¨Estoy con Israel, porque formo parte del mundo y este ha contraído una deuda muy grande con Israel.
Estoy con Israel, porque formando parte del mundo, yo también soy responsable de lo que el mundo ha hecho con Israel desde hace un cuarto de siglo.
Estoy con Israel, porque en un museo de Jerusalén hay jabones hechos con grasa judía, pantallas de lámparas confeccionadas con piel judía y porque he visto tumbas, demasiadas tumbas, en la que descansan los huesos de los jóvenes que en 1948 defendieron hasta morir su nueva y milenaria patria, contra la agresión de los ejércitos árabes.
Estoy con Israel, porque Israel trabaja, progresa, mejora, civiliza, limpia, dignifica.
Estoy con Israel, porque en Israel no mandan los dictadores, porque en Israel no ponen su ley los coroneles: en Israel manda el pueblo de Israel y es el pueblo quien dicta su propia ley.
Estoy con Israel, porque los árabes que se han quedado dentro de las fronteras de Israel son, entre todos los árabes, los que mejor y más dignamente viven.
Estoy con Israel, porque desde hace miles de años, pese a todos sus humanos defectos, Israel o los judíos han contribuído como pocos pueblos, a la evolución del planeta en que nos hallamos.
Estoy con Israel, porque Einstein, Martín Buber, Chaplin, Carlos Marx, Thomas Mann, Shalom Ash y cien otros héroes civiles, son hijos de Israel.
Estoy con Israel, porque he visto las manos de los campesinos de Israel, los ojos de las mujeres de Israel, las escuelas de Israel, los jardines de Israel.
Estoy con Israel, porque siempre estoy con las víctimas y nunca con los verdugos: con los que lloran y no con los que hacen llorar.
Estoy con Israel, porque en Israel no hay una familia que no haya derramado abundantemente su sangre.
Estoy con Israel, porque estoy convencido de que en un Cercano Oriente que gozará de paz, paz árabe y paz judía, los árabes podrían beneficiarse del ejemplo y la experiencia de Israel.
Estoy con Israel, porque detesto los mitos, los racismos, la demagogia.
Estoy con Israel, porque conozco el lenguaje del fascismo y porque en el ejército de Nasser hay oficiales nazis.
Estoy con Israel, lo declaro por último, pero no es el último motivo por el que yo estaré siempre con Israel, porque en la frente de Israel no dejo de ver grabada una marca de esplendor: el misterioso y bendito nombre de Israel¨.
Esto ha sido escrito en el año 1970 por Carlo Coccioli en su libro: “He encontrado al Dios de Israel”.
Fue un escritor italiano radicado durante muchos años en México, país al que consideraba su segunda patria y donde murió. Utilizó como lengua literaria tanto el italiano, como el francés y el español.
Fue condecorado al valor militar durante la Segunda Guerra Mundial y alcanzó gran por sus novelas.
Carlo no nació judío, y en el libro cuenta su conversión al judaísmo, religión con la que había estado en contacto desde niño porque su madre procedía de una familia hebrea.
Creo que todos los que estamos aquí, estamos con Israel. Cada uno tendrá sus razones para estar con Israel, por ser o por querer ser parte del pueblo de Israel.
El lunes pasado hubo un espectáculo en el teatro Metropolitan que se llama Shoa.
Es un grupo de danza contemporánea. Estuvieron mucho tiempo ensayando el espectáculo, sin pensar que lo tendrían que hacer casi a un mes de la masacre terrorista que asesinó a 1400 personas, entre ellos bebes, niños, mujeres embarazadas, jóvenes, adultos, ancianos. Y tiene más de 240 rehenes.
Estoy con Israel porque a pesar de que iba a ser un día muy feliz para sus integrantes y su director, casi no lo es.
Pero como el judaísmo nos ha enseñado, la vida sigue y debemos vivirla.
Estoy con Israel, porque al llegar al teatro el lunes, en muchos asientos estaban los carteles, con las fotos de los rehenes. Las mismas que ustedes tienen aquí en Beit.
Estoy con Israel porque en la última parte que se bailaba con la melodía del Hatikva, esa melodía sin palabras, llenó el lugar y los corazones de todos los que estábamos allí.
