El relato de Verónica Silbergleit, secretaria general de FACCMA, quien fue integrante de la delegación que viajó a Israel junto a otros 14 líderes comunitarios.
Llegué a Israel junto con otros 14 líderes comunitarios. Pocos días antes de esta aventura me convocaron. Sentí vértigo, miedo. Mi familia no quería saber nada. Las primeras 72 hs de la propuesta mi cabeza decía no. Mi alma quería estar; mi compromiso hasta sentirlo como un deber me decía que me arrepentiría si no lo hacía. Era hacer historia. Hacerse presente. Hineni.
Venir en una misión solidaria como la única mujer no dejaba lugar a duda. No era fácil, no era oportuno, era necesario. Terminé decidiéndome por el sí menos de 48 hs antes de la partida. Estaba en Pinamar, trabajando en los Juegos Macabeos para veteranos; cuánto esfuerzo había representado llegar a ese evento. Estaba siendo perfecto. Anuncio que me voy luego de la fiesta de cierre por la madrugada para poder llegar a casa, armar la valija y hablar con mis hijas, tarea difícil».
Mi marido, aliado #1, manejó de madrugada y sin dormir. Cuánta incondicionalidad junta. Si yo tenía dudas, hablando con él se habían disipado. No podía no estar, era el momento de involucrarse de lleno. Llegamos a Israel vía Roma; al subir al avión de El-AL escuché hablar hebreo, pensé, estoy en casa, es acá.
Escribo mientras aterrizo en Tel Aviv. Lloro. El piloto dice «cuídense, Am Israel Jai«. ¿Qué atrocidades veré? ¿Será útil mi visita? ¿Será igual mi vida luego? La última respuesta es la única que puedo dar y es NO, de ninguna manera. El sentimiento de hermandad con mi religión que sentí a partir del 7/10 fue arrollador. Lloraba por gente que no conocía y sufría en la piel el espanto de otros que el ser judía lo hace completamente mío.
El peor pogrom desde el Holocausto había sucedido en nuestra era, 1.200 personas asesinadas en un día. Continúo estas líneas en la escala de regreso. Tuve el triste privilegio de ver y escuchar en primera persona las atrocidades y vejaciones que ocurrieron en manos de salvajes seres inhumanos. ¿Cómo puede ser que aquellos que se dicen a favor de los derechos humanos, de los derechos en favor de las mujeres, no alcen la voz? ¿Acaso el valor de la vida es selectivo? Pienso mientras escribo y creo que es así. Aquellos salvajes pro Hamás ven como un honor el dar la vida de los suyos, aún sus hijos en favor de la causa. Para nosotros, los judíos, la vida tiene un valor supremo, tanto es así que el suicidio no está bien visto entre nuestro pueblo. Honramos la vida, la familia, las tradiciones, nuestra historia, eso somos. El viaje incluyó una misión política; hasta el presidente Isaac Herzog agradecía que estuviéramos aquí. Tuvimos la oportunidad de escuchar de boca del ministro de relaciones exteriores el plan de acción de Israel y cómo encara este nuevo desafío que una vez más no nos doblegaría y nos haría mas fuertes. Le creí, sus palabras sinceras asumiendo las fallas al del 7/10 dan cuenta de la humildad que tienen ciertos seres. Asumir errores enaltece; ahora recalculemos. Se lanzaron mas de 100.000 misiles hacia Israel. Israel busca la paz. Lleva firmados 5 acuerdos diplomáticos hasta la fecha. Propongo un juego de roles: ¿Qué sentirías si estuvieras durmiendo en tu casa y entraran disparando armas, morteros, con salvajes que destruyen todo lo que ven; que torturan, que violan, que atan e incendian vivos, que arrancan bebes de sus madres y luego festejan el “acto heroico”?
¿Cómo puede ser que a Israel se le pidan explicaciones de la respuesta? ¿Proporción/desproporción? Son civiles atacados, secuestrados y torturados. ¿Seguirán algunos pidiendo explicaciones? Que descaro. Lo vi yo, no me lo contaron. Es mi deber moral transmitirlo a todos los que pueda.
Visité los Kibutzim de Nir Oz y Ni Ytzak, vi la barbarie misma, furia, destrucción. Hablamos con algunos sobrevivientes, pasaron horas sosteniendo puertas para que no entren los terroristas. Puertas con cientos de balazos de diferentes tamaños, casas enteras incendiadas, la palabras no hacen justicia de lo que vi. Vi casas decoradas con guirnaldas por Simja Tora, algunas sucot aún intactas. Se detuvo el tiempo. Israel es el único país democrático en medio oriente, ¿lo sabias? La ignorancia existe y existirá; ahora bien, aquel que no sabe de que se trata de mínima debe averiguar y conocer los hechos para emitir juicio de valor. Ir a marchar por el chori y la coca a favor de algo así es imperdonable. Abstenete si no sabés.
Visitamos el Hospital Hadassah, tuvieron que montar 130 camas en un estacionamiento en tiempo record porque saben que se vienen tiempos difíciles. Se los ve tristes, atravesados pero resilientes. Israel hace urgente lo importante; lo imposible tarda un poco más pero llega. Visitamos el Kibbutz Shfaim donde hay cientos de desplazados, hoteles llenos de familias que se quedaron con lo puesto. Tuvieron la dicha de sobrevivir pero serán meses difíciles de sobrellevar. Muchas de esas familias con hombres en el frente.
Escuchamos padres, hermanos y sobrinos de secuestrados, en algunos vi los ojos hundidos de tanto llanto. Solo podemos abrazarlos, mirarlos a los ojos e intentar darles fuerzas.
Debemos ayudarlos. Somos uno, su dolor es mío y de cada uno que se precie de SER HUMANO. No necesitás ser judío para empatizar con tanto dolor, SÉ humano.
Verónica Silbergleit – Secretaria General de FACCMA
Integrante de la delegación de dirigentes de la comunidad judía argentina que estuvieron en Israel en una misión solidaria del 28 de noviembre al 3 de diciembre de 2023
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Me gustaría saber quién pago los gastos de ésta visita.
Hubiese sido mejor donar ese dinero , refiero a los gastos de toda la delegación,y donarlo por poco que haya sido ,para algún kibutz.
Nora, no te parece importante divulgar los hechos?
Tambien se está juntando dinero, enseres, ropa, etc.
También están viajando personas para que van de voluntarios para trabajar en lis puestos que dejaron los palestinos. Si lógicamente se necesita dinero y también gente que trabaje en los campos, en los tambos etc. Toda la ayuda sirve.
Respuesta al comentario de Nora: El 100% de los gastos de esta visita fue afrontado por cada uno de los miembros de la delegación, con fondos propios.
Por otro lado, ¿qué te hace suponer que las personas que viajaron, y en especial la firmante de la nota, no son también donantes para los Kibutzim? Te lo pregunto porque hay gente que hace ambas cosas, y tu pregunta podría dar a entender que esta misión va en desmedro de la permanente ayuda económica. No solo se necesita dar dinero, el cual es muy importante y central. También se requiere compromiso, voluntad, dedicación, sacrificio, sensibilidad, etc., tal como lo describe Verónica en su crónica.