A 50 años de la dictadura en Chile, ¿qué pasó con las instituciones judías durante ese periodo?

A 50 años de la dictadura en Chile, ¿qué pasó con las instituciones judías durante ese periodo?
A 50 años de la dictadura en Chile, ¿qué pasó con las instituciones judías durante ese periodo?

A 50 años del sangriento golpe de Estado en Chile, Nueva Sion entrevistó a Valeria Navarro Rosenblat para dialogar sobre un tema poco conocido en Argentina: el destino de los desaparecidos y fusilados judíos durante la dictadura de Pinochet. Rosenblat, además de ser presidenta del Centro Progresista Judío de Chile, es doctora en Historia de América Latina, trabaja sobre temas de judaísmo en nuestro continente y es docente en la Universidad Diego Portale.

A 50 años del golpe de Estado en Chile, ¿qué cantidad de judíos desaparecidos se pueden contabilizar en ese país y qué se sabe sobre su destino después de tanto tiempo?

Debemos tener varias consideraciones. En Chile se calcula que hay 3.600 desaparecidos, de los cuales 2.500 son detenidos-desaparecidos y los otros 1.100 son fusilados y ejecutados políticos. Y eso es una diferencia, porque hay algunas personas que fueron secuestradas en la maquinaria del terror y otras que fueron asesinadas, fusiladas, y que los familiares sabían que estaban muertos, pero que no necesariamente tenían acceso a sus cuerpos.

Sobre el entorno judío, también debemos tener en consideración que estamos hablando de un universo pequeño. En el caso chileno, para 1970, la población judía no era más de 30.000 personas, y en la época de Salvador Allende hay más o menos 6.000 a 7.000 judíos que partieron del país por el temor que tenían sobre los posibles efectos de un gobierno socialista en su vida. Recordemos que estamos en el contexto de la Guerra Fría, una población judía que proviene tanto de migraciones previas al Holocausto y también judíos de Europa del Este escapando de las persecuciones del mundo socialista/comunista. Hay una población significativa de judíos húngaros que tenían en su memoria la partida de 1956 desde Hungría. Entonces, esos elementos van transformando las posiciones del mundo judío.

Frente a estos elementos y al número de detenidos-desaparecidos y ejecutados políticos que hay en Chile, se calcula que hay 21 personas judías o de origen judío. El seguimiento se realizó desde el regreso de la democracia, y hubo una búsqueda para ver si las personas que estaban en una posible lista se consideraban, o su entorno familiar los consideraba judíos, o que querían ser recordados en un entorno judío. ¿Y por qué lo digo? Hay algunos que no se consideraban judíos, pero que sí querían ser recordados en ese entorno. Entonces fueron incluidos en la lista.

Y también se incluyó a 4 personas más, dos norteamericanas, una que fue muerta en Estados Unidos en un atentado contra el antiguo canciller de Chile, Orlando Letelier, y cuya secretaria Ronni Moffitt,, que murió en el atentado junto con él, también era de origen judío.

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida por Vis á Vis (@visavisnoticias)

La otra persona es Boris Weisfeiler, que es desaparecido en 1985 en una zona del sur de Chile, donde hay bastante población de origen alemán, y se presume que fue secuestrado, torturado y desaparecido en un lugar que se llama Colonia Dignidad, que era uno de estos enclaves alemanes.

Vos afirmás en uno de tus documentos de investigación que los judíos de izquierda históricamente en Chile fueron parte de la política dentro y fuera de la colectividad judía desde sus inicios. ¿Podrías ampliar este tema?

Cuando observamos la historia del mundo judío chileno, vemos que existen distintas esferas: están los judíos que se movieron solamente en el entorno comunitario y que desarrollaron su activismo y su acción política en esos lugares. Por otra parte, tienes un grupo de judíos que no participan ni en política judía ni en política nacional. También tienes un grupo de judíos que participan en ambas esferas, es decir, en el mundo judío y en el mundo nacional. Y tienes un grupo de judíos que solamente participaron en la política nacional.

Cuando hablamos de los judíos que tenían una participación en política judía y en política nacional, vamos a encontrar personajes como Natalio Berman, quien fue diputado de la Nación y activista dentro de diversas organizaciones de la comunidad. Fue un líder comunitario, fundador de un policlínico israelita que hacía las funciones de salud y de asesorías en esos temas, tanto al mundo judío como en el no judío.

Tienes a Marcos Chamúdez, que comenzó como diputado comunista y terminó como propagandista anticomunista en los ’60. Ángel Faivovich, quien fue diputado y senador por el Partido Radical, que no es lo mismo que el argentino.

