Las «Tres Semanas» entre el 17 de Tamuz y Tishá BeAv han sido, históricamente, días de desgracia y calamidad para el pueblo judío. Entre otras tragedias, durante este tiempo fueron destruidos tanto el primero como el segundo Templo.
Estos días son aludidos como el período “entre las estrechuras” o “entre los días de angustia” (bein hametzarim), de acuerdo al versículo: «Todos sus perseguidores la alcanzaron entre las estrechuras» (Eijá 1:3).
Por lo tanto, durante este período toda la nación observa varios aspectos de duelo. Minimiza la alegría y la celebración. No se hacen bodas, no se escucha música, no nos cortamos el pelo ni la barba. Las expresiones de duelo se intensifican a medida que nos acercamos a Tishá BeAv.
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Dado que el atributo de Juicio Divino (din) se siente con mucha intensidad, evitamos riesgos potenciales y actividades riesgosas.
En Shabat, durante las Tres Semanas, las haftarot son leídas de capítulos de Yeshayahu e Irmiyahu que hablan sobre la destrucción del Templo y el exilio del pueblo judío.
El objetivo de sufrir por estos eventos es ayudarnos a superar las deficiencias espirituales que los causaron. Durante todo el proceso de «teshuvá» —introspección y compromiso a mejorar— tenemos el poder de transformar la tragedia en alegría. De hecho, el Talmud dice que después de la redención futura de Israel y la reconstrucción del Templo, estos días continuarán siendo observados, pero como días de alegría y festividad.
Cuenta la historia que Napoleón estaba caminando por las calles de Paris un Tishá BeAv. Cuando pasó al lado de una sinagoga escuchó los sonidos de lamento y los llantos. «¿Qué es todo eso?» preguntó. Un escolta le explicó que los judíos estaban haciendo duelo por la pérdida de su Templo. «¿Cuándo pasó eso?» preguntó Napoleón. El escolta contestó: «Hace unos 1.700 años». Napoleón dijo: «De seguro, un pueblo que lamenta la pérdida de su Templo por tanto tiempo, tendrá el mérito de verlo reconstruido».
El 17 de Tamuz
El comienzo del período de las tres semanas de duelo es el 17 de Tamuz, un día de ayuno que conmemora la caída de Jerusalem, antes de la destrucción del Sagrado Templo.
En el 17 de Tamuz no se puede comer ni beber desde el alba hasta el anochecer (Si el día coincide con Shabat, el ayuno se posterga hasta el domingo)
De mi pluma : Tisha be Av
Ellen Popper
Tisha be av
Ritos de duelo en la sinagoga ensombrecida:
La Torá, fuente gozosa abierta en Los lamentos.
La mano laxa, el cuerpo sin sustento
y los cantos de alabanza silenciados.
Hoy es el 9 de Av, el fatídico:
Del Dios de la Historia
el cíclico mensaje enumera
en la memoria , los castigos.
Nabucodonosor, Rey en Babilonia
de Sión envidioso arrasó el Templo,
dispersó a sus fieles y transformó
a diez tribus en épica leyenda
Continuaron la obra Tito y sus Legiones:
En la ciudad humeante no hubo otro testigo.
Solo quedó un obstinado muro que se opuso
al paganismo de Júpiter Capitolino
Otros desastres jalonan su destino:
La epopeya de Bar Kochba con
su esperanza de país frustrada,
El martirio de Akiba , los Cruzados…
En Sefarad , el decreto de expulsión
inició un nuevo largo exilio.
Remató en Zyklon B el cataclismo,
Con prolija y teutona precisión.
Hoy reaparece el legendario
Espíritu de Israel transfigurado.
Retorna a la Tierra Prometida
El mensaje de Dios, reinterpretado.
Vuelve a ocupar Jerusalem
Su legítimo lugar, con todos los derechos
Que Dios y la Historia le han legado,
El Pueblo entero, en Templo transformado.