Yo no sé ustedes, pero yo ya no puedo escuchar más atrocidades del 7 de octubre. No sé si quiero ya seguir siendo parte de una humanidad que las perpetra, las consiente o incluso las justifica.
Mi abuela decía que se puede morir de asco y eso es lo que me provoca escuchar e incluso ver los detalles de lo que los monstruos de Hamás hicieron a las mujeres israelíes, a las mujeres judías.
Quisiera vomitar y con el vómito sacar del alma cada herida, cada grito, cada súplica.
No me explico por qué hombres que nacieron de una madre, hombres que tienen hijas y hermanas, harían lo que hicieron a estas mujeres… ¿solo por ser judías?
Recuerdo, en el Museo Memoria y Tolerancia, una instalación que habla de la violación como arma de guerra. Elegir a la población más vulnerable y vulnerarla allí, donde nunca se olvida, donde nunca se cura. Un pene es un arma de guerra.
Una mujer judía violada. Una más. Decenas más. Millones más en los pogromos donde ella fue, innumerables vcces, el botín. También recuerdo esta chica del Holocausto, sentada en el piso, con la cara enloquecida y la ropa interior en los tobillos. Qué triste y qué común. Sin embargo, en aquel Holocausto que, ilusos, creímos tan lejano, el hecho de ser de una raza inferior protegía a la mujer: para algunos, era indigna de ser tocada.Y quizás por lo mismo, el crimen se escondía.
El 7 de octubre, en pleno sol, el cuerpo de la mujer judía fue un blanco legítimo. En el nombre de Dios. Agachada, se le pudo vejar, un hombre tras otro, sangre chorreándole por el pubis, por las piernas, hasta fracturarle la pelvis. Y riéndose. Y filmándola. Y difundiendo su calvario por sus propias redes sociales para que sus padres, su familia, sus amigos y el mundo vean: podemos con ustedes, violamos a sus mujeres, violamos a todos.
Violamos al Pueblo Judío entero
Y no hablaré de niñas que sufrieron el mismo trato.
Y luego la bala en la cabeza, con los pantalones todavía abajo. Pero solo después.
Y hay sobrevivientes. Me pregunto cómo estas mujeres, cómo estas niñas, olvidarán lo sucedido. Cómo dejarán todo atrás y volverán a sonreír.
Cómo Israel, habiendo sido el octavo país más feliz del mundo, abordará el día después. Cómo los niños del Kinder volverán a dibujar palomas y escribir la palabra “Shalom” en las paredes del aula.
Cómo millones de mujeres judías seguiremos con nuestras plácidas vidas, muertas entre las piernas.
Leer más – Informe de las FDI sobre los recientes enfrentamientos en Gaza
Violar mujeres es un delito de honor, cortar la cabeza del degenerado es una obligación, hacer rodar su cabeza para ejemplo del enemigo es una bendición. Después de leer a May que más se puede alegar, solo pedirle al Supremo que los extirpe de la faz de la tierra y que sus nombres sean maldecido.
No sé todavia como en Israel no hay pena de muerte a todos los terroristas de HAMAS capturados.
Es como si a Israel le interesara mas recibir elogios y palmadas de la humanidad que hacer justicia y ganarse el respeto internacional.
Ningun otro pais andaría con tantos miramientos en Gaza, como esa estupidez de lanzar panfletos avisandole a la gente que va a haber un bombardeo y cosas por el estilo.
Si no nos hacemos respetar… despues no nos quejemos.
Cuánto dolor,May,y cómo has descripto de bien todo lo que pasó y todo lo que sentimos¡¡¡
Y hay más!!!! Denostar a Israel y no reconocer que,a las claras,ES EL PAÍS ATACADO,INSULTADO,
y realmente me faltan palabras y no puedo entender TANTO ANTISEMITISMO!!!!
ALGUIEN PUEDE EXPLICARME POR QUÉ TANTO ENSAÑAMIENTO (DESDE SIEMPRE) CON UN PUEBLO QUE PRACTICA LA PAZ ENTRE LOS PUEBLOS,,,,,,NO ES RECONOCIDO COMO TAL???
CUÁNTO DOLOR,MAY,CUÁNTO DOLOR!!!!!!!
Israel tendría que implantar la pena de muerte para estos asesinos de Hamas. Quién sabe porqué no lo hace, tal vez los protocolos de justicia que tiene Israel, por ser un pueblo con tanta democracia no lo consiente, pero sería necesario que lo haga así el enemigo, no sólo Hamas, sino todos los que andan deambulando por el mundo, sepan a que atenerse si hacen un ataque terrorista contra una persona de origen judío o israelí.