Además, tienes el mundo judío de izquierda, que participaba, por una parte, en el entorno político, ya sea como representantes de Avodá, como representantes de Meretz, o de instituciones judías no vinculadas al entorno comunitario, como un equivalente no igual al IKUF, que era el Centro Progresista, y luego el centro cultural Sholem Aleijem.  Algunos van a participar de manera plena en la política nacional.

¿Qué pensaba la mayoría de las instituciones judías del gobierno de Salvador Allende?

Creo que las instituciones no piensan, piensan los dirigentes de turno.

Es verdad.

Y eso es una salvedad importante, porque durante la época de Allende tenías el discurso de las instituciones judías expresando: «Somos neutrales, saludamos a los presidentes de la misma forma, saludamos a Allende». Después con Pinochet van a hacer lo mismo. Sin embargo, las diferencias se observan cuando hay cierta reticencia, en cuanto se hablaba, cómo se presentaban frente a Allende y luego ante la junta militar. ¿Por qué lo digo? Porque cuando se juntan con Allende, antes de que fuese ratificado y que asumiera la presidencia, le solicitan que respeten a los judíos, y a su propiedad privada. Y Allende les respondía: «Los judíos van a ser tratados igual que sus connacionales chilenos, respetados en todos los aspectos que a todos los ciudadanos se les respeta».

Con el golpe de Estado, hay una posición menos de solicitar, sino como más de congratularse. Una frase que siempre me llama la atención es que, a pesar de que buscaban esta neutralidad, en el lenguaje hablaban del respeto a la patria, por las acciones del glorioso Ejército, y en el uso de ciertos lenguajes mostraban que había una cierta afinidad a este nuevo régimen, a la dictadura.

Sin embargo, tampoco hay declaraciones completamente abiertas. Sí, hay ciertos matices que ayudan a decir que estaban más cómodos o que se sentían más tranquilos con la dictadura. Pero no necesariamente era una afinidad ideológica, como sí hubo otros sectores de la sociedad chilena que se manifestaron. Pero también es una forma de entender que se sentían más tranquilos, había menos incertidumbre.

Es verdad que hubo varios líderes comunitarios de la época, que mostraron su apoyo. Y lo hicieron a través, por ejemplo, de donación de recursos. A los pocos días del golpe d salió una campaña de reconstrucción nacional, que buscaba recibir recursos para poder sustentar algún cambio, o sustentar las necesidades del país. Y en el mundo judío hubo un aporte a esa campaña.

Sin embargo, no fue la única colectividad y no es el único grupo social que lo hizo. Todas las personas que estuvieron en algún momento de acuerdo con el cambio de gobierno, con un golpe, sin saber necesariamente lo que se iba a venir, hicieron aportes, ya sea en dinero, o joyas. Está la imagen de las señoras de clase alta, no necesariamente judías, que se sacaban los anillos o sus argollas de matrimonio, los donaban a la causa del golpe. Muchas cosas salían publicadas en uno de los periódicos de la comunidad israelita, que se llamaba «La Palabra Israelita», y se publicaba cuál había sido la cifra que habían reunido.

¿Hubo sectores de la comunidad judía que participaron en el gobierno o en la militancia de Unidad Popular?

En Unidad Popular hubo muchos militantes, asesores, senadores, diputados. Uno de los asesores más importantes que estuvo a cargo de la minera de cobre de Chuquicamata, fuente fundamental de ingresos de Chile, era David Silbermann, que era judío, y está desaparecido hoy en día. Asesores periodísticos, funcionarios de todo tipo de ministerios. El que fue presidente de la Unidad Popular, de la coalición al momento del golpe, era judío.

¿Cuál fue el rol que tuvo la comunidad judía en general, a través de sus instituciones, sobre los pedidos de personas de origen judío que desaparecían? ¿Hubo alguna ayuda a esos familiares?

Hay varias instancias. La primera que se abrió, casi el mismo día del golpe de Estado, fue la figura del rabino Ángel Kreiman, que ayudó a quienes pudo. Él recibió el mandato del entorno judío, de la dirigencia de la comunidad, para ser la cara visible en esos temas.

También la Embajada de Israel alojó a personas que estaban escapando, personas judías y no judías que buscaban un refugio, y después los ayudaron a conseguir pasajes y salir del país. Muchos fueron a Israel y otros no.

