Hezbollah, uno de los principales grupos terroristas del mundo en Líbano, está legalizado como partido político. A pesar de los casi 30 años que lleva la guerra contra el terrorismo y los 23 años del atentado contra las Torres Gemelas, la situación está lejos de encontrar una solución
Cuatro aviones comerciales que viajaban desde el noreste de Estados Unidos a Los Ángeles y San Francisco fueron secuestrados en pleno vuelo por 19 terroristas de Al Qaeda. Los secuestradores estaban organizados en tres grupos de cinco y un grupo de cuatro. Cada grupo tenía un terrorista que había recibido entrenamiento de vuelo y se hizo cargo del control de la aeronave. Su objetivo explícito fue estrellar cada avión contra un edificio prominente, causando bajas masivas y destrucción parcial o completa de los edificios atacados.
El primer avión en alcanzar su objetivo fue el vuelo 11 de American Airlines, estrellado contra la Torre Norte del complejo World Trade Center en el Bajo Manhattan, de la ciudad de Nueva York, a las 8:46. Solo 17 minutos después, a las 9:03, la Torre Sur fue atacada por el vuelo 175 de United Airlines. Ambas torres de 110 pisos se derrumbaron en una hora y 42 minutos, lo que llevó al colapso de otras estructuras del World Trade Center, incluido el 7 World Trade Center, y dañó significativamente los edificios circundantes.
Un tercer vuelo, el 77 de American Airlines, que había despegado del Aeropuerto Internacional de Dulles, secuestrado sobre Ohio, fue estrellado a las 9:37 contra el lado oeste del Pentágono (sede del Ejército estadounidense) en el condado de Arlington, Virginia, causando un colapso parcial de ese ala del edificio. El cuarto y último avión secuestrado fue el vuelo 93 de United Airlines, en dirección a Washington DC. Los pasajeros del avión intentaron recuperar el control de la aeronave de los terroristas y, finalmente, desviaron el vuelo de su objetivo previsto y se estrelló en un campo cerca de Shanksville, Pensilvania, a las 10:03. Los investigadores determinaron que el objetivo del vuelo 93 era el Capitolio de los Estados Unidos. El ataque produjo la muerte de 2.996 personas, incluidos los 19 terroristas, y 25 mil heridos.
Los atentados comenzaron décadas antes, siendo dos de ellos en la Argentina.
Emanuele Ottolenghi, politólogo, es miembro principal de la Fundación para la Defensa de las Democracias en Washington DC. Anteriormente, dirigió el Instituto Transatlántico AJC con sede en Bruselas, Bélgica. Enseñó en el Centro de Estudios Hebreos y Judíos de Oxford, así como en el Centro de Oriente Medio del St. Antony’s College de la Universidad de Oxford.
Desde hace años se dedica al estudio de grupos terroristas.
Ottolenghi mantuvo una entrevista con MDZ desde su lugar de residencia en Washington, Estados Unidos.
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Pasaron 23 años de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos…
A 23 años del ataque del 11-S, lastimosamente, nos quedamos en el tiempo con falta de coraje y determinación de combatir las ideologías terroristas que justificaron la masacre de unas 3.000 personas y eso es muy preocupante porque en los próximos años se crearán problemas más grandes.
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¿A qué tipo de problemas se refiere?
Uno de esos problemas es la manera en que EE.UU. salió de Afganistán, que demuestra la decisión de este país de renunciar a una posición estratégica en la región con un vacío y una imagen que crea un espacio en favor de los adversarios estratégicos como China y el sector del Estado pakistaní que apoya al extremismo islámico, convirtiéndose en un refugio para quienes planificaron los ataques del 11 de septiembre de 2001 con una victoria que les permite tener nueva fuerza de reclutamiento de activistas adinerados ocasionando una caída de imagen y debilidad de los Estados Unidos.
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¿Esta situación que plantea se produce por la política que lleva adelante el presidente Joe Biden?
El problema no es demócrata o republicano, sino un problema general de una tendencia para que EE.UU. continúe siendo una potencia mundial, cuidando sus intereses sin mezclarse en los asuntos internos de otros países ni proyectar poder con presencia diplomática, militar y comercial, creyendo que los problemas globales no son sus problemas. En definitiva, plantean que los problemas de Europa no pertenecen a EE.UU., la administración Trump comenzó ese proceso de salida pero la ejecución desastrosa y ruidosa fue la decisión de la administración Biden.
