A partir de este mes todas las semanas tendremos la reflexión del Rab Ioni Shalom de la comunidad Bet Hilel. Hoy nos dejará su mensaje sobre la parashá Jukat Balak
«Valorar a Tiempo», así reflexiona el Rab sobre la parashá y lo que sucedió con Myriam, la hermana de Moshé.
La parasha de esta semana corona los 40 años del pueblo de Israel en el desierto. Comienza con la ley de la para adama, la vaca roja y se pronuncia sobre la impureza de la muerte y cómo purificarse luego de estar en contacto con una persona que haya fallecido. A diferencia de otros sacrificios de la Torá, este animal debe ser completamente consumido por el fuego hasta ser solamente cenizas. Se quita la vida al animal, se lo destruye y se lo quema sin dejar ningún rastro. Pero, ¿Para qué? ¿La Torá nos está anticipando aquello que va a pasar más adelante?
El capítulo comienza con la muerte de Miriam. Luego de su entierro el pueblo se queja de la falta de agua y Moshé golpea la piedra en vez de hablarle. Dios le dice a Moshé y a Aaron que no van a entrar a la tierra prometida. Ya finalizando el capítulo muere Aaron y así comienza a cumplirse la profecía de la transición generacional.
Leer más: Ultraortodoxo toca el violín para paciente árabe en hospital de Israel
Hay una simetría obvia en el capítulo que comienza con la muerte de Miriam y se cierra con la de Aarón, pero también hay una simetría menos obvia que subraya la naturaleza transformadora de este capítulo.
Los versículos que hablan de la muerte de Miriam y de la de Aaron usan las mismas cinco palabras para describir esto: “Toda la tribu de los hijos de Israel”. Everett Fox, un traductor e intérprete de la Torá, traduce esta frase como “Los hijos de Israel, la comunidad entera” y el hecho de que se usen estas palabras solamente aquí y no en otra parte de la Torá, es notable.