Y estaban las personas comunes y corrientes, algunos conocidos, algunos amigos lejanos, familiares que mantuvieron a distintas personas escondidas en las casas por uno o dos días, lo que también conllevaba bastante peligro, especialmente al principio, especialmente cuando había tanta inseguridad y tanto temor sobre lo que estaba sucediendo.

Vos relatás en uno de tus documentos el ejemplo del matrimonio Günter. ¿Podrías contarme un poco cómo fue? Inclusive explicás que fueron, de alguna manera discriminados por la misma comunidad o personas de la comunidad.

Mira, en el caso de Günter y Hanny, lo que sucedió es que él, entre el ’70 y el ’72, fue el presidente de la comunidad judía con la idea de que un gobierno de izquierda, una persona de izquierda, podía tener más receptividad en el entorno judío. Esto fue en una ciudad del sur de Chile, Concepción. Además, era dirigente socialista. Con el golpe de Estado, lo meten preso en una isla que queda justo en frente de esa ciudad, que se llama Quiriquina.

Y Hanny su señora, queda a cargo de los hijos, en una situación bien precaria, porque la despiden. Allanan la casa, la acusan de tener una radio donde se escucha la radio Moscú y al mismo tiempo tenía que sostener a los hijos y al marido, porque ella lo tenía que ir a visitar.

Y lo que ellos recuerdan es que una vez ella iba cruzando y una familia, una señora de la colectividad judía, que caminaba por la calle, en lugar de saludarla, la ignora como si no la hubiese visto, siendo que eran miembros tradicionales de la comunidad. Y eso la hizo sentir, en su momento, súper invisible, súper adolorida, como una exclusión muy fuerte del entorno judío.

Por otra parte, ella fue a solicitar ayuda al rabino Kreiman, e intentó tener una reunión con él para poder conseguir que el marido salga exiliado. Y por temas de salud y porque era Shabat, el rabino no la recibe ese día. Ella había venido a Santiago, era del sur, son como diez horas en cualquier medio de transporte.

Y en vez de reunirse con el rabino Kreiman, se pudo juntar con el obispo luterano Helmut Frenz, fue él quien gestionó la salida de Günter en la Embajada de Alemania. Este obispo dijo algo muy fuerte: «Este hombre salió de niño de la Alemania nazi porque lo perseguían los fascistas nazis, y ahora tiene que salir de Chile porque lo están persiguiendo los fascistas chilenos. Si ustedes no lo ayudan, va a ser su culpa cualquier cosa que le pase». Entonces después logran sacarlo, no fue fácil, y la familia se va al exilio a Alemania.

El dictador Augusto Pinochet participó, no sé si mucho o poco, de conmemoraciones y festividades de la comunidad judía. ¿Por qué pensás que lo hacía?

Es un tema que tiene dos aspectos. El primero es que, en Chile, desde hacía un par de años antes del golpe, se hacía un tedeum ecuménico, que era como un rezo en el que se invitaba a todas las colectividades religiosas a rezar por Chile, en el momento de la recordación de la independencia, para el 18 de septiembre. Aunque la independencia no es efectivamente el 18 de septiembre, siempre se ha celebrado en esa fecha. Y cuando fue el golpe de Estado, en septiembre del ’73, ese mismo día -el 18, que iba a ser el tedeum- caía en Yom Kippur; entonces el rabino no podía asistir al tedeum. Lo que hace Kreiman, en vez de justificar su inasistencia, es abrir las puertas del entorno judío, abrir las puertas de la comunidad para que, en el momento del rezo que se realiza para la paz y el bienestar de la nación, estuviesen presentes las autoridades del país. Y en 1973 se abre esta invitación.

En 1973, obviamente, no asiste nadie de la junta; sin embargo, se continuó como tradición invitar a las autoridades. Y en 1977 es que va Pinochet a la sinagoga. Y lo hace en un contexto de búsqueda de legitimidad a su figura como autodenominado presidente. En ese momento, un par de meses después se hace un plebiscito en el que se lo denomina presidente. Y después también, cada vez que él tiene que hacer algún tipo de votación o plebiscito, asiste a la ceremonia de Yom Kippur, o sea, a la oración por la patria.

¿Y uno podría agregar también que el hecho de que Pinochet haya querido tener buenas relaciones con la comunidad se relaciona con la cuestión del acuerdo entre Israel y Chile por el tema armas, en un contexto de boicot por parte de la administración Carter?

Si Chile hubiese querido congratularse con Israel, lo hubiese hecho a través de los distintos foros internacionales, en los cuales pudo haber votado a favor de Israel o abstenerse, por ejemplo, en la votación de 1975, que equipara sionismo a racismo. O pudo haber evitado mover su embajada desde Jerusalén a Tel Aviv, que lo hace -si no me equivoco- en el ’81, cuando no reconoce a Jerusalén como única e indivisible.

