Debería haber una sucursal de Yad Vashem en la ONU. Por Martha Wolff

Martha Wolff

Que en el Día Internacional de Conmemoración y Homenaje a las Víctimas del Terrorismo en la ONU no figurara el ataque del 7/10 a Israel es una demostración del antisemitismo organizado internacionalmente. En los paneles con datos y fotos de ataques y víctimas no hubo fotos ni referencia al brutal asesinato de Hamás. El no haber puesto nada, habla de negación de existencia de asesinato, violación y muerte salvaje porque se trata de judíos, entre los que había no judíos en el Festival Nova por la Paz, no considerados víctimas. Lo que confirma la confabulación orquestada con gran infiltración árabe-extremista-antiisraelí y fóbica al judío en el mundo cuya respuesta fue esa exposición y conmemoración.

La ONU, tras la Segunda Guerra Mundial, convoca a las naciones para discutir problemas y encontrar soluciones compartidas que beneficien a la humanidad, ¿pero de qué humanidad discuten cuando discriminan?

A los representantes de la ONU les digo: “El mundo difunden la noticia sobre el fallecimiento de Alen Delon y su  deseo de sacrificar a su perro que amaba  porque iba agonizar sobre su tumba para unirse a él, pero la familia desistió y lo van a dar en adopción. También Hitler antes de pegarse un tiro le dio una cápsula de cianuro a su perro fiel para que no sufra su ausencia porque también sin él la vida del can no hubiera tenido sentido. Lo mismo hizo la mujer de Goebbels con sus seis hijos porque nada tendría sentido sin el Führer.  Todo muy loco, mezcla de egoísmo a cambio de tener un dueño que los quiera. ¿Y ustedes señores de la ONU a quién quieren? Hago esta burda y real comparación porque ni siquiera se conmovieron, juzgaron y rebelaron ante la masacre de 7/10 por tratarse del odio hacia Israel siendo fieles a enemigos que terminan contaminando sus países. Para ustedes, los heridos, los muertos y los sufrientes son los otros, los judíos no. El sembradío de cadáveres al paso de la invasión de Hamás no impactó como tampoco los entierros de los secuestrados, ni los desplazados o los traumas que sufren los israelíes por la lluvia de misiles no de ahora, sino de años. Sí lo hicieron al comienzo con el impacto, pero luego la rabia antisionista como la del perro los envenenó hasta condenarlos por su defensa.

El edificio de la Secretaria de las Naciones Unida es un rascacielos en el barrio Turtle Bay de Manhattan cerca del Memorial las Torres Gemelas de septiembre del 2001 y sin embargo

les es indiferente el terrorismo solo si se trata si Israel ataca, pero no de los ataques a Israel. En ese memorial están escritos los nombres de los 3000 muertos y cae agua en un pozo sin interrupción como la continuidad del terrorismo atacando y matando. Ustedes no suman la cantidad de monumentos y memoriales que existen por esta demencia.

Los judíos tenemos nuestro memorial en Yad Vashem sobre la historia de lo que fue querer eliminar a  un pueblo, nos detenemos para recordarlos y seguimos en la lucha para sobrevivir

la condena milenaria que nos persigue.

Una tierra diminuta en disputa es un volcán en erupción que molesta por su progreso y una tierra diminuta a su lado es un arsenal, un subsuelo militar, un escondite en lugares públicos que comprometen a la población, una educación para morir y no para vivir, un trato a las mujeres como simientes y una ruina que podría haber sido un vergel y compartir el desarrollo de la región posible en un mínimo espacio como lo demostró Israel.

A los señores de la ONU, que están cómodamente apoltronados en sus sillones mullidos y mirando el Río Hudson ante su genuflexión al terrorismo islámico, saben que actúan como lo hacen porque el miedo los hace flotar en una falsa atmósfera de injusta servil.

¡Señores de la ONU están invitados a visitar Yad Vashem  para aprender de la historia!

Martha Wolff

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