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Los yihadistas argumentan que están librando una guerra Santa. ¿Quiénes es realmente este grupo islámico?
Los movimientos yihadistas, como los talibanes, Hamás y Al Qaeda, más allá de tener diferentes estrategias, aspiran a establecer una sociedad gubernamentada y específica con la ley musulmana, con una jerarquía religiosa que gobierna y sin un proceso democrático de elecciones. Son movimientos que justifican el uso de la violencia contra civiles inocentes para adelantar el objetivo ideológico de establecimiento de este tipo de sociedad islámica. Las mayores víctimas de sus acciones son musulmanes y así se puede ver con lo sucedido en Argelia, Irak o Afganistán.
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¿Por qué buscan objetivos como los del 11-S en Estados Unidos o Atocha en España?
Los países como Estados Unidos, España, Alemania y Francia, entre otros, para los yihadistas están gobernados por políticas e ideológicas malas; por eso golpean a quienes consideran sus enemigos occidentales.
- ¿Quiénes financian estos grupos? ¿Hay financiación desde Ciudad del Este o Foz de Iguazú, donde la presencia de musulmanes es muy importante?
Los talibanes se autofinancian con la venta de heroína, también con donaciones provenientes del Mundo Islámico. Son movimientos que invierten mucho en la propagación de sus ideologías, por ejemplo en Latinoamérica, por eso recaudan recursos de musulmanes que viven en la diáspora. En el caso de Foz de Iguazú y Ciudad del Este, hay una pequeña financiación de parte de musulmanes sunitas porque la presencia mayoritaria en esa zona es de chiítas, que están más cerca a Hezbollah e Irán. Esto demuestra que Latinoamérica es un sitio vulnerable.
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Teniendo en cuenta los atentados que se venían produciendo en el mundo, como el de Francia en 1983 o los de la Embajada de Israel en la Argentina en 1992 y el de la AMIA en 1994, u otros previos al 11-S, ¿no se podía prever nuevos atentados como el del 11 de septiembre?
Si bien los servicios de inteligencia tenían muchas informaciones sobre posibles atentados, lo que faltaba era la capacidad de conectar en un cuadro que hubiera permitido conectar todo y prevenir los hechos terroristas. Otro problema es que gran parte de destinación se hace dentro de un contexto religioso, dentro de lugares culturales musulmanes, y en occidente existe una sensibilidad especial respeto al derecho absoluto de libertad de creencia religiosa. Es muy complicado hacer inteligencia en mezquitas, centros religiosos o culturales. Además, en los últimos 20 años no se hizo un proceso de combatir al terrorismo, que no es una ideología sino la manifestación de una ideología. Es decir, un método violento para adelantar un objetivo.
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¿Es Europa el continente más vulnerable para el accionar terrorista?
El problema en Europa es que la difusión de la ideología terrorista es continental. Además, ese continente tiene otra característica formal, política y económica que es el mercado común económico, lo que hace que 17 de los 28 países tiene las denominadas fronteras abiertas que permite el desarrollo y fortalecimiento de redes terroristas a nivel continental.
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Irán está produciendo cada vez más Uranio, aumentó en cuatro veces su reserva, según reveló el organismo de control nuclear de la ONU…
El problema central con Irán es que, desde el 2011, cuando logró llegar al nivel del 20% de su enriquecimiento, quedó claro que tiene la sabiduría y la infraestructura industrial y tecnológica para producir una bomba nuclear. Por tal motivo, la pregunta no es si pueden, sino si quieren producir una bomba. Eso depende de sus decisiones políticas y de sus ganas de intentar destruir, por ejemplo, al Estado de Israel.
- Los yihadistas plantean que están librando una «Guerra Santa». Por consiguiente, con ese pensamiento, el conflicto nunca concluiría…
Es un conflicto ideológico entre dos modelos de sociedad. Se trata de la visión yihadista de una sociedad gobernada por la religión como la interpretan clérigos específicos contra la visión que pone al individuo y sus derechos en el centro de la sociedad. Esto muestra que son dos visiones totalmente opuestas y, por tal motivo, la pelea continuará. Occidente tiene una sociedad que respeta las creencias religiosas diferentes, vive en democracia y lucha contra una sociedad que oprime a la gente.
Por Alejandro Fabián Spivak