Volveremos a bailar. Por Vicky Ludmer

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Hace un año ocurrió el peor ataque sufrido por el pueblo judío desde el Holocausto. Y hace un año que no podemos dejar de comparar ambos eventos, similares en muchas cosas diferentes en tantas otras.

Similar en que un grupo de individuos que personifican la maldad y la crueldad suprema, aquella que nos resistimos creer que podía existir entre los seres humanos, nos demostró una vez más que de vez en cuando esta crueldad prevalece sobre el sentido más básico de humanidad. Fuimos invadidos, mutilados, violados, secuestrados, desautorizados y tantos otros “ados” mas.

Similar en que esa maldad fue contagiosa y prendió como fuego en un bosque seco, tergiversando la percepción del bien y del mal de casi todo el mundo civilizado que aún hoy sigue confundiendo victima con victimario, pidiendo a la victima que deje de defenderse en favor de sus victimarios.

Similar en que aquellos que no fueron tomados por ese fuego contagioso fueron invadidos por un congelamiento aterrador. El silencio, la indiferencia y las pretendidas justificaciones de los supuestos buenos los ha puesto en el lado equivocado de la historia. En hechos tan aberrantes como los que estamos viviendo la neutralidad solo alimenta y envalentona a los malvados. Así es que aún hay más de 100 rehenes en los túneles del terror de Hamas y decenas de miles de israelies desplazados de sus viviendas.

Diferente en que hoy existe un Estado de Israel. Y esta existencia hace toda la diferencia.

El pequeño Estado de Israel, al igual que el pequeño David antes de ser Rey, está de pie haciendo lo posible por defender a sus habitantes, así como a todos los judíos en el mundo.

Es esa misma existencia la que empoderó a los judíos del mundo y nos impulsó a levantar nuestras voces en cada rincón de la tierra para visibilizar nuestra realidad, a pesar de los ataques virulentos que siguen sucediendo en las calles, en los campus universitarios, en los teatros, en los conciertos, en los gobiernos, en los organismos internacionales.

 

Decimos siempre que una de las características de nuestra tradición es el registro y recuerdo de cada evento para aprender de él y evitar que vuelva a suceder. Solo que esos registros, homenajes y conmemoraciones normalmente tienen lugar algún tiempo después del evento mismo. Son las generaciones posteriores las que se ocupan de ello.

Esta vez la velocidad de los tiempos provoca una simultaneidad desconcertante que nos convoca a hacer preguntas, homenajes y recordatorios en tiempo real y presente. Mientras continua la batalla en varios frentes, los sobrevivientes están ahí en primera fila levantando su propia voz.

Estamos transitando los días intermedios entre Rosh ha Shana y Iom Kipur. Son los Días Terribles, los Iamim Noraim, en los que se nos convoca a la reflexión, al recogimiento, al balance del alma. El denominado tiempo del Perdón, aunque este año quizás debamos ser algo más cuidadosos con las definiciones y los absolutismos.

Una pregunta recurrente cuando transitamos estas fechas es si todo y todos son perdonables en Iom Kipur. Desde el Holocausto a esta parte esta ha sido una pregunta habitual. Hay mas de un texto, ensayo, conferencia, opinión sobre este tema.

Sabemos que hoy en día, está muy de moda hablar del perdón como herramienta de sanación personal. Infinidad de autores postulan que el perdón es en realidad un proceso interno en el que el otro es casi anecdótico.

Y hay un punto en el que esto es cierto. Cuando no perdonamos quienes seguimos cargando la mochila del dolor y de la afrenta somos nosotros.

Aunque también es justo decir que para que ese perdón sea genuino y sanador debe nacer de la convicción y la conciencia. Como dice Osho, no sirve el perdón ni la caridad cuando son un instrumento enfocado a obtener un interés personal a cambio.

Nuestra tradición dice que el proceso de pedido y otorgamiento de perdón que tiene lugar en Iom Kipur es aquel vinculado a las transgresiones entre los humanos y D-s, y que D-s solo tiene poder para perdonar aquellas.

Como en cada oportunidad después del Diluvio, D-s no se inmiscuye en los asuntos de los humanos entre sí. Entre nosotros el proceso del perdón tiene algunas condiciones:

1.- Debe haber arrepentimiento o reconocimiento por parte de quien pide perdón de haber cometido alguna transgresión respecto del otro.

2.- El perdón solo puede ser concedido por quien sufrió la afrenta.

Personalmente me atrevo a agregar una mas y es la del respeto por el tiempo interno personal. Forzar el perdón porque pareciera ser lo políticamente correcto, aun en estas fechas particulares no solo no es real, sino que en mi opinión es más dañino que sostener el enojo y el dolor. Es invalidar el propio sentimiento.

El rey Salomón dijo en Kohelet (Eclesiastés) que todo tiene un tiempo bajo el sol.

Uno de los ejemplos por excelencia de la teoría del perdón es Nelson Mandela. Son famosas sus expresiones respecto de dejar el odio atrás para ser realmente libre.

Sin embargo, cabe recordar que el proceso de pacificación que propuso una vez electo Presidente de Sudáfrica mediante la creación de la Comisión de Verdad y Reconciliación solo pudo tener lugar cuando el sistema de apartheid instalado en dicho país había sido cancelado.

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Lo mismo ocurrió en nuestro país con la CONADEP. Solo pudo crearse una comisión que recopilara testimonios del horror sufrido por las victimas una vez recuperado el gobierno democrático.

Así sucedió también con los sobrevivientes de cada persecución y masacre ocurrida en nuestra historia. Esclavitud, exilios, Inquisiciones, Pogroms, Holocausto. La mayoría de los sobrevivientes pudo seguir adelante con sus vidas dejando atrás los horrores vividos, y para lograrlo debió haber algún proceso interno de perdón o por lo menos de liberación.

El Rabino Jonathan Sacks dice en uno de sus comentarios sobre el perdón y el Holocausto que es posible no perdonar, pero es posible reconciliar y empezar de nuevo.

Imagino, deseo, espero que lo mismo nos suceda a nosotros. Con el tiempo. Mientras tanto, nos invito a ser amables y compasivos. Y a sostener en una mano la lucha y en la otra el homenaje.

We will dance again. Volveremos a Bailar.

Am Israel Jai ve Kaiam. El Pueblo de Israel Vive y Vivirá.

Vicky Ludmer

7 de octubre de 2024.

2 COMENTARIOS

  1. Hermoso y al mismo tiempo pleno de conceptos fieles a nuestra esencia

  2. Inteligente y muy emocionante el análisis de la realidad que viven los israelíes y también todos los judíos del mundo. Si uno no se incluye no le es factible entender, la ignorancia lo impide..

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