El virus de la crueldad se reproduce. Por Martha Wolff

El virus de la crueldad se reproduce. Por Martha Wolff
El virus de la crueldad se reproduce. Por Martha Wolff

El 7  de octubre del 2023  volvió el fantasma del nazismo con su máquina de matar judíos con variaciones de crueldad, deshumanización y condenas  por parte de los terroristas islámicos. Volvieron las imágenes de  horror, de muertos, de    heridos, de masacrados y de rehenes. Luego se supo de las denigrantes condiciones en las que tenían y tiene a  los rehenes en los guetos llamados túneles, con  igual provisión de porciones miserables de comida, torturados física y moralmente y custodiados por encapuchados y armados como los guardias en los campos de concentración.

En  los primeros días después del 7 de octubre circuló un video con niños  enjaulados exhibidos ante la burla, risas y curiosidad en un mercado atestado de gente. Se dijo que eran niños judíos arrancados a sus padres cuando los terroristas invadieron sus hogares en el sur de Israel. Todo era posible después de masacrar a madres delante de sus hijos,  mandato que los asesinos obedecieron al ensañarse con las mujeres para que no fueran semilla germinal de continuidad judía.  Así los mostraban sumándose al espanto de lo sucedido. Y acaba de darse la información que Yarden Bibas, rehén en Gaza capturado aquel nefasto día, estuvo aislado en una jaula para animales. El castigo fue ser judío. Nada nuevo bajo el sol después de la Shoá. La práctica del sadismo es vieja como el tiempo. Hubo a fines del siglo XIX zoológicos humanos en Europa, cuando fueron llevados etnias originarias americanas para ser exhibidos en exposiciones vivientes a   indios salvajes de la etnia kawésqar del extremo sur de Sudamérica.  El que organizó ese espectáculo circense fue el  alemán Carl Hagenbeck, un traficante de vidas humanas  y fundador del zoológico de Hamburgo.  Con su soberbia y supremacía blanca sobre el indígena  fue un científico racista al clasificar a esos pueblos de atrasados e inferiores, racismo  antecesor de los genocidios y holocaustos del siglo XX y el XX, que estamos viviendo.

El mundo ciego, sordo y mudo ante todo lo visto y oído sobre las atrocidades cometidas por Hamás sigue defendiendo a los terroristas criminales porque el antisemitismo es un  veneno que sigue  contaminando a los que prefieren a los asesinos a los condenados.

Martha Wolff

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