Mismo cuando Israel en un gesto audaz, como fue en varias oportunidades, les
ofrece a los árabes palestinos el establecimiento de un Estado a cambio de una paz
duradera, intelectuales y activistas políticos atacan a Israel, acusándolo de ser una
potencia imperialista, que “oprime” a los árabes palestinos.
En los campus más notables de Estados Unidos de América, y de Europa, así como
de Australia, y en menor medida en países de Latinoamérica, circulan peticiones
contra Israel y boicoteando a los judíos provenientes de Israel, principalmente, pero
los judíos en general también están en el ojo de las tormentas de odio virulento. Y
todo esto independientemente de las posiciones políticas individuales que pueda
tener.
Los oponentes mordaces de Israel acusan a la única democracia plena de Oriente
Medio, y sin exagerar de casi toda Asia, salvo contadas excepciones, de practicar
abusos sin precedentes contras los derechos humanos, en cuanto otros se callan.
Y cuando observamos imágenes de violencia, en la guerra civil de Siria, o de la falta
de libertades para las mujeres en Irán, o del totalitarismo religioso de los Talibanes
en Afganistán, no hay condena alguna, no hay marcha alguna, los organismos
internacionales brillan por su ausencia, la hipocresía a la orden del día.
A pesar de que mis textos no son de exegesis bíblica muchas veces utilizo
conceptos de nuestras fuentes milenarias en las cuales se han inspirado en todas
las épocas y generaciones, los líderes del Pueblo de Israel.
Este Shabat pasado (Sábado) en la porción semanal de la lectura de la Torá,
denominada de Parashá HaShavua – es el nombre dado a cada una de las 54 partes
en la que se divide la Torá (Pentateuco, es decir los primeros cinco libros de
la Biblia) en el judaísmo, para así facilitar su lectura semanal a lo largo de un
ciclo anual.
Cada Parashá se nombra con la primera palabra con la que empieza, y no
necesariamente empieza en el versículo 1 de algún capítulo. La división de las
parashiot actualmente se basa en la lista sistemática establecida por Moshé ben
Maimón, el RaMbaM, más conocido como Maimónides en su obra Mishné Torá (es
un código de leyes judías y sus explicaciones, fue realizado por Maimónides.
Luego de la explicación el nombre de la porción de este sábado pasado es Toldot.
Veamos el capítulo 26 del libro Génesis (Bereshit) versículos 12 al 22:
« Y sembró Itsjak en aquella tierra, y recogió – en aquel año – el céntuplo y le
bendijo D-os.
Se acrecentó el hombre y continúo incrementándose hasta que se hizo muy
opulento.
El poseyó rebaños de ovejas y rebaños de vacas y gran servidumbre. Y los Pelishtim
le tuvieron envidia.
Y todos los pozos que habían cavado los criados de Abraham su padre en sus días,
los Pelishtim los obstruyeron y los llenaron de tierra.
Y dijo Abimelej a Itsjak: Apártate de nosotros, te has vuelto demasiado poderoso
para nosotros.
E Itsjak se fue de allí; y asentó sus tiendas en el valle de Guerar, y habitó allí.
Y volvió a cavar Itsjak los pozos de agua que habían abierto en los días de Abraham
su padre, y que los Pelishtim habían obstruido, después de la muerte de Abraham;
y él les asigno los mismos nombres que su padre por lo cual los había llamado.
Y los servidores de Itsjak cavaron en el valle, y hallaron allí un pozo de aguas
surgentes.
Y los pastores de Guerar riñeron con los pastores de Itsjak, diciendo: El agua es
nuestra: por eso llamó el nombre del pozo Esek (riña), pues ellos habían reñido con
él.
Y abrieron otro pozo, y contendieron también por él: y llamó su nombre Sitnah
(acoso, hostigamiento).
Y se apartó de allí, y abrió otro pozo, y no riñeron sobre él: y llamó su nombre
Rehoboth, y dijo: Porque ahora D-os nos ha concedido holgura y fructificaremos en
la tierra.»
