Muchas familias de quienes huyeron del terrorismo o línea de fuego el 7 de octubre aún no saben qué pasó con sus seres queridos. Es posible que sus allegados hayan huido a zonas fuera de la carretera donde era difícil llegar, y sus cuerpos no han sido encontrados o están tan chamuscados o mutilados que no han sido identificados. La madre de una de las niñas secuestradas realizó un conmovedor relato.
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“Mi hija pequeña huyó el 7 de octubre y no tengo idea de lo que pasó después. La agonía de no saber es indescriptible. Me duele tanto que su cuerpo probablemente yazca en algún lugar insepulto, y estoy esperando desesperadamente que su cuerpo sea identificado para finalmente poder comenzar el proceso de duelo y tener el consuelo de visitar su tumba”.
Los voluntarios de la unidad ZAKA360 trabajaron horas extras en zonas todoterreno y recogieron innumerables cadáveres en terribles condiciones. Su misión actual es ayudar a identificar cadáveres y partes del cuerpo. Es uno de los trabajos más dolorosamente espantosos que existen, pero es lo que las familias de los asesinados esperan desesperadamente.
La masacre acabó con los suministros de ZAKA360, y recurrieron al público para recaudar fondos para comprar el equipo esencial necesario para identificar estos cuerpos. Los voluntarios buscan ayudar a innumerables familias para salir del insoportable estado de lo desconocido.