Sergio Pikholtz: «La OSA está en un gran momento y considero que es tiempo de pasar la posta»

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El presidente de la Organización Sionista Argentina, Sergio Pikholtz, dialogó con Vis á Vis y aseguró que «la OSA está en un gran momento».

Seguramente sea una de sus últimas entrevistas como titular de la institución, ya que afirmó que considera que «es momento de pasar la posta».

La OSA llamó a una Asamblea para el próximo martes 15 de septiembre para tratar Memoria y Balance, y además convocar al cambio de autoridades ya cumplido el mandato.

El presidente de la entidad realizó un análisis desde su llegada a la Federación hasta hoy, explicó como recibió la institución y cómo está ahora, enumeró las actividades que desarrolla y el posicionamiento que adquirió.

Además, comentó que la OSA otorgará un presupuesto en dólares para proyectos desarrollados por los movimientos juveniles sionistas, contó cómo es la relación con las comunidades del interior del país y detalló cómo se trabaja en la lucha contra la judeofobia y el antisionismo.

  • En medio de la pandemia, la OSA llamó a Asamblea para el 15 de septiembre. ¿Por qué?

Porque es lo que corresponde estatutariamente y de acuerdo a nuestros asesores letrados la misma se puede hacer en formato virtual vía Zoom.

De esta manera, y en base a todos los logros obtenidos por esta gestión, también podemos decir que los pasos que fija el estatuto son respetados y en vigencia de las disposiciones legales establecidas mientras dure el aislamiento social obligatorio.

No obstante, debo aclarar que también podríamos haber postergado la Asamblea dentro del marco legal. Creo que hubiera sido correcto hacerlo (no había urgencias impostergables que atender). Sin embargo, las decisiones no las tomo unilateralmente sino en acuerdo con la comisión directiva.

  • Si la AMIA postergó sus elecciones, ¿por qué la OSA las llevará a cabo?

Nosotros no convocamos a una elección. Convocamos a una Asamblea que debe tratar Memoria y Balance y además convocar al cambio de autoridades ya cumplido el mandato.

En esta instancia también la Inspección General de Justicia ha dictado una normativa que permite cumplir con este tema del cambio de autoridades en tanto y en cuanto se atenga a lo establecido por el organismo (la presentación de una sola lista).

El 15 haremos la Asamblea y veremos cómo evoluciona el tema del recambio de autoridades.

Mientras tanto, la Comisión Directiva actual sigue al frente de la Federación bajo mi presidencia.

  • ¿Te gustaría seguir como presidente de la OSA?

Entiendo a la OSA como mi lugar natural en el mundo. Es el sitio donde puedo potenciar al máximo el liderazgo sionista.

Sin embargo, creo que ya he cumplido acabadamente con mi misión al frente de la Federación en dos mandatos consecutivos.

Le entregué a la OSA lo mejor que tengo como dirigente y la OSA me devolvió enormes momentos de emoción y satisfacción.

Toda mi vida comunitaria he repetido que es necesario renovar las organizaciones, permitir y promover el recambio generacional y asumir al 100% de plenitud la responsabilidad de liderar.

Es muy importante tener en cuenta que ser presidente de una de las tres instituciones centrales de la comunidad en nuestro país requiere de hombres y mujeres valientes dispuestas a entregar por lo menos dos años de su vida a la gestión. En ese contexto, yo ya le he entregado cuatro. Los he vivido con intensidad, responsabilidad y alegría.

En línea con lo dicho anteriormente, es el momento de dejar el mando a quienes sepan dar continuidad a este perfil de conducción: dirigentes entregados al 100%, que sepan gestionar y asuman el compromiso.

Al menos mi apoyo será para aquel o aquellos candidatos que manifiesten con su trayectoria la adhesión a estos conceptos.

  • ¿Qué balance haces de tu gestión en la institución?

Han sido cuatro años de trabajo intenso y reconstrucción de la OSA.

Hemos logrado la mayor parte de los objetivos que nos propusimos al principio de la gestión en base a un profundo proceso de reingeniería institucional que llevamos adelante con el apoyo del Departamento para la Diáspora de la Organización Sionista Mundial, y su presidenta Gusti Yehoshua Braverman, con quien en largas horas de intercambio decidimos que el desafío valía la pena.

Le prometí a Gusti que no sería en vano y que el proceso sería beneficioso para la OSA y para el sionismo.

Cuando llegamos lo primero que hicimos fue preguntarle a la gente qué opinaba de la OSA, si sabía cuál era su misión y si la consideraba necesaria.

Las respuestas fueron decepcionantes. No solo porque la gente opinó de la manera que lo hizo sino porque lo que recibimos como devolución era el reflejo de la pérdida de la centralidad de la Federación en la vida judía de nuestro país. Ahí radicó la decepción.