Podemos observar que este versículo: “Y dijo Abimelej a Itsjak: Apártate de
nosotros, te has vuelto demasiado poderoso para nosotros”. Fue utilizado por
muchos judeófobos a lo largo de la historia, cuando expulsaban a los judíos de sus
tierras y se quedaban con su bienes, podemos gastar hojas, para escribir las miles
de situaciones a lo largo de la historia con el Pueblo Judío.
Veamos un concepto no muy bien esclarecido, Palestina. En hebreo Pelishtim
(viene de la palabra Peleshet que significa invasor; a su vez su traducción es
Filisteos). Cuando la palabra Pelishtim se traduce al latín, el resultado es:
“Palaestinae”.
¿De dónde surgió este nombre?, comprendamos el origen:
El término «Palestina» el cual deriva de los filisteos (o pilistinos), un pueblo del Egeo
que, en el siglo XII a.e.c., se estableció a lo largo de la planicie costera mediterránea
de lo que ahora es Israel y la Franja de Gaza. En el siglo II de la e.c., luego de
aplastar la última revuelta judía, los romanos le aplicaron por primera vez el
nombre de Palestina a Judea (la porción sur de lo que es Judea y Samaria), en
un intento de cercenar la identificación judía con la tierra de Israel. La palabra
árabe «filastin» se deriva de este nombre latino.
Los hebreos entraron en la tierra de Israel alrededor del 1300 a.e.c., y vivieron bajo
una confederación tribal hasta que se unieron bajo el primer monarca, el rey Saúl.
El segundo rey, David, estableció Jerusalem como capital alrededor del año 1000
a.e.c., y el hijo de David, Salomón, construyó el templo poco después y consolidó
las funciones militares, administrativas y religiosas del reino. La nación se dividió
durante el reinado del hijo de Salomón, en el reino del norte (Israel), que duró hasta
el 722 a.e.c., cuando los asirios lo destruyeron, y el reino del sur (Judá o Yehudá),
que sobrevivió hasta la conquista babilónica en el 586 a.e.c. El pueblo judío disfrutó
posteriormente de breves períodos de soberanía, antes de que la mayoría de los
judíos fueran finalmente expulsados de su patria en el 135 e.c., luego de ser
sofocada la rebelión de Bar Kojba, por el Imperio Romano.
La independencia judía en la tierra de Israel tuvo dos periodos uno de 410 años y el
otro luego del retorno del exilio babilónico de 420 años. Éste es un período mucho
mayor del que los norteamericanos han disfrutado de independencia en lo que se
conoce como Estados Unidos. En efecto, si no hubiera sido por los conquistadores
extranjeros, Israel tendría 3.000 años de existencia hoy día.
La tierra de Israel denominada Palestina, como fue escrito, nunca fue un país árabe,
aunque el árabe se fue convirtiendo gradualmente en el idioma de la mayor parte
de la población, luego de las invasiones musulmanas del siglo VII. Ningún estado
árabe o palestino árabe independiente existió jamás en Palestina. Cuando el
distinguido historiador árabe-norteamericano, el profesor de la Universidad de
Princeton Philip Hitti, testificó contra la partición ante el Comité Anglo-Americano
en 1946, dijo: «no hay tal cosa como “Palestina” en la historia, absolutamente no».
Ahora hemos comprendido, porque al traducir los versículos del capítulo 26: 12 –
22, donde se escribía Pelishtim, no use el de Filisteos, para demostrar que no hay
históricamente, sociológicamente, espiritualmente, culturalmente, raíces que
hagan ver que existió un Estado Palestino, como si existió un Estado Monárquico de
Israel, que es la conexión territorial, espiritual, cultural e histórica con el actual
Estado de Israel, y por ende con el Pueblo Judío a lo largo de los casi 2000 años de
exilio.
