Un hombre de 49 años fue imputado por el delito de incitación al odio, desprecio o violencia hacia determinadas personas, tras haber realizado publicaciones en redes sociales con afirmaciones antisemitas. La denuncia fue realizada por el Comité Central Israelita del Uruguay (CCIU), que ya ha tomado esta medida en otras situaciones.
El caso comenzó a ser investigado por la Policía luego de recibir una denuncia por parte del CCIU, que recolectó publicaciones de distintas redes sociales en las que se insultaba y atacaba a Israel y al pueblo judío. A raíz de esto empezó a trabajar la Dirección de Inteligencia de la Policía, que encontró más publicaciones provenientes de cuentas con distintos nombres, aunque la persona responsable de muchas de ellas resultó ser la misma —el ahora imputado.
Luego de recolectar la información e indicios suficientes, estos fueron presentados al fiscal de Flagrancia de 9° Turno, Fernando Romano, quien pidió que se formalice la investigación el pasado lunes. La jueza María Helena Mainard accedió e imputó el delito de incitación al odio, desprecio o violencia hacia determinadas personas.
El imputado, que cuenta con un antecedente por hurto de 2022 y actualmente trabaja como portero y seguridad, deberá cumplir con 150 días de arresto domiciliario nocturno mientras continúa la investigación con la obligación de permanecer en su casa entre las 23:00 y 07:00 horas. Si bien no se le instalará una tobillera electrónica, podrá recibir visitas aleatorias de la Dirección Nacional de Medidas Alternativas (Dinama) para corroborar que esté cumpliendo con la medida cautelar.
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Además, deberá eliminar todas las publicaciones y comprometerse a no realizar ninguna otra de esta índole.
«Más allá de la opinión política que pueda tener el señor, que no es lo que se está imputando ni censurando, realizó varias publicaciones fuera de lugar que incitan al odio y configuran como el delito mencionado», dijo el fiscal Romano durante una audiencia a la que accedió El País.
Al ser citado a declarar en Físcalía previo a la audiencia, el hombre reconoció haberse equivocado, según dijeron fuentes de la investigación a El País. Esto abre la puerta a que la resolución sea un acuerdo reparatorio «simbólico», como ocurrió en otros casos.
Las publicaciones
La primera información fue recibida por la Policía en julio. Fue durante ese mes, y parte de agosto, que fueron publicadas la mayoría de las referencias al conflicto entre Israel y Hamás, tanto en X —antes Twitter—, como en Instagram y Facebook.
El primer registro leído durante la audiencia por el fiscal Romano fue del 11 de julio, cuando el ahora imputado publicó: “Israel debe ser destruido. Debe formarse una coalición de países y atacar al régimen nazi-sionista hasta que no quede un solo judío vivo en esa nación de perros”.
Dos días después escribió haciendo referencia a “matar judíos”, y semanas más tarde pidió “fuego a Israel”. “Todo judío es un objetivo válido”, concluía ese posteo.
“La paz solo llegará a Oriente Medio con la destrucción de Israel. Rogamos que lluevan misiles sobre Israel, que los judíos no tengan donde esconderse. Fuego a Israel. Que no quede un judío vivo. Hay que terminar el trabajo de Hitler. Viva el Líbano”, escribió en los primeros días de agosto junto con otros mensajes que incluían insultos.
La mayoría de los mensajes fueron escritos en X , aunque se dio una publicación en Facebook e Instagram, donde compartió una bandera pirata que en lugar de la calavera característica, tenía una Estrella de David —símbolo judío.
El fiscal Romano manifestó que “estas publicaciones incitan al odio en cualquier momento, y todavía más actualmente con el conflicto existente”.
Postura del comité
«Desde octubre del año pasado hasta hoy existió un incremento muy importante de eventos de carácter antisemita«, dijo a El País el presidente del CCIU, Roby Schindler. «Se han dado pintadas y otro tipo de expresiones, pero el gran aumento estuvo en redes sociales, donde mucha gente se aprovecha del anonimato», agregó.
Como respuesta a este tipo de expresiones, desde el Comité se han llevado algunos casos a la Justicia, que en su mayoría han culminado con acuerdos reparatorios simbólicos, en los que se buscó que la persona pidiera disculpas a través de los mismos medios por los que se había expresado inicialmente.
«Nuestro ánimo no es meter gente a la cárcel, sino que se entienda que no se puede escribir cualquier cosa y no tener consecuencias», señaló Schindler y concluyó que «nunca se sabe quién lee esas palabras y de qué forma le puede influir».
Otro caso que trascendió en los últimos meses en el que el CCIU realizó una denuncia penal, fue por expresiones durante la marcha del 8M. En esa oportunidad, se exhibió una cabeza con la Estrella de David en la frente y carteles de apoyo hacia Palestina.
El caso fue investigado por la fiscal de Flagrancia de 4° Turno, Brenda Puppo, que concluyó que la intervención no constituía un delito de incitación al odio. Si bien desde el CCIU se presentó un escrito con nuevos argumentos solicitando el reexamen, el caso volvió a ser archivado.
«Me da miedo. Yo crecí escuchando ese tipo de historias por parte de mis abuelos cuando se escaparon de Alemania«, dijo Schindler sobre el episodio.
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