Leyendo las noticias de hoy, entre acuerdos agónicos, la pregunta que cabe es qué parte del mundo siente alegría o duelo por los rehenes sobrevivientes y los muertos.
La respuesta es Israel, los judíos y los pocos o muchos que desprecian el antisemitismo.
Hace falta una terapia intensiva de conciencia de lo que puede la guerra, el odio, la tortura, el hambre, las violaciones y toda agresión ante el distinto, al diferente. Estigmas que cicatrizan, pero que son imborrables. Nadie que ha pasado por situaciones críticas a nivel del desprecio por la vida vuelve a ser el mismo.
El domingo comenzará un desfile de fantasmas vestidos salidos de las cavernas. Es imposible pensar lo que pasará por sus mentes infectadas de situaciones terribles de impotencia ante soldados o sicarios bajo órdenes de castigos, golpizas, ultraje, burla a los atrapados en la redada criminal del 7/10/2023.
El mundo mirará por televisión cómo tres judíos entre lágrimas y sonrisas nerviosas hasta la desesperación verán retornar a casa, como reza el slogan, entregados por los mismo que asesinaron en la fiesta Nova.
Y mientras el recibimiento será una argamasa de emociones agónicas de espera para recibirlos, del otro lado de la frontera el júbilo árabe recibirá a los presos palestinos de prontuarios sangrantes de víctimas judías. Esta dicotomía entre lágrimas y vítores será el clima que reinará en donde haya simpatía por los judíos y la libertad y barbarie carnavalesca por los que se adhieren al terrorismo y el absolutismo.
Los testimonios de los que padecieron la Shoá dejaron su huella que la memoria supo mantener creyendo en “NUNCA MÁS”. Un nunca más con la creación del Estado de Israel y sin embargo la defensa judía demostró que sus tropas mamaron lo aprendido y con grandes pérdidas en proporción a su población respondieron ante el pogrom terrorista islámico de Hamás.
Si no basta recordar los aviones israelíes sobrevolando Auschwitz, cuando es el aniversario de la liberación, por los nietos de los que allí murieron o pudieron salir con vida. Israel atacó a Gaza no para matar a su población expuesta como escudos sino dejadas fuera de los túneles y refugios por sus líderes que los utilizaron para preparase, atacar y tomar rehenes. Por lo sucedido se repitió la jauría de los que enraizados en sus culturas y política han querido diezmar hasta aniquilar al pueblo judío en su tierra ancestral.
Hasta este acuerdo en los que no estamos de acuerdo, pero que lleva implícito que salvar una vida es salvar a la humanidad, las miradas del universo estarán atentas a lo que sus ojos verán. Serán escenas mudas ya que el secreto que guardan lo revelarán cuando sean entrevistados por el ejército y sus cuerpos revisados y tratados en los hospitales hebreos de prestigio mundial.
El domingo es un día clave para darse cuenta que siendo judío ante el antisemitismo y antisionismo estallado se suma la historia de nuestros antepasados que están vigentes y por lo que debemos luchar estemos donde estemos.
Los que salgan con vida que sean el referente de lo que tenemos que defender a ultranza ante la indiferencia y provocaciones. Y los que vuelvan en ataúdes jurarles que la vida que nos queda será para hacer una transfusión de sangre judía valiente y dispuesta a un “NUNCA MÄS” contra la anemia moral y amnesia de justicia por todo lo padecido por ser judíos.
Por Martha Wolff – Periodista y Escritora
Excelente. Totalmente de acuerdo.
Clarisimo.no falta agregar nafamas