El excontable de Auschwitz, juzgado en un proceso histórico en Alemania, y una superviviente del campo de concentración, entregaron estremecedores testimonios este miércoles, cuando se acerca el final del histórico juicio contra el antiguo SS.
Oskar Groening, un anciano de 94 años, está acusado de complicidad en 300.000 asesinados de judíos húngaros que fueron deportados y llevados a las cámaras de gas entre mayo y julio de 1944.
El acusado ha confesado que siente una «culpa moral» pero negó que tuviera responsabilidades legales en el marco del proceso, que comenzó en abril en Lueneburg, una localidad del norte de Alemania, cercana a Hamburgo.
En una declaración leída en voz alta por uno de sus abogados, Groening expresa humildemente su «culpabilidad ante los supervivientes y las familias de las víctimas».
También expresó que tiene «una responsabilidad compartida por el Holocausto», aunque afirma que su cuota es «pequeña».
En la declaración el anciano pidió «perdón».
«En vista de la magnitud de los crímenes cometidos en Auschwitz y en otros lugares, no creo que tenga derecho a pedirlo», expresó.
«Solo le puedo pedir perdón a Dios»
Vestido con una camisa y un pantalón gris y un chaleco sin mangas púrpura, Groening entró a la sala con la ayuda de dos auxiliares médicos y de un andador.
Groening, que se enfrenta hasta 15 años de cárcel, había indicado que quería hablar ante la corte, pero ha mostrado una creciente fragilidad a medida que avanza el proceso, que se extendería hasta finales de julio.
Groening trabajó como contable, encargado de administrar el dinero de los asesinados, que llegaba en distintas divisas desde toda Europa y que éste remitía a los jerarcas nazis.
En la declaración del miércoles, Groening dijo que sabía sobre los «asesinatos en masa» ocurridos en Auschwitz pero no era consciente hasta el juicio sobre el horror que soportaron las víctimas, mientras estaban vivas.
«Por ejemplo, no tenía idea de las terribles condiciones durante las deportaciones», aseguró el acusado.
También expresó su empatía hacia las víctimas y admitió que estas «han sufrido toda su vida por las experiencias vividas en Auschwitz y por la pérdida de muchos de sus seres queridos».
«Todo el horror»
La última testigo que declaró en el proceso, Irene Weiss, de 84 años, una superviviente checa, que ahora vive en Estados Unidos, entregó un estremecedor testimonio contra Groening.
Vestida con un traje de pantalón, Weiss, que tenía 13 años cuando fue deportada, habló con voz firme sobre sus experiencias en el campo.
La víctima llevó fotos tomadas a su familia cuando llegaron a Auschwitz, que mostraban a su madre y a sus cuatro hermanos, que fueron asesinados en las cámaras de gas.
Su padre fue obligado a trabajar como «sonderkommando», transportando los cadáveres desde las cámaras de gas para cremarlos, hasta que la SS lo mató de un tiro.
Weiss dijo que no es posible perdonar a Groening.
«Él dice que no se considera un ejecutor, sino meramente un pequeño engranaje en la cadena», afirmó.
«Pero si estuviera sentado aquí con su uniforme de las SS, yo temblaría y todo el horror que experimenté como una niña de 13 años volvería a mí», afirmó.
Lueneburg, Alemania, Fuentes: AFP-NA