También preguntamos qué esperarían de una OSA moderna y que respondiera a las demandas de estos tiempos.

Nos pidieron mayor presencia en el interior del país, edición de material educativo, formación para jóvenes en Hasbará, orden institucional y equilibrio económico porque no era admisible que la OSA tuviera que ser una carga para el resto de la comunidad.

Considero que hemos cumplido con todos estos objetivos y que el balance es muy positivo.

  • ¿En qué situación estaba cuando comenzó tu gestión y cómo está hoy en día?

Encontramos una OSA vacía de recursos y de contenidos y hoy tenemos una OSA vibrante, central, relevante y, por sobre todo, con un enorme potencial de desarrollo porque no es que ya está todo hecho.

Por el contrario, una enorme cantidad de miembros de la comunidad aún no conocen o no entienden para qué estamos y ahora podemos mostrar todo lo que hicimos como trampolín para lo que viene.

Al asumir, la comisión directiva atravesaba un quiebre complejo y el pasivo y las deudas alcanzaban el equivalente a un presupuesto y medio anual.

Los vínculos con la Organización Sionista Mundial estaban congelados y la OSA ya no era reconocida por la comunidad como una institución central y necesaria.

No teníamos tampoco dirección ejecutiva ni coordinadores de actividades.

Para colmo, las elecciones de delegados para el Congreso Sionista Mundial de 2015 resultaron un fiasco y la Federación fue sancionada con la quita de sus delegados (18 hasta el momento) y la asignación de un representante por movimiento.

Luego de dos mandatos, la OSA no tiene deudas de ningún tipo, cuenta con un presupuesto operativo asegurado por varios meses y también tiene un financiamiento asegurado por un tiempo importante.

Y, en este contexto, la OSA estuvo presente en muchísimas actividades de relevancia. Fuimos invitados a la asunción del presidente Alberto Fernández y formamos parte del comité de bienvenida en AMIA al primer ministro Benjamin Netanyahu.

¿Qué actividades desarrolla actualmente la institución?

Venimos con varios años de actividades permanentes que en estos tiempos de pandemia y aislamiento social se han reconvertido.

Ulpanim de hebreo, conferencias de disertantes israelíes en diversos campos, seminarios de Diplomacia Pública para jóvenes y adultos jóvenes, edición de material educativo, presencia en todo el país a través de la gran tarea del Comité Federal, eventos audiovisuales de primer nivel, posicionamiento en redes sociales que nos han constituido en referencia sobre temas de antisionismo y antiisrealismo son sólo algunos de los desarrollos que hemos llevado a cabo.

Más de 70 mil personas ya vieron los eventos virtuales que desarrollamos: desde la celebración de Iom Haatzmaut hasta el conversatorio con Pilar Rahola pasando por transmisiones de obras de teatro y conferencias.

  • ¿Cómo trabaja la OSA con las comunidades del interior del país?

Al asumir, en una de las primeras visitas al interior, estuve en Córdoba y me entrevisté con dirigentes de la provincia y del NOA que me plantearon las necesidades del sionismo en las provincias.

También me contaron que era un viejo reclamo no atendido por la OSA y que su intención era ponerse en marcha de todos modos aún creando una nueva Federación si era necesario.

Me pareció muy concreto y elemental el planteo. No pude menos que estar de acuerdo. Por lo tanto, a mi regreso a Buenos Aires, en la primera reunión de comisión directiva propuse la formación del Comité Federal.

Desarrollamos un programa de trabajo con el Comité Federal liderado inicialmente por Fredy German de Córdoba y actualmente por Pablo Soskin de Paraná, Entre Ríos. Dos grandísimos dirigentes que llevaron todo lo que ocurre aquí en Capital Federal a cada rincón del país.

A veces resulta complejo armar circuitos institucionales porque existe en la comunidad lo mismo que en la sociedad general: algo que llamamos grieta. Sin embargo, allí donde no lográbamos consenso de las instituciones, avanzamos igual y le hicimos propuestas a la gente directamente. Y la gente las aceptó con gusto.

  • ¿Cómo se trabaja con los movimientos juveniles sionistas?

Gracias al equilibrio financiero de la Federación, algo que alcanzamos también por el gran trabajo de nuestro tesorero Luis Nimhauser, decidimos destinar en plena pandemia un presupuesto de u$s 5000 a la puesta en marcha de proyectos desarrollados por los movimientos juveniles sionistas.

Lo discutimos en comisión directiva y finalmente aprobamos el aporte.