Estoy con Israel porque terminamos cantando ke she alev voje, cuando el corazón llora… solo Dios escucha… como si fuera una especie de tefila, compartiendo el mismo sentimiento.
Estoy con Israel porque el martes a la noche, el teatro Gran Rex, se llenó en sus 3 bandejas, en un concierto que se llamó unidos por Israel.
Un evento realizado a total beneficio de los damnificados del sur de Israel y también del DAC (Departamento de Asistencia Comunitaria).
Músicos y cantantes dijeron presente cuando se los convocó, encabezados por Alejandro Lerner, Tali Lubieniecki, Karen Nisnik, Diego Rochinas y excelentes artistas de distintas comunidades. También fueron parte los coros de Dor Jadash y Lamroth Hakol.
Yaakov Hagoel, el presidente de la Organización Sionista Mundial (OSM), dejó un sentido mensaje por video: «En estos momentos, nuestros queridos soldados están luchando en el frente por la seguridad de todos nosotros y las calles de Israel».
Además, agregó: «Tenemos un ejército fuerte, poderoso y moral. No tengo dudas que será capaz de enfrentar a las bestias».
«Nos ocupamos de las familias de los secuestrados y de las víctimas, pero al mismo tiempo, enarbolamos la bandera de Israel con orgullo. El pueblo de Israel otra vez ganará: ¡Am Israel Jai!», concluyó.
Creo que ahí repetimos todos Am Israel Jai.
No faltaron los videos ni las fotos de los secuestrados y los nombres de los soldados.
Israel tiene que reconstruir vidas, casas, escuelas. Y para eso, necesita de la ayuda de todos nosotros.
Por supuesto que el final fue un Hatikva cantado con la emoción del momento, todos de pie y con la esperanza como se llama el himno, de vivir en paz en nuestra tierra y pidiendo por el retorno de todos los rehenes con vida.
A pesar que nosotros queremos vivir en paz, hay muchos que no lo quieren, ni respetan el deseo de los otros.
Estoy con Israel porque a pesar de lo ocurrido en la noche del 9 al 10 de Noviembre de 1938, la noche de los cristales rotos, la kristallnacht, de los 91 judíos asesinados, de las más de 1000 sinagogas quemadas, de los más de 750 negocios destruidos, de los más de 30.000 judios llevados a campos de concentración, hoy seguimos estando aquí, luchando por vivir como judios.
Esta semana estamos leyendo Parasha Jaie Sara, la vida de Sara, donde no se habla de la vida sino de la muerte de Sara.
¿Y entonces porque es la vida de Sara?
Porque lo importante es lo que hacemos y lo que dejamos para las próximas generaciones.
Sabemos que nuestras vidas terminarán, pero no nuestras acciones y pensamientos, ya que quedarán en la vida de nuestros hijos y nietos.
¿Qué y cómo se recordará a Hamas?
Se los recordará como sinónimo de la muerte, de la bestialidad. La no importancia de cada vida humana, ni la ajena ni la propia, la animosidad, la crueldad, la violencia con que matan.
Por no cuidar a su propia gente, por no pensar en un futuro de paz. Por el odio que traspasa las fronteras.
¿Qué y cómo se recordará al pueblo judío?¿como recordaremos nosotros, cada guerra, cada ataque?
Recordaremos la fuerza de nuestro pueblo, el no bajar los brazos, la lucha constante por seguir viviendo como judíos, la ayuda a los demás, el ser hospitalario, un pueblo que legó el libro de los libros, la Tora y su contenido al mundo, un pueblo que compartió inventos a la humanidad.
Un pueblo que, a pesar de todas las dificultades, luchó y sigue luchando por tener un país donde vivir en libertad, donde todos, sin distinción, puedan vivir en paz.
Y cuando digo todos, me refiero a todos los pueblos, no solo a los judíos.
Israel es y será siempre nuestro lugar en el mundo.
Israel es y será siempre nuestro refugio.
Frente a cada ataque, frente a cada guerra, pudimos levantarnos y volver a empezar.
Y así será esta vez también.
Estoy y estaré siempre con Israel, no sólo porque nací judía, sino porque elijo serlo cada día.
Shalom al Israel
Shabat Shalom veJodesh Tov
Rabina Graciela Grynberg
Comunidad Beit Israel
Leer más – Civil israelí asesinado por misil antitanque en el norte de Israel
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