Unos 500 agentes de policía realizaron allanamientos la madrugada del viernes en las ciudades de Ramle y Lod, así como en la aldea árabe no reconocida de Dahmash, pero no realizaron arrestos en relación con la mortal explosión de un automóvil el jueves que mató a cuatro personas e hirió a nueve más.
A las fuerzas policiales se unió el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, quien prometió el viernes que la policía «iba a la guerra» después de años de hacer la vista gorda ante el crimen organizado en la comunidad árabe.
Una investigación preliminar sobre la explosión mortal del vehículo el jueves, que provocó un incendio que se extendió a dos tiendas cercanas, indicó que fue el resultado de una granada robada a las Fuerzas de Defensa de Israel y que estaba en posesión de alguien ya conocido por la policía, informó el Canal 12 el viernes.
La policía cree que el ataque está relacionado con una disputa en curso entre las familias criminales Jarushi y Abu Zaid, y se cree que el automóvil y las tiendas cercanas están conectados con los Jarushi, según informes de los medios hebreos.
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Las cuatro víctimas muertas en la explosión fueron identificadas por los medios hebreos como Daa Abu Halawa, de 50 años, y sus dos hijos Sila, de 14 años, y Muhammad, de 10, así como Leen Mugrabi, de 14 años.
El hijo de dos meses de Halawa resultó gravemente herido en el ataque y los médicos dijeron el viernes que sus heridas seguían poniendo en peligro su vida.
La policía dijo el viernes que había incautado armas durante las redadas de la madrugada, incluida una pistola Glock. Varias personas fueron arrestadas bajo sospecha de posesión de armas ilegales, pero la mayoría fueron puestas en libertad en menos de 24 horas, en medio de la falta de pruebas en su contra, informó la emisora pública Kan.
La policía también arrestó a decenas de palestinos de Cisjordania que estaban en Israel sin permiso, dijeron.
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