En la película la Caída del director Oliver Hirscbiegel, (año 2004), es un testimonio revelador de la patológica personalidad de Hitler en Berlín. Ante el avance de las tropas aliadas ante su equipo de subordinados se lo ve delirando reproches e insultos porque sabía que había perdido la guerra. Lo que sucedía era bajo tierra mientras Berlín era destruida por los bombardeos fue escrito por su secretaria Traudl Junge en un libro junto a
la periodista Melisa Müller llamado “Hasta el último momento”. El clima de claustrofobia y latraición de sus allegados está descripta in crescendo amedida que Hitler desde su histeria, voz alterada, la baba que salía de lacomisura de sus labios como un perro rabioso no alteraba solo a su perro que obediente era el único que recibía como un padre su fidelidad.
El Hitler logrado por el actor Bruno Ganz es impresionante por su actuación imitando los temblores y el mal humor reales del Führer cuando ya había cumplido 56 años y es cuando se da cuenta de la realidad que lo rodeaba. De sus ataques se recuerda cuando antes de refugiarse en el búnker quiso destruir todo antes de la llegada de los aliados sin importarle
el sufriente pueblo. Pensaba que si no supieron defender la patria mejor era que murieran.
En medio de esa hecatombe por los bombardeos otra negadora de al realidad era Eva Braun quien había organizado un fiesta en la Cancillería en la que los invitados bailaron y bebieron mientras la ciudad se transformaba en ruinas. Eva Braun, Hitler y Goebbles a pesar de la crisis planeaban imposibles defensas y sabiendo que eso era imposible ante los
generales de rango confiesa que prefiere suicidarse a entregarse. Hubo discusiones con sus altos mandos por sus fallidas esperanzas, pero antes de ser capturado por las tropas soviéticas se percata del fin inminente. Hay traiciones ejecuciones, detenciones por traiciones ante la caída de Alemania.
Dos día antes de su suicidio se casa con Eva Braun y manda a hacer los preparativos para su cremación prohibiendo a sus subalternos rendirse. Eva se despide de su secretaria, le regala su mejor abrigo y le aconseja que se escape. Hitler le pide a su cocinera la última cena y luego ambos se suicidan junto a su perra Blondi. En simultáneo Magda Goebbls droga y les mete cianuro en la boca a sus seis hijos, su marido la mata y él se suicida
también en el búnker.
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Los tres Hitler, Eva Braun y Blondi fueron incinerados en el jardín de la Cancillería a pedido de Hitler que no quería terminar como Mussolini colgado junto a su amante Clara Petacci y apedreado por la muchedumbre.
Hitler que despreciaba y solucionaba matando a todo aquel que odiaba y se le ponía en el camino para llevar a cabo su ideología del exterminio, manifestaba placer ante la muerte y se fue de este mundo bastardeado hasta el delirio más siniestro diciendo que lo dejaba cumpliendo su misión: sin judíos. Y ese asesino también mató a su amada perra.
Hitler tenía como amiga inseparable a su perra pastora alemana. La hacía dormir en su dormitorio del búnker ignorando a Eva Braun que la odiaba porque prefería a sus dos perros terrier escoseces.
A Hitler le gustaban los perros y tuvo varios, pero a pesar de su gran amor por Blondi la hizo envenenar por el Dr. Werner Haase de las SS. El ejecutor fue Fritz Tornow, un suboficial del ejército alemán que era el entrenador de los perros de Hitler. Fue en la mañana del 30 de abril de 1945 por orden de Hitler antes de su propio suicidio. Fue con una cápsula de cianuro que había conseguido para suicidarse y decidió comprobar su potencia. Al ver su terrible efecto y deceso se entristeció ya que adoraba a su perra y mandó a matar a los cinco cachorritos por el mismo que mató a su madre.
El 27 de enero se celebra el Día Internacional de las Víctimas del Holocausto y traje a la memoria la crueldad de Hitler hasta con su animal al que hizo probar veneno para ver cómo moría y llevarlo a la tumba para que no sufriera su ausencia. Con su megalomanía se
creyó dueño de la vida y la muerte del pueblo judío, de sus opositores, de los gitanos, de los homosexuales. El fue un exterminador tanto de los que odiaba como de sus allegados y no digo seres queridos porque al que más amó los mató o mandó matar.
Por Martha Wolff.