«Hospital Israelita Z»: se presenta el libro de Sergio Saposnic

restaurar-el-viejo-hospital-israelita-bajo-absoluto-secreto-cuenta-sergio-saposnic
restaurar-el-viejo-hospital-israelita-bajo-absoluto-secreto-cuenta-sergio-saposnic

Cinco judíos -antes comunistas, ahora religiosos- forman un grupo para restaurar el viejo Hospital Israelita bajo absoluto secreto. Los financia un linyera. También reciben donaciones -no todas voluntarias-, más el singular aporte de Juanita Viale. Este grupo de judíos recluta nuevos miembros, todos personajes estrafalarios, cada cual a su manera. Durante cierto tiempo, la restauración secreta del Israelita avanza viento en popa. Llega a tal punto que la restauración se vuelve inocultable para los vecinos de la avenida Gaona.

Las fuerzas vivas del barrio, la murga cooptada por un puntero político y una constructora quieren echar a los judíos y quedarse con el Israelita: un predio de casi una manzana ideal para mega proyectos inmobiliarios. A esta fuerza de choque la congrega el rechazo a los judíos más que la ambición comercial.

Delirios paranoicos, rezos, canciones de la Guerra Civil Española, un carnaval con final siniestro, hechos de violencia aislados y un desenlace con una batalla de dimensiones bíblicas.

La presentación será el 26 de diciembre a las 19 hs en Gaona y Terrada.

El autor 

Cuando Sergio Saposnic nació, estaba en Floresta. Después de unas cuantas mudanzas, por fin logró cruzar Nazca, como los hebreos el Mar Rojo, y de ese modo logró escapar del taller familiar de Gaona, bastión que su zeide Berl había levantado tras escapar de la Europa antisemita. Es que a sus jóvenes quince años, Sergio ya había comprendido que las tuercas y esas cosas no eran para él. Propios y ajenos, especialmente su mamá, vieron en su abrazo a la cultura una huída desesperada del Egipto de chapa y pintura más que un apasionado amor por las letras.

Sólo el tío Jaco alentó y acompañó su sueño de escritor desde el comienzo. Cuando Sergio tenía ocho años, no solo le había elogiado un texto escolar que emulaba el estilo de Sokolow, sino que lo tradujo del castellano y conminó al editor de Di Presse, el periódico idish más popular de Buenos Aires, a que lo publique en página impar.

Durante largos años, un malentendido con suerte lo llevó a producir teatro, otro más incierto, a editar libros y elaborar material didáctico y por causa de una triste confusión gerenció un club de campo del que jamás desearía ser socio.

Leer más: Keren Hayesod: original invitación al evento de Punta del Este con un video alentando a la selección argentina en Qatar

En el milenio pasado, Sergio se casó con Alejandra, la única mujer sefaradí que no cocina kipe ni lajmashin, pero con quien tiene dos hijos encantadores, Martín y Tamara. Esto puso feliz a su mamá, aunque no dejaba de machacar con aquello de “lo bien que te vendría volver al taller, ahora que tenés una familia que alimentar”. A su otro zeide, Jaime, lo persiguieron los cosacos, a Sergio, su mamá.

En su infatigable derrotero, Saposnic se resistió todo lo que pudo a estudiar Letras y sobre todo a escribir con porfiadas intenciones de publicar, pero fue inútil: sus avances en la batalla contra el superyó es y será para los lectores un repliegue en el borrascoso camino de la Literatura: “No sabía que habías escrito una novela” disparó su mamá como al pasar y a Sergio ya no le importó.

sergio-saposnic-autor-de-hospital-israelita-z
sergio-saposnic-autor-de-hospital-israelita-z

En Hospital Israelita Z tenemos: Zombies. Policías coimeados con carne casher. Eruditos talmúdicos. Amigos entrañables. Intrigas amorosas. Traiciones de todo calibre. Campeones europeos de Krav Magá. Secuestros extorsivos. Tatuadores justicieros. Coleccionistas de estatuillas. Dealers barriales. Antisemitas rasos. Donjuanes jasídicos. Asesinos por venganza. Muñecos de Trump. Matrimonios que se aman y mucho más !! Baruj hashem!!!

4 COMENTARIOS

  1. Estaría bueno que nos paguen a todos los que trabajamos y queríamos al hospital. Trabajamos, teníamos que hacer cola para cobrar 5 $ y un día nos mandaron una carta documento por la situación que atravesaba el hospital. Negocios para algunos, luego una cooperativa de exempleados, un geriátrico con abuelos en condiciones infrahumanas, ahora alguien que está construyendo puertas adentro,publicitan la venta de loft, todo a puerta cerrada de la avenida Nazca. Ojala el día 26 vengan las cámaras y salga todo a la luz. Los Síndicos no nos atienden. Esperemos que sea el final de algo oculto y el hospital vuelva a la comunidad.

DEJAR UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí