Aunque comparte nombre con la Conferencia de Paz de París de 1919, cuando el “comité de los cuatro” (los presidentes Wilson, Orlando, Clemenceau y George) decidió el destino de las naciones vencidas después de la Primera Guerra Mundial, esta última conferencia no pasará a la historia, más allá del álbum de fotos de Monsieur Hollande.
El enunciado era rimbombante: “Conferencia de París sobre el proceso de paz entre Israel y Palestina”, y pretendía la aquiescencia internacional para resolver el conflicto. Por eso mismo, setenta países, entre ellos los miembros de la UE, Consejo de Seguridad, cuarteto y Liga Árabe, se reunieron en la capital francesa para hablar de asentamientos, Jerusalén, dos estados, etcétera. Es decir, altos vuelos y mucho revuelo. Todo muy bonito y muy francés. Salvo por el pequeño detalle que fue una pantomima, un auténtico «circo de la paz» por usar la expresión manida después de tantos circos del mismo estilo.
Es posible que la conferencia sirva para que los ministros comieran bien, se hicieran fotos cerca del Sena y ampliaran su red de seguidores en Facebook, pero para la paz en la zona fue una inutilidad completa, una «boutade» francesa.
¿Cómo se puede hacer una conferencia de paz entre israelíes y palestinos sin israelíes ni palestinos? Respuesta: no se puede. De manera que habrá que preguntarse que buscaba Hollande con este encuentro vacío si no había ninguna opción de avanzar a ningún lugar, más allá de alimentar a los tópicos y los ruidos.
Además, la conferencia llegaba herida por tres circunstancias no menores; una administración norteamericana con los días contados, una Gran Bretaña que «afeaba» la conferencia porque «enquistaba las posiciones» y un Israel que había pedido explícitamente que no se hiciera.
Incluso planteó sustituirla por un encuentro en París con Mahmud Abas. Sin embargo Hollande tenía agenda, anhelaba foto y aspiraba a coronarse como guardián de la paz, y los setenta se dieron cita en un croque. Monsieur particular. Es la paz del circo pero a Hollande le sirve pulpo como animal de compañía.
El resultado ha sido el previsible, ni un ápice de avance hacia ninguna dirección; una escenificación para alimentar el ego francés, una vergonzosa resolución 2334 de la ONU ratificada en París, y que, como todas las de la ONU, ataca a Israel unilateralmente, sin tener en cuenta las difíciles contingencias del conflicto, y un Hollande de haberse conocido pero invalidado para ser embajador de una conferencia real. Es lo mismo pero a la francesa, se reúnen sin los israelíes para decirle a los israelíes que son muy malos y que hagan en contra de sus intereses para tener contentos a los europeos que nunca los han ayudado a sobrevivir, y por supuesto ni un «feo» al terrorismo ni a la violencia palestina. Europa, que siempre ayuda a los buenos.
Pilar Rahola
La Vanguardia
Esta mujer debiera ser representante ante la ONU para ocuparse de destacar la falta de democracia de los paìses que la componen, Rahola, una autèntica luchadora por la paz y que tiene bien claro el camino a la unificacion de los paìses altamente democràticos en contra de aquellos que solo ponen obstàculos para desestabilizar…..la admiro profundamente, mis mejores deseos de èxito en su lucha permanente por la paz………..
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