Recibido con gritos y gritos de miembros del Partido Likud, el primer ministro entrante, Naftali Bennett, pronunció un discurso desafiante el domingo por la tarde antes de la votación crítica que se espera confirme la nueva coalición que encabezará.
Bennett comenzó su discurso agradeciendo al primer ministro Benjamin Netanyahu por sus años de servicio al Estado de Israel. Lo recibieron con gritos y gritos de diferentes diputados de la derecha, incluidos sus antiguos aliados del Partido Religioso Sionista que fueron retirados del pleno.
Los miembros del Partido Likud interrumpieron a Bennett durante su discurso, negándose a permitirle dirigirse a la Knesset.
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Israel, dijo, dejó de ser administrado como país. «El tono fuerte de los gritos es el mismo que el de no gobernar durante su mandato», respondió Bennett a los miembros del Likud.
«Israel no es solo un estado, es un sueño de generaciones de judíos», dijo.
Respondiendo a los continuos abucheos, Naftali Bennett dijo: «Cuando escucho los abucheos no puedo evitar pensar que nuestros antepasados habrían soñado con tener un parlamento judío. Estoy orgulloso de esto y estoy abierto a las críticas».
Bennett comparó la situación actual en la política israelí con las divisiones dentro del pueblo judío cuando el Primer y Segundo Templo fueron destruidos. Dijo que los líderes entonces no sabían cómo sentarse juntos y comprometerse y que eso es lo que está tratando de hacer el nuevo gobierno formado por él y Yair Lapid.
