Un equipo de investigadores de la Universidad de Tel Aviv desarrolló, por primera vez en el mundo, un tratamiento que «codifica» una toxina inyectable capaz de alcanzar células cancerosas y «obligarlas» a «suicidarse».
Con esta nueva tecnología «hicimos que las células cancerosas produjeran la proteína tóxica que finalmente las mató», describieron los científicos de la universidad israelí, reportó Israel Económico.
Según se informó, los investigadores codificaron una toxina producida por bacterias y las montaron en moléculas de ARNm (ARN mensajero). Luego «entregaron a domicilio» esas partículas directamente en las células cancerosas en animales de laboratorio.
Al final del proceso, la aplicación provocó que las células produjeran la toxina, que terminó eliminándolas con una tasa de éxito del 50 por ciento.
Muchas bacterias secretan toxinas, «y la más famosa es probablemente la toxina botulínica inyectada en los tratamientos de Botox», recordó el profesor Dan Peer, quien encabezó la investigación junto a la estudiante de doctorado Yasmin Granot-Matok.
Peer comentó además que, actualmente, una técnica clásica de tratamiento del cáncer es la quimioterapia, «que consiste en la administración de pequeñas moléculas a través del torrente sanguíneo para eliminar eficazmente las células cancerosas».
Sin embargo, precisó el profesor israelí, la quimioterapia «tiene una gran desventaja: no es selectiva y también mata las células sanas».
«Nuestra idea -continuó- era entregar moléculas de ARNm seguras y codificadas con una toxina bacteriana directamente en las células cancerosas, induciendo a estas células a producir la proteína tóxica que luego las mataría».
«Es como colocar un caballo de Troya dentro de la célula cancerosa», describió Peer.
Para este experimento, los investigadores de la Universidad de Tel Aviv utilizaron la bacteria pseudomonas y las aplicaron sobre el cáncer de melanoma, «pero eso -dijo Peer- fue solo una cuestión de conveniencia».
Muchas bacterias anaerobias, especialmente las que viven en el suelo, secretan toxinas, «y la mayoría de estas toxinas probablemente se puedan usar con nuestro método», aseguró.
Peer apeló a la imagen de una «receta» para explicar el proceso que lleva al «suicidio» de las células cancerosas: cuando «leen» esa fórmula «comienzan a producir la toxina como si fuera la bacteria misma y esta toxina autoproducida eventualmente las mata».
«Así, con una simple inyección en el lecho tumoral, podemos hacer que las células cancerosas se ‘suiciden’, sin dañar las células sanas».
«Además -concluyó-, las células cancerosas no pueden desarrollar resistencia a nuestra tecnología, como sucede a menudo con la quimioterapia, porque siempre podemos usar una toxina natural diferente».
Los resultados del estudio fueron publicados en la revista especializada Theranostics y se pueden consultar, en inglés, haciendo click aquí.