La paz en Oriente Medio ha sido difícil de alcanzar, problemática y problemática debido a la intransigencia árabe y a su pensamiento delirante. Este es el plan que busca ejecutar el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para la Franja de Gaza.
El Plan de Partición de 1947 fue aceptado por Israel y rechazado por el mundo árabe, lo que llevó a cinco países árabes a atacar a Israel. Las guerras de 1956, 1967 y 1973 contra Israel estuvieron inspiradas por el nacionalismo árabe, liderado principalmente por el líder egipcio Gamal Abdel Nasser y su confidente, el vicepresidente y sucesor Anwar Sadat. Sadat hizo las paces con Israel en 1979 cuando se dio cuenta de que Israel no iba a ser derrotado en el campo de batalla y que miles de millones de dólares llegarían de Estados Unidos para estabilizar su economía. Fue asesinado por la Hermandad Musulmana, el mismo grupo que dio origen a Hamás. Así como la Hermandad Musulmana nunca aceptaría el acuerdo de Sadat con Israel, Hamás nunca aceptará la paz con Israel. Su carta constitutiva exige la destrucción de Israel. Ese es su único objetivo y enfoque.
El 7 de octubre dejó en claro que no sólo había que derrotar a Hamás, sino expulsarlo de Gaza de una vez por todas. El plan del presidente Trump para Gaza efectivamente hace precisamente eso. Lamentablemente, la mayoría de los habitantes de Gaza apoyan a Hamás. Su reubicación les permitirá centrarse en sus vidas y las vidas de sus familias en lugar de idear formas de atacar a Israel, cometer atrocidades y tomar secuestrados. Recibirán una compensación significativa. Finalmente tendrán la oportunidad de salir de las ruinas de Gaza. Incluso The New York Times admitió que más de 100.000 habitantes de Gaza se fueron al comienzo de la guerra. La cifra es en realidad mucho mayor. La mayoría no quiere quedarse, pero no tiene salida. El presidente Trump les está dando la mayor oportunidad del mundo. Gaza ya no será la llaga purulenta que el mundo árabe usa contra Israel para presionar a Israel y demonizarlo.
Una vez que Gaza ya no sea una plataforma de lanzamiento de misiles y ataques terroristas de Hamás, el presidente Trump podrá trasladar su mirada a Judea y Samaria. Tengo plena confianza en que, así como permitió a Israel anexarse los Altos del Golán y trasladó la embajada de Estados Unidos a Jerusalén en su primer mandato, facilitará la anexión de Judea y Samaria por parte de Israel en su segundo mandato. Esto también acercará la realidad de la paz.
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Una vez que se conceda la soberanía a Judea y Samaria, el mundo árabe reducirá su idea delirante de que algún día se apoderarán de la tierra israelí y se sentirán más inclinados a hacer la paz. Pero no puede detenerse allí. Las ciudades árabes de Judea y Samaria deben ser advertidas de que, así como Hamas fue expulsado de Gaza, también sus camaradas y agentes de Hamas serán encarcelados y/o deportados con toda su familia y reubicados si cometen actos de terrorismo. Esto se aplica a Yenín, a Qalqilya, a Hebrón y a Nablus. El terrorismo no será tolerado en la Tierra de Israel. Mahmud Abás ha hecho un mal trabajo en el control del terrorismo y su fondo de pago por asesinato en realidad alienta el terrorismo.
El plan del presidente Trump para Gaza ha causado conmoción en el mundo árabe. Es la primera vez que un presidente ha dejado en claro a los terroristas y a los potenciales terroristas que no va a tolerarlo más. O se comportan o se van. Ya es hora de que los terroristas reciban un aviso. La estrategia directa del presidente Trump rendirá frutos en el futuro, cuando la paz en Oriente Medio esté más cerca que nunca.
Excelente!!!Finalmente se dice la verdad.