Festival u obituario de la resistencia recreando el 7 de octubre en Bruselas. Por Martha Wolff

“El Festival de la Resistencia recreando el 7 de octubre” en Bruselas fue y es repugnante.

DE INMEDIATO DEBÍO HABER HABIDO REACCIÓN INTERNACIONAL. Reeditar el 7 de octubre con un Festival copiando el asesinato en masa en una parodia gravísima. Es el culto que se jacta de todo lo se suma a lo se destruyó con el terrorismo de vidas y lugares. Es un cáncer que avanza y extirparlo sería sanación pero hay adicción al mal y al odio. Lo que se hizo fue un homenaje al crimen. Es haber repetido lo perpetrado con éxito y satisfacción morbosa.

Un festival que tuvo lugar en la refinada Bruselas invadida de árabes. Una Bélgica real cuyo rey no reaccionó para que no perturbar su elegancia y sus sedes de la Otan y la Unión Europa,  no espantar turistas y para no atragantar a los comensales que disfrutan en los restaurants de la Grand Place. Nadie se inmutó. Fue un espectáculo callejero de  los palestinos en democracia a la que boicotean y viven de ella  ¿Cómo no hubo expresiones de repudio internacional? ¿Adónde estaba Antonio Manuel de Oliveira Guterres Secretario General de la ONU tan parcial en sus opiniones discriminatorias? Un hombre que tiene más límites que fronteras para ver la realidad y responde a intereses para que no le perturben su puesto degradado.

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Ese nefasto festival fue emular a una Gaza dominada por los israelíes, persiguiendo y matando de hambre de los palestinos. Los que simularon el ataque del 7/10 se burlaron de Israel, de sus soldados, de los muertos…se recibieron de actores al servicio de la destrucción con bombos, platillos, utilería, fogonazos y simularon ataque a civiles y médicos atendiendo bultos con sangre. Celebraron los incendios, las violaciones, el genocidio del que hablan siendo sus autores. Y así estamos con un mundo convencido que el genocida  es Israel  y no los terroristas de Hamás. Pero analizando el título que le han puesto Festival de la Resistencia demuestra que los árabes se regocijan del acontecimiento de haber exterminado salvajemente a miles de judíos y no judíos que concurrían al Festival Nova de la paz, la música, la alegría y la libertad. Entre uno y otro festival hay un abismo que se llama civilización.