Por otra parte, hemos trabajado muchísimo con jóvenes no institucionalizados armando seminarios de Diplomacia Pública, seis hasta el momento, de los cuales participaron más de cien personas, no sólo de Argentina sino de Uruguay también.

Siempre los analistas y capacitadores son de primera línea, incluso funcionarios del gobierno israelí.

Estos seminarios mayormente transcurren durante un fin de semana en algún lugar alejado de la ciudad y con una impronta de pertenencia única.

Claramente este trabajo se traduce en acción directa contra la judeofobia y antisionismo.

  • En el último tiempo la OSA  se ha posicionado en las redes sociales, y también a nivel general, como referente en los aspectos vinculados a Israel, la lucha contra el antisionismo, el antiisraelismo y la judeofobia. ¿Cómo se logró?

Cuando llegamos hicimos un análisis profesional de la situación y el resultado evidenció que la OSA era un nombre que había perdido fuerza y no estaba posicionado.

Por eso comenzamos a trabajar sobre la premisa de su reinstalación comunitaria.

Emprendimos entonces un enorme trabajo desde nuestro Departamento de Comunicación y Prensa haciendo hincapié en las redes, con las ideas de la Secretaría de Acción Política, y poniendo el cuerpo personalmente en la lucha contra el antisionismo y el antiisraelismo.

Ser presidente de la OSA es dar la cara y jugarse aún cuando se reciben amenazas e insultos en forma permanente.

No escapamos nunca a la discusión, participamos de debates televisivos, enviamos columnas de opinión a medios gráficos y digitales, y expusimos a quienes nos atacan y difaman.

Nuestras opiniones argumentadas y documentadas son las que nos han permitido ser serios en la transmisión de contenidos y de esta forma convertirnos en referentes.

  • ¿De qué manera trabajan las instituciones centrales de Argentina para combatir la fuerte crisis que genera la pandemia?

En general creo que bien, cada una en lo que le compete y le es propio, sin interferencias entre unas y otras.

Nosotros desde OSA lo hacemos fomentando la centralidad de Israel en la vida de cada judío, impulsando la Aliá y combatiendo a los judeófobos.

  • ¿Cuál es tu visión acerca del futuro de la comunidad judía argentina?

Preocupante. En parte porque la crisis y la pandemia van a dejar una realidad compleja en lo social, aunque también porque en el ámbito dirigencial existen directivos que hablan de la unidad y de la construcción, pero en muchos casos es sólo una declamación porque en los hechos conspiran a favor de profundizar las diferencias.

No considero que debamos estar todos de acuerdo todo el tiempo ni que el libre ejercicio democrático de elegir representantes deba ser siempre sustituido por acuerdos de cúpulas, pero una cosa es el disenso y otra es la militancia en la descalificación al trabajo de quienes tienen ideas diferentes.

Escuché a directivos decir que hay que reconstruir la comunidad y en mi opinión la comunidad no está destruida. En todo caso, es conducida por grupos con ideas diferentes a las que ellos pregonan.

Tenemos mucho por construir, pero hablar de reconstrucción es poner las cosas en un lugar que no refleja la realidad de una comunidad con problemas, pero viva y pujante.

Por otra parte, esta grieta entre ortodoxos y no ortodoxos es francamente decepcionante.

No adhiero a ella porque si en algo somos libres los judíos es precisamente en nuestro ejercicio de las cuestiones religiosas.

En mi caso, políticamente pertenezco al judaísmo liberal y sionista y no tengo ningún problema con la ortodoxia ni con nadie que quiera construir.

En lo general si me preguntan digo Ivri Anoji, Hebreo Soy. No hace falta agregar nada más después de esa definición.

Desde la política unos podrán ser colectivistas y otros seremos liberales, unos podrán creer en el achicamiento comunitario y otros en la optimización de recursos, la mejora de las fuentes de recaudación y su correcta administración, algunos creerán que los gobiernos deben conformarse por afinidad y otros que los gobiernos deben ser de los más idóneos. Pero la realidad es que nada de todo lo que mencioné tiene que ver con la vida religiosa de cada persona.

Al principio de la entrevista me preguntaste si quería seguir siendo presidente de la OSA y te dije que tenía otros objetivos y proyectos dentro de la comunidad. Básicamente, lo que no puedo concebir es una comunidad donde no se fomente la democracia participativa  y no se ejercite el recambio generacional.

La OSA está en un gran momento y considero que es tiempo de pasar la posta a los más idóneos y buscar nuevos desafíos. Seguir democratizando la sociedad judía y apoyar a los líderes emergentes son cuestiones que están ligadas a esos nuevos desafíos.

Considero que es mi aporte desde el liderazgo a que el futuro sea un poco menos complejo.

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