El testimonio completo de Marina Degtiar, hermana de Cristian, víctima del atentado del 18 de julio de 1994, en la inauguración de Plaza Memoria AMIA en la Ciudad Universitaria de la UBA, ubicado entre el Parque de la Memoria y la Reserva Natural Costanera Norte.
Todos es un antes y un después.
En el antes era la vida junto a Cristian. En el antes parecíamos indestructibles, con Gustavo mi hermano mayor y Cristian, el más chico de los tres. Jugando en cada rincón de casa, saltando en puntas de pie para no quemarnos con las baldosas calientes del patio enorme (que ahora veo tan distinto) en nuestra casa de la infancia y tirarnos de una en la pileta de lona que nos esperaba frescos, divertidos.
En el antes, lo veo a Cris, sentado durante horas, dibujando soldaditos o jugadores de fútbol, armando toda una estrategia del ataque sobre una sumple hoja, que con con su talento y paciencia se convertía en toda una obra de arte. Lo veo rodeado del erde donde tanto amaba jugar. Veo sus botines de fútbol, su camiseta, compañeros de tantos domingos de disfruto junto a sus amigos de toda la vida.
En el antes, lo recuerdo adolescente, los primeros bailes, su pasión por la historia frente a la computadora, escribiendo desde sus ideales, tan joven, tan reflexivo.
En el antes nos veo juntos, sentados en el pise comiendo pizza, yo contándole toda mi vida sin filtro y él escuchando, reservado, y respondiendo con una risa inteligente, para esquivarme la repsuesta si acaso se me ocurria preguntarle por su vida.
Todo es un antes y un después. En el antes Cristian dueño de sus sueños y de su futuro.
En el después, la tristeza intalada, el mundo detenido en la mirada de mis padres. El doloroso trabajo de tomar en las propias manos los pedazos de vida resquebtrajada, llorar sobre ellos y aceptar la pena para poder reconstruir entonces nuestro mundos con nuevos significados.
En este después, todos nosotros reconstruyendo sus mundos, aún hoy, a 29 años.
En este después nos asumimos como una voz, una ola voz, por las 85 voces que ya no son.
Recordar es una decisión. Nosotros elegimos recordar.
Nosotros elegimos recordar y elegimos recordar bien.
Porque somos lo que recordamos.
Somos lo que hacemos con aquello que recordamos.
Porque somos memoria.
Porque somos memoria compartida, que es más que memoria.
Hoy en este depsués, en esta nueva plaza, gritamos al mundo sus nombres, construimos cimientos de memoria.
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