos.
Le ruego, si tiene un mínimo tiempo libre antes de volver a Israel, me cite a una reunión, o a un café.
Pedro DANIEL DNI 14596181 Teléfono 2494578087
Hola Alejandro, tengo una curiosidad, más bien ya es una inquietud, porqué no hay en Escobar, provincia de Bs.As.ninguna institución judía, supongo que judíos debe haber, pero no los convoca nunca ni se trabaja con niños, adolescentes y jóvenes. Traté de averiguarlo con gente de la comunidad bastante representativa y me mandaban o bien a Pilar o oara la zona del Nordelta. Las distancias son largas tanto para los adultos mayores como para niños. Te agradecería me contestes. Gracias.