El carril de la política y el carril de la venta de armas yo diría que van por otro lado, no necesariamente van por el mismo.  Lo que yo he estudiado no me evidencia que haya habido una relación directa entre el intento de apoyo político, porque los dos estuviesen aislados, con el apoyo y la venta de armas.

¿Y qué rol tuvo Israel en la cuestión de las denuncias de los detenidos-desaparecidos y fusilados de la comunidad judía chilena?

Hasta donde yo sé, Israel no hizo denuncias sobre los detenidos-desaparecidos. Pero sí ayudaba a las personas a salir. Entregó este espacio de refugio y salvataje durante los primeros meses particularmente, con el embajador de ese momento. Sin embargo, eso no se tradujo necesariamente en que haya habido denuncias desde la Embajada o desde el gobierno de Israel respecto a los desaparecidos en particular. Sí hubo más búsqueda de detenidos y desaparecidos a través del Congreso norteamericano; ahí había personas que tenían acceso, que tenían posibilidad de movilizar, conocidos; había familias que tenían contacto con algún senador, y hubo peticiones también de parte de estos familiares en el Congreso de Estados Unidos.

¿Cuándo se comienza a hablar, dentro de la comunidad judía en Chile, sobre el tema de los desaparecidos y fusilados durante la dictadura?

Es un tema que hasta hoy es muy difícil de tratar. Cuando empecé a investigar, más o menos en 2007, era un tema tabú. En 1997 se realizó una actividad en memoria de los 15 nombres de los detenidos-desaparecidos que efectivamente se quieren recordar como judíos, propiciado por el Centro Progresista Judío. Después de ese año, la primera actividad es en el 2006, hay un acto conmemorativo en Villa Grimaldi, que reúne la memoria de Anna Frank y de Diana Arón, que era una joven detenida-desaparecida judía, cuya figura se ha ido transformando en ícono del entorno de los desaparecidos. Esto lo hace Hashomer Hatzair con el Centro Progresista Judío, después hay una actividad en el Colegio Hebreo donde hay una placa, un monumento, donde están los nombres de los exestudiantes y estudiantes que han fallecido de alguna forma y que quieren ser recordados; y se inscribieron a los tres detenidos-desaparecidos que habían egresado del colegio.

Y luego, es el 2013 un año en el cual se realizan dos actos significativos. El primero es la inauguración de un memorial en conmemoración de los detenidos-desaparecidos y ejecutados políticos en el Cementerio Israelita, es la primera vez que se hace abiertamente, con respaldo de instituciones judías más grandes, en un entorno judío como el cementerio. Y el otro es una placa conmemorativa en Villa Grimaldi, que tiene el nombre de los 21 detenidos-desaparecidos de origen judío.

Entonces, si en 2007 era un tema tabú, ya para el 2013 es un tema del cual hay más información, pero del cual no se habla tan abiertamente o no es tan difundido. Y hoy día sigue de la misma forma.

Por último, hay temas en Argentina, como “la Semana Trágica” durante el gobierno de Hipólito Yrigoyen, donde mueren muchos judíos de izquierda y existe un silencio muy elocuente de la comunidad judía argentina frente a esos hechos. En realidad, hay muy pocos eventos que conmemoran eso. Está como silenciado. En Chile, ¿por qué pensás que el tema específico de los judíos detenidos no se abre más, no se debate más? ¿Por culpa, vergüenza o indiferencia?

Te diría que en un primer momento fue por los propios movimientos que significaba en la memoria, o abrir la memoria en el entorno judío chileno, era un tema tabú, difícil de aceptar que esto había sucedido. Era difícil de aceptar que algunas personas habían contribuido, que se habían beneficiado de la dictadura. Y, por otra parte, también es un tema doloroso, porque muchos miembros de las familias de los detenidos-desaparecidos no se sintieron apoyados, y cada vez que hablaban o intentaban encontrar alguna respuesta, alguna orientación, alguna ayuda, se sentían bastante rechazados o excluidos. Entonces, acercarse a hablar con el entorno judío en algunos casos era como tener una revictimización. Y, por otra parte, tienes que, durante muchos años los líderes del entorno judío, no es que hayan sido pro-golpe o pro-dictadura o pro-Pinochet, pero sí que preferían no hablar de estos temas.

Fuente: Nueva Sión

1 COMENTARIO

DEJAR UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí