300 días, Tishá BeAv, y mucho más. Por Rabino M.Ed. Rubén Najmanovich

300 días, Tishá BeAv, y mucho más. Por Rabino M.Ed. Rubén Najmanovich
300 días, Tishá BeAv, y mucho más. Por Rabino M.Ed. Rubén Najmanovich

En cuanto escribo estas líneas, me encuentro preparándome, en forma espiritual y psicológica, para este periodo, de más de 24hs que es la reflexión de ese día luctuoso llamado Tishá BeAv, el noveno día del mes de Av, del calendario hebreo. La palabra Av es el apocope de Aba (papá), que significa padre. Este mes también llamado Menájem Av; del hebreo menájem «el que consuela», por las desgracias y calamidades acaecidas a los judíos en este mes a lo largo de la historia. En este mes pedimos a “nuestro Padre, que nos consuele”.

En días previos a este triste día, el 7 de agosto pasado, se cumplían 300 días, 10 meses, desde la funesta data del 7 de octubre de 2023, cuando se oscureció la vida de muchas personas, de muchas familias, y una nube negra de dolor se estableció en la vida del Pueblo Judío.

Ese día 7 de agosto de 2024, en el recuerdo de los 300 días, no podemos dejar pasar que ese día, pero de 1942, era asesinado en el campo de exterminio nazi de Treblinka Janusz Korczak (Henryk Goldszmidt) el cual nació el 22 de julio de 1878 o 1879 en Varsovia y murió el 7 de agosto de 1942, junto a sus más de doscientos niños del orfanato que dirigía en el triste Gueto de Varsovia.

Janusz Korczak fue médico pediatra, pedagogo, escritor, publicista, activista social.

Pedagogo innovador, fue autor de varias publicaciones sobre la teoría y la práctica de la educación. También fue precursor de la lucha en favor de los derechos y la igualdad de los niños. Como director del Orfanato Judío de Varsovia, proveyó a los niños internos de un sistema de autogobierno y la oportunidad de producir su propio periódico, Maly przeglad (La Pequeña Revista’), fundada por Korczak mismo y publicada entre 1920 y 1939.​ Se trataba de una publicación pionera redactada a partir de material enviado por los niños y dedicada principalmente al lector infantil. Korczak también fue uno de los primeros pediatras en promover la investigación en el campo del desarrollo, la psicología y el diagnóstico educativo del niño. Precursor de la justicia restaurativa, sentó las bases primordiales, que se han aplicado a fines del siglo XX e inicios del Siglo XXI.

No hay causalidades, sino causalidades, el 7 de octubre de 2023, los nazis terroristas del Hamas, también asesinaron, profesores, doctores, enfermeras, padres, madres, familias, en fin, todos ellos, con el ADN del Pueblo Judío, con el cual se sentaron los fundamentos del Estado de Israel, que se basa, en el respeto al prójimo, el amor a las familias y la dedicación a nuestros hijos. Un pueblo de amor con amor.

Un 7 de agosto de 2024, recordamos 300 días de dolor, de heridas laceradas que son profundas, punzantes, que quema en cada uno de todos los que somos partes del Pueblo Judío. En ese día recordamos a un educador, a una alma pura que, por ser simplemente judío, los nazis asesinaron.

El asesinato como común denominador, el odio, como sujeto de una oración que tiene en el predicado la destrucción del Pueblo Judío, hoy el Estado de Israel.

Pero en este día, Tisha BeAv, el dolor aflora, las lágrimas que atraviesan las mejillas de cada judío, ese día que recordamos la oscuridad que fue producto de nuestra incapacidad de diálogo, de aceptación.

Es en este instante traer a tona las palabras del Rabino Abraham Itzjak HaCohen Kook ZT”L (1865 – 1935), Gran Rabino de Eretz Israel, bajo Mandato Británico: «Si fuimos destruidos y con nosotros el mundo se destruyó, por SINAT JINAM (Odio en vano, sin sentido ni motivo), nos reconstruiremos y con nosotros el mundo, a través de AHAVAT JINAM (Amor desinteresado).»

En este día, cada uno debe comenzar no sólo por hablar, sino por vivir según la enseñanza de que “el mundo fue creado para mí” (Talmud, Sanedrín 37a). En otras palabras, todos deben ser responsables de lo que sucede en el mundo. Cuando alguien se siente personalmente responsable del bienestar del mundo, empieza a vivir de manera muy diferente. Cuando ya no hay nadie en quien confiar, surge la esperanza de que los seres humanos establezcan una comunicación directa con D-os y, lo que es esencial, vivan de acuerdo con él.

En otras palabras, debería quedarnos muy claro que, a pesar de todo el progreso y la tecnología, hay mucha oscuridad en el mundo y necesitamos desesperadamente más luz. En el pasado, los Grandes Sabios eran los faros. Y ahora que ya no existen estos faros que nos guíen, estoy hablando de esos inmensos Sabios, que hoy salvo excepciones no encontramos en abundancia esas genialidades, cada uno de nosotros debe encender su propia vela. Si se encienden millones de velas, juntas crearán una gran luz, quizás mayor que la de cualquier faro. Quizás superior a la luz de la época de esos Grandes Sabios.

Además de ser el día más triste del calendario judío, Tishá BeAv plantea varias cuestiones teológicas. El Talmud, que nos ordena llorar y ayunar en este día, también nos enseña que todo lo que D-os hace es para bien y que ningún mal viene del Cielo.

Admitimos que, a lo largo de la historia, nuestro pueblo ha cometido errores, transgredido e incluso nos hemos rebelado contra los principios que El Creador nos concedió. Estos son el respeto, el diálogo, la convivencia y alejarnos del odio.

Nos queda un desafío, un enigma para descifrar: ¿Cómo entonces explicar Tishá BeAv? ¿Y todo el sufrimiento que ocurrió ese día, a lo largo de los siglos?

No hay respuestas fáciles y es arrogante y cruel que aquellos de nosotros que no pasamos por el infierno de los campos de exterminio nazis nos entreguemos a especulaciones teológicas sobre el Holocausto. Pero como el judaísmo nos obliga a ver el bien en todas las cosas y acontecimientos, al menos deberíamos intentar encontrar algo de luz en la oscuridad del día más triste del año. Quizás podamos encontrar una bendición –o incluso un milagro– en medio de la maldición de Tishá BeAv.

¿Cuál es la bendición oculta el 9 de Av? Un milagro, quizás el mayor de toda la historia judía: la supervivencia de nuestro pueblo, a pesar de todas las adversidades. Lo que el pueblo judío soportó y resistió durante milenios, ninguna otra nación lo ha experimentado. Pero sobrevivimos a todo. De hecho, fue más que sobrevivir: prosperamos. Ningún pueblo sobre la faz de la Tierra ha logrado y logrado tanto como nosotros. Enseñamos al mundo que el Eterno es Uno, Un D-os. El judaísmo es la base de todas las demás religiones monoteístas importantes del mundo. La Torá ha inspirado a innumerables personas e influido en toda la humanidad. A nivel secular, representamos el 0,2% de toda la población mundial y al menos el 20% de todos los premios Nobel. A pesar de todas las tragedias, la historia del Pueblo de Israel es sinónimo de éxitos sobrenaturales.

Em Tishá BeAv, nos sentamos en el suelo como dolientes, ayunamos y observamos las demás prohibiciones de ese día. Sin embargo, nunca debemos olvidar que la mayoría de las naciones antiguas ni siquiera pueden lamentar los difíciles acontecimientos de su historia, porque han dejado de existir. Los babilonios y los romanos destruyeron nuestros santos templos y exiliaron a nuestro pueblo, pero desaparecieron. Y todavía estamos aquí, más fuertes que nunca. Am Israel Jai – el Pueblo de Israel está vivo, mientras que nuestros enemigos históricos sólo viven en libros y museos de historia. Sobrevivimos a todos los que intentaron aniquilarnos. Si a alguien que fue testigo de la destrucción del segundo Templo en Jerusalém se le preguntara: “Dentro de 2.000 años, ¿cuál de estos dos pueblos, judíos o romanos, existirá todavía?”, que seguramente alguien habría respondido: “¡los romanos!”. Sin embargo, el poderoso Imperio Romano cayó y nunca volvió a levantarse, destruido por los bárbaros; y el Pueblo Judío, aunque no tenía patria ni ejército, y estaba sujeto a continua persecución, vivió para tener su propio Estado. El Coliseo sigue en pie, pero los antiguos romanos no vivían en Roma ni en ningún otro lugar. Nuestro Santo Templo aún no ha vuelto a existir, sólo tenemos su Muro Occidental. Pero los judíos regresaron a su tierra ancestral y a Jerusalém – el corazón espiritual del mundo entero – nuestra Capital Eterna desde la época del Rey David.

El milagro escondido en la fecha de Tishá BeAv es el hecho de que es un testimonio de que ni la caída de dos Templos Sagrados ni un cruel exilio que duró dos mil años, ni la Inquisición española ni siquiera el Holocausto, lograron vencer y exterminar al Pueblo Judío.

El 9 de Av (Tishá BeAv) es el más triste del año, pero también celebra la eternidad del Pueblo de Israel. Los judíos hemos sufrido muchas tragedias a lo largo de nuestra historia, pero también hemos experimentado muchos tipos de milagros, de hecho, innumerables milagros.

Mark Twain, el gran escritor americano, expresó esto sobre nuestro pueblo: “Los egipcios, babilonios y persas surgieron, llenaron el planeta de sonido y esplendor, y luego desaparecieron como un sueño y murieron; los griegos y romanos los siguieron, armaron un gran alboroto y también desaparecieronotros pueblos surgieron y alzaron sus antorchas por encima de las naciones por un tiempo, pero se extinguieron y ahora permanecen en el ocaso de los tiempos, o han desaparecido. Los judíos fueron testigos de ellos y los vencieron, y están, hoy, donde siempre estuvieron, sin signos de decadencia, sin las enfermedades del tiempo, sin debilitar sus miembros, sin disminuir sus energías, sin que su mente alerta y vivaz se oscurezca. Todo lo demás es mortal excepto los judíos. Todas las demás fuerzas se extinguen, pero permanecen. ¿Cuál es el secreto de tu inmortalidad, ¡Oh! ¿Pueblo Judío?

La inmortalidad del Pueblo Judío es la luz que se esconde en las profundas tinieblas de Tishá BeAv. Esto no explica todo el sufrimiento, todas las muertes. Tampoco responde a las muchas preguntas que el Holocausto nos obliga a plantearnos.

Afortunadamente, D-os no nos exigió recurrir a un intermediario para llegar a Él. Todo ser humano siempre puede apelar al Eterno. Pero debemos recordar que nuestra relación con el Ser Supremo es recíproca. Invocamos a D-os y Él nos llama. La pregunta que el Eterno le hizo a Adám en el Jardín del Edén: “¿Dónde estás?” (Génesis 2), en hebreo Aieka, las misma palabra con otra vocalización que inicia el libro Lamentaciones – Eija (que se lee en el día de Tishá BeAv).

A la palabra Aieka, podemos darle otra alcance, cuyo significado es “¿qué haces con tu vida?”, se dirige a cada uno de nosotros: se aplica a cada ser humano en cada generación. La pregunta de D-os a Adám se aplica especialmente a nuestra generación, en la que la desunión y la apatía son evidentes. Nuestra sociedad debe, una vez más, preguntar, buscar, exigir y construir un mundo nuevo a partir del aporte, pequeño o grande, de cada individuo. Si todos ponen de su parte, el mundo será un lugar mucho mejor. Si cada uno enciende la luz de su alma, el mundo se llenará de luz. Si todos damos un paso adelante, el mundo entero se transformará y se construirá uno nuevo y más hermoso.

Rabino M.Ed. Rubén Najmanovich

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