El partido Laborista de Israel anunció el pasado domingo su decisión de abandonar las conversaciones entre Gobierno y oposición para lograr un acuerdo más amplio sobre la polémica reforma judicial, congelada temporalmente por Benjamín Netanyahu en busca de consenso.
«A pesar de las graves dudas que expresamos todo el tiempo sobre la disposición de la coalición de gobierno para formular amplios acuerdos nacionales, optamos por unirnos al proceso de negociación en la Residencia del Presidente debido a una profunda preocupación, un sentido de responsabilidad nacional y un deseo de encontrar soluciones consensuadas a la crisis constitucional que se avecina y que puede cambiar el modelo democrático en Israel«, indicó en un comunicado el partido laborista de Israel, uno de los partidos minoritarios en la oposición.
Según la formación de izquierdas, que llegó a ser hegemónica en los primeros años del Estado de Israel pero ahora es minoritaria, hay cuestiones que se están debatiendo entre bastidores, entre el gobierno y los principales partidos de la oposición, que «no son consistentes con nuestras posiciones y las líneas rojas que creemos que no deben cruzarse«.
El Yesh Atid, del exprimer ministro centrista Yair Lapid; y el partido de centro-derecha Unidad Nacional, del ex ministro de Defensa, Benny Gantz, son los principales partidos de la oposición que llevan la voz cantante en las negociaciones.
«No es posible llegar a un compromiso«, indicó la formación, que solo cuenta con cuatro diputados en la Knéset.
Acorralado por las protestas masivas y por una huelga general, el primer ministro Benjamín Netanyahu anunció el pasado 27 de marzo que congelaba temporalmente la tramitación en la Knéset de la reforma judicial para lograr un consenso con la oposición, en unas conversaciones que comenzaron al día siguiente en la residencia del presidente Isaac Herzog, con la presencia de todos los partidos con representación parlamentaria.
El gobierno pretendía aprobar el grueso del paquete legislativo de la reforma antes del receso parlamentario de abril, en particular la polémica ley de selección de jueces, que daba al Ejecutivo amplio control del comité que los nomina; pero Netanyahu lo aplazó.
Sobre la decisión del partido Laborista de alejarse de la mesa de negociación, la oficina de la Presidencia afirmó que la residencia presidencial «está abierta y seguirá abierta a cualquiera que desee ser parte en las discusiones para llegar a acuerdos lo más amplios posibles«.
El propio presidente Herzog figura entre los detractores de la reforma judicial, que busca socavar la independencia de la Justicia y la separación de poderes, por lo que es vista por amplios sectores de la sociedad -incluyendo el económico y el militar- como una amenaza para la democracia liberal israelí, que ha desencadenado el mayor movimiento de protestas de la historia de Israel.
«La facción laborista seguirá luchando por la democracia israelí en la Knéset, en las calles, en las protestas, en los medios y en cualquier otro ámbito, junto con el público israelí«, agregó la formación izquierdista liderada por Merav Michaeli.
Fuente: Infobae.
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