Pero el artículo nos convida a pensar en las raíces Bíblicas y Talmúdicas del
conflicto, entonces si vamos más allá de los versículos, trabajemos el mensaje
sublimar de los mismos.
Itsjak que se convierte en un hombre rico por las bendiciones recibidas de D-os, y
esto causa envidia entre los Filisteos (Pelishtim). Ellos tapan los pozos que el
padre de Itsjak, Abraham, había cavado, y entonces Abimelej ordena a Itsjak a
“Apártate de nosotros; te has vuelto demasiado poderoso para nosotros” (26.16)-
Itsjak abandona la ciudad y los campos en el Valle de Guerar, y reabre los pozos que
su padre había cavado y los renombra con los mismos nombres. Dos de esos pozos,
otra vez, causan tensión con la población local que vive allí en el valle y que
reclaman el agua para sí mismos. Pero el tercer pozo no causa discusión, entonces
Él lo nombra Rejovot y dice “Porque ahora D-os nos ha concedido holgura (de la
misma raíz que Rejovot) y fructificaremos en la tierra.” (Génesis. 26:22).
La respuesta de Itsjak en esta historia es inspiradora.
Derrotado una vez, intenta nuevamente. Cava un nuevo pozo que genera una nueva
oposición. Se traslada y prueba otra vez, encontrando eventualmente la paz.
Como prueba de esto, es que la ciudad en Israel que hoy en día lleva el nombre del
tercer pozo Rejovot es una ciudad grande, bulliciosa y moderna. Israel Belkind, uno
de los fundadores del asentamiento en 1890, lo llamó precisamente Rejovot debido
al versículo de nuestra parashá: “Lo llamó Rejovot, diciendo: Porque ahora D-os nos
ha concedido holgura (de la misma raíz que Rejovot) y fructificaremos en la tierra”
La historia de Itsjak, en estos versículos, es la historia del Pueblo Judío, de Am
Israel, recordando que Itsjak es el único de los tres patriarcas, que nació, vivió y
murió en la Tierra de Israel, nunca salió de ella.
En estos tiempos que vemos como los cristianos son masacrados por rebeldes
sirios, y sus iglesias destruidas y junto a ellas sus tesoros teológicos, no
escuchamos, ni leemos, manifestación alguna por parte del sumo pontífice
Francisco I, ni por parte de la ONU, ni de la Unión Europea, ni de Unicef, por la
violación, abusos, de niños y niñas cristianas, ni de los movimientos feministas
elevando sus voces, cuando toman mujeres como objetos sexuales. El silencio de
todos ellos es el sujeto de la oración que indica odio al judío, odio a Israel.
Es ahí donde encontramos el mensaje que rodea a los versículos citados del libro
Génesis 26: 12-22: “Los pozos simbolizan la riqueza espiritual que existe en el ser
humano, y que muchas veces se oculta y es envuelta por capas de arrogancia,
materialismo, vanidad, maldad existente en el ser humano. Abraham, el padre
espiritual de toda la humanidad, trato de demostrarle al mundo todo lo que podían
lograr si tan solo tuvieran la voluntad de hacerlo. Y lo hizo a través del simbolismo
de los pozos excavados, que representan una búsqueda de las riquezas espirituales
que yacen por debajo de la superficie. Los Pelishtim rechazaron estas enseñanzas,
como los hacen ahora los árabes palestinos, como lo hicieron en otrora, con la
comisión Peel, como lo hicieron en 1947, y en otras oportunidades más, negar la
oportunidad de ser más que simples víctimas, sino construir una sociedad
productiva, “resurgir los pozos de agua internos”, pero como está escrito en la Torá:
“ellos los obstruyeron”.
Pero Itzjak persevero, como el Pueblo Judío, a lo largo de los años de exilio, que ha
forjado el espíritu de Am Israel, como lo hizo y lo hace desde los albores de su
independencia, Medinat Israel, ya que, a pesar de muchos, retornamos a nuestra
tierra para no salir nunca más.
Rabino M.Ed. Rubén Najmanovich
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